El Crimen de Juan Franco

11.01.2014 15:35

2 de enero de 1955

El Crimen de Juan Franco (1)

 

 

Por: Iván A. Ricord B.

8-123-242

 

Desde el momento que el General Esteban Huertas, emigró  a las filas secesionistas durante el movimiento de 1903 y asumió el cargo de Comandante del ejército panameño, hubo en la recién nacida nación una polémica sobre la existencia misma de unas fuerzas armadas nacionales. Al ser cesado Huertas, en 1904, por presión de los funcionarios estadounidenses, en especial del Ministro John Barrett, Panamá quedó sin ejército y se zanja un dilema: la nueva República tendrá un gobierno civil o estará sujeta a los vaivenes de los golpes de estado dirigidos por los generales del ejército.

 

Esteban Huertas era un general  de 31 años de una brillante carrera en los ejércitos conservadores colombianos quien obtuvo sus jalones palmo a palmo en el campo de batalla. De baja estatura, mestizo, de acentuados ojos indígenas, muy ágil y sagaz, exigente en la disciplina, y acostumbrado a no esquivar el peligro, cualidades que le propiciaron sus ascensos en el ejército colombiano.  En el movimiento separatista de 1903, fue un factor indispensable al definir su lealtad hacia  nueva república y mostrar una actitud decisiva y trascendental al ordenar la detención del General Juan B. Tobar en las últimas horas de la confusa tarde del 3 de noviembre de 1903.

 

Pronto, al cumplirse un año del movimiento separatista Huertas quiso hacer valer su decisivo aporte al movimiento y exigió espacios en la toma decisiones políticas. Una carta “escrita en los términos más extraordinarios” enviada al Presidente Amador Guerrero el 29 de octubre de 1904, creó inestabilidad y suspicacias sobre las verdaderas intensiones del Comandante y sospechas de insubordinación. Este hecho provocó el disgusto del Ministro estadounidense, quien, en duros términos exigió la renuncia irrevocable e  inmediata  de Huertas y la supresión del ejército panameño.

 

El General Esteban Huertas,  rechaza y las tilde de “designios foráneos e interesadas” y de “imposición extraña”, las acciones implementadas por el Presidente Amador y previamente consultadas con las fuerzas armadas estadounidenses. Con desprecio declina el sueldo de jubilación  y lo cataloga como una grave mancha a su dignidad y honor. Finalmente,  es obligado a aceptarlo y se retira a su hacienda en Aguadulce.

 

Huertas, un militar forjado en la guerra y cuya decisión de apoyar al movimiento separatista fue fundamental para el nacimiento de la República es, de alguna manera, desfigurado por la historiografía estadounidense. El historiador estadounidense William D McCain, describe al general como “un hombre hábil, de atractivo singular y encantadora personalidad pero incapaz de resistir la adulación de los liberales. Tampoco, dice, es renuente a aceptar los numerosos brindis que le ofrecían sus no desinteresados amigos. Quizás,  la sugerencia de que la posteridad se encargaría de colocarlo por encima de Bolívar, Washington y Napoleón, produjeron en su imaginación la gran ilusión de gobernar Panamá con balas en vez de votos”. McCain (1965): 47.

 

La defenestración del ejército panameño fue una  negación del derecho a Panamá de erigir un estado nacional autónomo. La existencia de un ejército panameño se constituía en un obstáculo para la lógica del imperio. Es sabido que en el ejército heredado de los colombianos existía un inveterado anti-norteamericanismo que era producto de las constantes intromisiones y abuso imperiales en el Istmo. Además, había una rica  experiencia  político militar y una vasta tradición revolucionaria entre los componentes militares istmeños, lograda durante la Guerra de los Mil días. El ejército de Panamá era un riesgo al cual las fuerzas estadounidenses rechazaban enfrentar.

 

“Nace, entonces un cuerpo policial cooptado, constituido en un ente instrumental subordinado y disciplinado al poder colonial y al servicio de las clases hegemónicas locales. Esta supeditación lo incapacita para convertirse en poder mediador del aparato coercitivo del Estado y para mantener el orden público que es decantado por el fortalecimiento de las luchas nacionalistas del periodo 1904-1930”. Bolaños (1978): 39.

 

El Ministro Barrett ordenó que se estableciera una compañía permanente de marino en Ancón, en lugar de Emperador para que las fuerzas militares de la Zona del Canal estuvieran más cerca de la ciudad de Panamá y ser eficaces en sofocar desórdenes o intentos de insurrección. “Esta fuerza, decía, mantendrá la tranquilidad y protegerá la propiedad”.

 

 

La Convención Ístmica del  18 de noviembre de 1903 y el artículo 136 de la Constitución panameña de 1904, habían  establecido la obligación por parte del gobierno de los Estados Unidos, de garantizar la independencia y soberanía de la República de Panamá y el derecho a intervenir en cualquier punto para restablecer la paz y el orden constitucional si hubiere sido turbado. Un folleto que circuló por la ciudad de Panamá, caracterizaba a este artículo como una “grande y eterna vergüenza e insulto” que sería transmitido con un “sonrojo de vergüenza” a las futuras generaciones.

 

Opacada por la injerencia estadounidense, la policía Nacional desempeña un papel insignificante y muchas veces denigrante en la vida política panameña entre 1914 y 1930. Durante dicho período su papel se redujo a sofocar reyertas ciudadanas  y servir de brazo armado a los partidos políticos de las clases dominantes, para lograr ventajas electorales.

 

Es importante señalar que los hombres que formaban el cuerpo de Policía nacional, en su gran mayoría procedían de las clases populares urbanas. Por su condición humilde, su bajos niveles de formación profesional y educativo, eran constantemente vejados e irrespetados por los soldados zoneítas. Sin embargo la Policía panameña nunca aceptó mansamente la arrogancia estadounidense y los abusos que éstos cometían flagrantemente en las calles citadinas. Constantemente,  soldados y marinos visitaban las ciudades de Panamá y Colon como bandas desenfrenadas de piratas, actitudes que eran recibidas con repugnancia por la población y por la Policía. Ocurrían frecuentes desórdenes callejeros provocados por militares estadounidenses en las ciudades de Panamá y Colón. Las autoridades de la Zona del Canal siempre acusaron a la Policía de ser ignorante y de actuar con  mala voluntad.

 

En incidente ocurrido en un barrio de tolerancia de la ciudad de Panamá (Cocoa Grove) en la mañana del 14 de febrero de 1915, alrededor de 20 soldados estadounidenses y un número igual de panameños resultaron heridos. Unos meses más tarde,(abril de 1915) en Colón,  en un partido de beisbol entre equipos estadounidenses, donde asistía 1200 soldados estadounidenses, se produjo otra trifulca entre un negro y varios soldados. La policía panameña trató de mantener el orden disparando sus armas produciendo heridas a un soldado raso,  otro fue muerto (Charles Langdon). El Ministro de los Estados Unidos, George Price explicó que la causa del problema fue la ignorancia, la exaltación y faltad de control de la policía panameña. Describió la actuación de la Policía como “injustificable, e imprudente. Se le advirtió al gobierno de Panamá que a menos  que se tomaran medidas para que los incidentes no volvieran a repetirse. Los Estados Unidos podían hacerse e cargo de las fuerzas policiacas en las ciudades de Panamá y Colón. Los Estados Unidos exigieron indemnización por sus muerto y sus heridos ($15.000 para los herederos  $1.000 por cada herido.)

 

Las indemnizaciones y el castigo a los Policías no fueron suficientes para las autoridades estadounidenses. El 15 de agosto de 1915 se le ordenó a Price que exhortara al Gobierno panameño a desarmar a la Policía de rifles de gran calibre y se recomendó que se depositaran las armas en la Zona del Canal. El gobierno panameño se opuso a esta medida y el Secretario  Ernesto T. Lefevre manifestó que “los Estados Unidos muy bien podían venir a arrebatárselos; pero que no esperar a que Panamá lo hiciera voluntariamente”.

 

Price, actuando como Procónsul indicó el tipo de armas  que ellos aceptaban que se usaran en la Presidencia de la República y en las cárceles panameñas. Como si fuera poco. Le expresó al Secretario Lefevre que Panamá no requería una Policía Armada, por cuanto el gobierno estadounidense sofocaría inmediatamente cualquier disturbio que ocurriera.

 

Finalmente, la Policía Nacional fue desarmada por el ejército estadounidense en 1916. El Secretario de Relaciones Exteriores de Panamá, Ernesto T.  Lefevre accede al desarme bajo protesta al entregar las armas porque no le queda otra opción. Lefevre alega, que “siendo Panamá una nación soberana e independiente, el gobierno de los Estados unidos no tiene derecho a decidir si este país puede o no tener una fuerza nacional armada de rifles de largo alcance.  Mi gobierno considera ofensiva para la dignidad nacional la solicitud de desarme de nuestro cuerpo de policía en las ciudades de Panamá y Colón y conceptúa que no han sido siquiera apreciadas y menos correspondidas sus repetidas y valiosas pruebas de simpatía y lealtad hacia el pueblo norteamericano. 

 

Para el 20 de mayo de 1916 ya se habían completado la entrega de las armas de largo alcance. Solo se aceptó dejar unos 25 rifles para la protección del Palacio Presidencial. Sin embargo, el Presidente Porras rechazó esta oferta.

 

La intromisión de las autoridades estadounidenses en los asuntos panameños, se perfecciona cuando sugieren al gobierno el nombramiento de un Comisionado de Policía norteamericano, con plenos poderes para controlar, instruir y supervisar a la institución policial. Aunque ya antes, se habían designado inspectores generales norteamericanos para supervisar a la Policía. (Samuel Davis, George Jiménez, Wallis Clarky Rubén Varón, sucesivamente, entre 1904 y 1910 ocuparon el cargo de Inspector General), pero fue Mrs. Albert Lamb quien lo ejerció con mayor poder e influencia entre 1917 y 1927. Un contrato firmado entre Eusebio A. Morales, Secretario de Gobierno Y Justicia y Albert Lamb, aprobado por el Presidente Ramón Valdés, estableció que el Inspector e instructor serviría como consultor al Comandante Primer Jefe y le correspondería  reorganizar el cuerpo. Establecer organizar y dirigir una sección de detectivismo. El gobierno se obligaba a pagarle un sueldo de $250  mensuales, a suminístrale una habitación amueblada, gastos  de ida y venida, un automóvil pequeño y un caballo.

 

 Aunque,  formalmente el Presidente de la República designaba a un Comandante Civil, en realidad  dirigía al cuerpo armado nacional, el Inspector General, quien, además, gozaba de gran influencia en las esferas del gobierno. Servía, además, como enlace con el Embajador de los Estados Unidos para los asuntos concernientes al orden público.

 

La Policía Nacional, elemento fundamental en la estructuración del Estado Nacional, fue totalmente desactivada de una de sus funciones básicas. A diferencia de los demás países latinoamericanos, donde las fuerzas armadas desempeñan un rol aglutinante en el proceso de formación del estado independiente; en Panamá, surgirá un enclave dependiente del poder foráneo. Por ello la consolidación del estado panameño es muy lenta.

 

El prominente  abogado panameño José Isacc Fábrega, al describir el rol protagónico que ejercían los norteamericanos en el aparato administrativo nacional, expresa: “Con la excepción del ilustre Augusto S. Boyd como cirujano, estimábamos en Panamá que no podía existir aquí más hombres visturí que el valioso Mr. Herrik, ni más clínico que el seguramente meritorio Mr. James..El superintendente del Hospital era el Mayor Bocok. Actuaba Adison Ruan y Mr. Morrel como Contralor y Subcontralor General. Era Consejero y Guía de la Policía aquel imborrable Mr. Lamb..Y cuando los panameños nos dimos cuenta de que Mr. Lamb se nos iba, la expresión fue unánime: ¡Se acabó la Policía¡

 

 

Pero a partir de la entrada de los años 20, la situación social y económica de la república varía. Ante la crisis que le sobreviene al país  como consecuencia de la finalización de la Segunda guerra Mundial, el final de los trabajos del canal  y la consecuente disminución de la oferta monetaria, generan un proceso inflacionario que  encarece el costo de la vida. Los políticos panameños, muy aferrados a la sumisión y dependencia de las autoridades estadounidenses, deberán ahora afrontar algunos riesgos por sí solos. Los cerrados grupos oligárquicos, que habían estado entretenidos en disputas de naturaleza personal y sujetos a la bonanza que proveía la construcción de las obras del canal, deberán empezar a tomar decisiones  que satisfagan las necesidades de la población.

 

Como es natural, aparecerán las tendencias contestatarias en el seno de la sociedad panameña a partir de la década  entre los grupos pobres urbanos. El alza de los impuestos aplicados por el gobierno a los casatenientes, degenera un aumento de los alquileres. Se atizarán conflictos sociales que el gobierno reprimirá con fuerza. La Policía enfrentará un nuevo escenario porque tendrá que desempeñar el papel de cuerpo represor de los ciudadanos.

 

“En febrero de 1925, la situación se hizo más gravosa para los locatorios con la expedición de la Ley 29, que aumentaba el impuesto sobre los bienes inmuebles, dado que los caseros lo asimilaron, pero  trasladaron dicho aumento al importe de los alquileres con lo cual el problema inquilinario hizo crisis”. Gasteazoro (1979): 114. 

La Policía Nacional reprimió a los inquilinos de los cuartos del Chorrillo, Marañón, San Miguel, El Granillo etc. agrupados en la Liga de Inquilinos. Fungían como Jefes policiales del momento, los connotados políticos Ricardo Arango y Archivaldo Boyd. “Cuando en 1925, por una vez, la Policía disolvió por sí sola, una potente manifestación de arrendatarios de cuartos en huelga de no pago de alquileres, dejando diez muertos sobre el terreno, la reacción que desencadenó puso en peligro todo el sistema”. Pereira (1979): 10.

 

Como es sabido, el débil gobierno de Rodolfo Chiari, invitó a la fuerza armadas estadounidenses a intervenir en Panamá para sofocar los desórdenes sociales en la ciudad de Panamá.

 

El panorama político de la República mediatizada,  a mediados y finales de la década del 20 era crítico. Florencio Harmodio Arosemena, incondicional heredero del Presidente Rodolfo Chiari,  fue electo en 1928.  Arosemena se hizo con el poder ante la casi ausencia de sus contrarios en la contienda. (Jorge E. Boyd se retiró de la contienda) Fueron unas lecciones plagadas de denuncias de fraude,  de constantes solicitudes de intervención al gobierno de los Estados Unidos y de represión a los candidatos desafectos al chiarismo por  parte de la Policía. (A principios de noviembre de 1927, Porras y Juan Antonio Jiménez viajaron a Washington  a solicitar la intervención en las elecciones presidenciales de 1928…. Los liberales porristas, desilusionados porque Porras no había obtenido la intervención de Estados Unidos, candidatizaron a Jorge Boyd, quien estaba casado con una sobrina de la esposa  del Expresidente Woodrow Wilson….(Porras pensó que esa relación haría posible la supervisión de las elecciones por los Estados Unidos).  A comienzo de 1928 las denuncias de fraude cometidos por el gobierno eran prácticamente diarias”. Araúz y Pizzurno. (1992).

 

Por primera vez, durante la vida republicana, la Policía Nacional toma partido hacia uno u otro candidato durante las elecciones de 1928. En este caso, debe definirse por el apoyo al grupo gobernante bajo la égida del Señor Rodolfo Chiari.

 

El descontento durante la administración de Arosemena fue creciendo vertiginosamente. Las acusaciones de corrupción descarada y manejos  ilegales para perpetuarse en el poder derivaron en un movimiento para derrocar al gobierno. La Policía desempeño un triste papel en la contención de los desórdenes públicos provocados por las luchas internas de las sectas políticas que ambicionaban el poder.

 

“Las contradicciones que impulsan y explican la historia política de los primeros treinta años de la República oligárquica no eran el reflejo de los profundos conflictos que separaban a la oligarquía panameña de los Estados Unidos (como la actividad de los comisariatos y el contrabando que generaban, o los innumerables negocios que explotaba la Compañía del ferrocarril en la Zona del Canal en su perjuicio) o inclusive para decirlo en palabras de Ricardo J. Alfaro “ponían en peligro la existencia misma del Estado panameño” ….No se trataba, por tanto, de un conflicto ideológico-político, de una competencia entre los partidos políticos por el triunfo del programa que mejor defendiera sus intereses de la clase en conflicto con Estados Unidos, sino de rivalidades y contradicciones de naturaleza completamente personal, sin ninguna base ideológica, y cuyo único objetivo era ocupar la presidencia para disfrutar de los beneficios y privilegios que otorga el poder.” Torres  (2001): 190.

 

El 2 de enero de 1931 grupos débilmente armados, aglutinados en la organización cívica nacionalista denominada Acción Comunal derrocan al Presidente Arosemena. Los insurgentes se tomaron, fácilmente y con pocas armas, los tres  asentamientos policiales fundamentales de la ciudad: El cuartel de Las Sabanas, El Cuartel Central (ubicado frente al antiguo Parque de la Lotería), y el Palacio de las Garzas. Poco menos de doscientos hombres formaban el grupo golpista. Se dividieron en tres comandos con determinadas funciones. Veintisiete hombres fueron encargados de la toma del Cuartel de Las Sabanas donde estaba ubicado el Escuadrón de caballería. Habían logrado conseguir muy pocas armas: unos veinte revólveres de varias marcas y calibres, doce escopetas. El resto de las armas procederían de las que fueran tomadas a la Policía.

 

El llamado movimiento reivindicador de 1931 contra el Presidente Florencio H. Arosemena encontró una Policía poco organizada,  débilmente entrenada y escuálidamente armada. Para 1931 se estima que existían unas 959  plazas de Policía para todo el país. (Las funciones asignadas a Mrs. Lamb, en 1917 no habían tenido ningún efecto. Obviamente,  a los estadounidenses nunca le interesó dotar a la policía panameña de las condiciones necesarias para ser un organismo fuerte y defensor de la soberanía nacional.)

 

Hacia 1931 cuando ocurre el movimiento insurreccional contra el presidente Arosemena la situación de estructuración, profesionalización y presupuestaria de la Policía era en extrema deficiente. La calidad del servicio, la dignidad del policía y su justa ubicación como ente determinante en la conformación del estado por parte  de los gobernantes no eran las mejores. Los salarios eran ínfimos; un agente de primera ganaba $60.00 al mes y un vigilante en la Isla Penal de Coiba ganaba $40.00 al mes”. García (1996): 101.

 

Los estadounidenses se alejan paulatinamente de los quehaceres políticos panameños dejando a nuestra Policía al frente de los compromisos de ser guardianes de la independencia y el orden público. Un tanto liberada del tutelaje ignominioso encarará un relativo desarrollo autónomo. Al final de este tránsito la policía se convertirá en el brazo armado de los gobiernos de los grupos dominantes. Entra en un período de profesionalización, pero sujeta indefectiblemente a los avatares de la política criolla y a ocupar algún nivel de beligerancia en los conflictos electorales y hegemónicos.

 

 

 

 

 

 

 

 

II

 

Luego de la insurrección promovida por Acción Comunal, que logró contrarrestar el dominio de los liberales  chiaristas en la política panameña, Harmodio Arias Madrid, y Ricardo J. Alfaro completan el período gubernamental del destituido Presidente Arosemena. (Arias Madrid, ocupa la presidencia interinamente como Ministro Encargado, en espera de la vuelta al país del Primer Designado Dr. Alfaro quien ocupaba la Embajada en los Estados Unidos.)

 

Harmodio Arias gana las elecciones de 1932, en base a su  prestigio personal,  a la vigencia de los postulados nacionalistas y de honestidad propuestos por   Acción Comunal. A pesar de sus promesas de edificar un gobierno absolutamente republicano, Arias puso en ejecución las mismas prácticas de los clanes familiares que le antecedieron. Inmediatamente trata de controlar el Tribunal Electoral, la Asamblea Nacional y la Policía Nacional.

Designa a su cuñado, Aurelio Guardia Vieto como Comandante de la Policía Nacional, colocando a la institución armada bajo la  supervisión y control del Presidente. Creó una fuerza paralela de 300 hombres adscritos a la Policía, conocido como Guardia Cívica (patriotas armados).                   

 

“Una vez consolidado su poder dentro de la Policía, Arias comenzó un programa de modernización para hacer de esa organización una institución más efectiva para llenar el vacío dejado por los soldados norteamericanos, cuando este país puso en práctica la política del buen vecino…rearmando a la Policía Nacional con armas de grueso calibre que habían sido confiscadas por los Estados Unidos en 1916”. Pearcy (1997): 121.

 

El Presidente Arias construyó modernas instalaciones para la Policía a lo largo del país, incluyendo el nuevo cuartel central en el barrio del Chorrillo. Nombró a panameños graduados en academias militares extranjeras. En esta forma José Antonio Remón Cantera (2) ingresó al cuerpo armado nacional en el año de 1931. Es asignado al cuartel central como Capitán. El Presidente le encomienda la tarea de reorganizar y mejorar profesionalmente la Institución. Remón, un hombre proactivo y disciplinado asume la tarea con ímpetu y seriedad. (Remón se había graduado de teniente de caballería con tercer puesto de honor en el Colegio Militar de México. Había recibido una beca y  una subvención gubernamental para el pasaje y para gastos de equipo escolar).

 

Las disputas partidistas que son comunes en el seno del gobierno afloran cuando se avecina la escogencia del próximo candidato para reemplazar al Presidente Harmodio Arias en las elecciones de 1936. En la propia Policía estos conflictos son evidentes. Desde esa época los Comandantes policiales tienen sus preferencias  partidistas. Se genera una profunda crisis política cuando el Presidente propone la candidatura de Juan Demóstenes Arosemena, el Comandante  (cuñado del Presidente)  Aurelio Guardia,  apoya a Octavio Méndez Pereira (otro cuñado del Presidente) y el Capitán Remón favorece a Domingo Díaz Arosemena.

 

 

Como consecuencia de esa disputa el Comandante de la Policía fue cesado por el Presidente (acusado de intento de golpe de estado) y los Capitanes José Antonio Remón Cantera, Nicolás Ardito Barleta y Abel Quintero fueron dados de baja. La crisis de 1935, a nuestro criterio, le dará el verdadero sentido a una nueva Policía, que liberada de las ataduras coloniales, pasa a ser una fuerza deliberante en los asuntos del estado. La politización del cuerpo armado ha sido puesta en ejecución por las propias cúpulas gobernantes.

 

En las elecciones de 1936 triunfa el candidato oficialista, Juan Demóstenes Arosemena, gracias a la manipulación del tribunal electoral y de la Policía Nacional por parte del Presidente Arias. Al asumir el cargo, el Presidente Arosemena decreta inmediatamente un aumento de salarios  e instituye el Día del Policía.

 

 En las elecciones de 1940, la Policía participa activamente en las acciones partidarias. Disuelve manifestaciones, persigue a candidatos y reprime a quienes se oponen a la candidatura gubernamental. Ricardo J. Alfaro es obligado a renunciar a su candidatura  por la parcialidad de la Policía a favor del candidato oficial.  Arnulfo Arias gana las elecciones sin oposición.

 

El Capitán Remón reingresa a la Policía en el año de 1940, apoyando activamente la represión contra el candidato Ricardo J. Alfaro. Arnulfo Arias, al asumir la Presidencia en 1941, envía a Remón a cursos de perfeccionamiento policial a los Estados Unidos. Todo parece indicar que, a pesar que el oficial se había destacado en las tareas de represión a sus opositores, Arnulfo Arias, no le tenía suficiente confianza  al Capitán.

 

Luego del derrocamiento de Arias en 1941 y la designación de Ricardo Adolfo de la Guardia como nuevo Presidente,  el Capitán Remón es designado Segundo Comandante de la Policía. (Todo parece indicar que el derrocamiento de  Arnulfo Arias se realizó con el respaldo y conocimiento pleno de Remón y de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. No fue casual que, Alejandro Remón Cantera, hermano del Capitán, fuera designado como Edecán del Presidente De la Guardia.)

 

Con Remón como Segundo Comandante, la Policía inicia un verdadero proceso de militarización a partir del año de 1943. El presupuesto de la Institución arada asciende en 1943 a más de cuatro millones de Balboas. Los salarios de los Comandantes son elevados a quinientos balboas y a los agentes de primera clases se les paga setenta y cinco balboas mensuales.

 

Aunque la reorganización de las fuerzas armadas nacionales, tal como las concebía Remón, poseía un marcado matiz nacionalista, que era producto de las injerencias constantes de los estadounidenses  en la Policía colonial, la población panameña, especialmente, los grupos organizados de la sociedad, dudaron de la voluntad sana de fortalecer la Institución armada para darle orgullo al decaído nacionalismo panameño. Por el contrario, para las organizaciones populares y para la población en general, la Policía con Remón a la cabeza, no vendría a ser otra cosa que la caracterización de la represión interna y,  en lo externo, confirmaría el papel del cuerpo armado de seguir siendo un apéndice de la política hegemónica estadounidense de la postguerra en América.

 

Remón asciende a la Comandancia de la Policía en el año de 1947, durante  la Presidencia de Enrique A. Jiménez (Remón había apoyado la elección de Enrique Jiménez como Presidente por la Asamblea Constituyente en 1946) Pero, aún sin ser Comandante,   ya había adquirido tanto poder que mantenía amplia injerencia política y económica en los asuntos estatales y maneja, literalmente  las riendas del país.  Someta  a las élites oligárquicas mediante el chantaje y el otorgamiento de favores.    Sus recomendaciones y peticiones eran ineludibles. Desarrolla un intenso trabajo para el fortalecimiento técnico y logístico y de bienestar para el cuerpo armado. Forma un espíritu de cuerpo y sus miembros adquieren canonjías tales como viviendas, sitios de esparcimiento, seguridad y créditos.

 

Remón no se consideraba un simple policía. Aspiraba a que se le aceptara  como un militar profesional. Paulatinamente le dio rango de ejército al cuerpo armado, y se preocupó por el prestigio de la institución policial panameña que poseía una moral y estima decadente por haberse mantenido como un apéndice de las fuerzas armadas estadounidenses. Con Remón, la Policía Nacional y sus oficiales empezaron a figurar en el escenario social, político y económico del país. De agudo olfato político aprovecha la coyuntura para imponer su arbitraje desde el cuartel.

 

Inmediatamente asume la Comandancia, a Remón le corresponde reprimir las manifestaciones populares contra el Convenio Filós - Hines que pretendía prorrogar la vigencia de las bases estadounidenses en Panamá. El Escuadrón de Caballería y la Policía Motorizada, organismos fortalecidos por el nuevo Comandante,  constituyen elementos básicos de la represión. La Policía,  con Remón a la cabeza,  empieza a parecerse al común ejército represor de Latinoamérica. Un ejército militarizado comienza a tomar injerencia en la vida nacional y pasa a dar señales de la existencia de un militarismo institucional en Panamá.

 

 

 

Una vista del Parque  de Santa Ana durante la represión de las manifestaciones de 1947 por parte de la Policía Nacional comandada por Remón.(Fuente: Panamá Siglo XX. La Prensa 1999)

 

 

Remón y su Policía militarizada atacó a los estudiantes y demás organizaciones populares que se manifestaban contra el imperialismo, contra el militarismo y contra la corrupción oligárquica. El Comandante, en el ámbito externo actuaba en consonancia con los intereses estadounidenses de la postguerra. Las políticas imperialistas hegemónicas y antirrevolucionarios,   generadas del triunfo aliado en la Segunda Guerra Mundial, estaban garantizadas por la presencia del Coronel Remón en la comandancia de la Policía en Panamá.

 

De acuerdo al economista José Torres Abrego en su obra, Población, Economía y Sociedad en Panamá (2001), al final de la década de 1940 surgen en Panamá conflictos políticos graves que se agudizan con la recesión causada por la finalización de la Segunda Guerra Mundial y la consecuente contracción del mercado panameño en la Zona del Canal. Alorarán contradicciones irreconciliables por los intereses de clases. Grupos antagónicos de las clases oligárquicas se debaten entre mantener una economía abierta de servicios y comercio y quienes apuestan por un desarrollo hacia dentro basado en la agricultura, la industria y la ganadería. Las clases dominante que procuran el desarrollo hacia dentro, apuestan hacia un gobierno fuerte que ponga el servicio de las clases productivas todo el aparato estatal.

 

En la contienda política de 1948, Remón y la Policía desempeñan un papel preponderante. Apoyan abiertamente la candidatura de Domingo Díaz Arosemena. (debemos recordar que en 1932, Remón había sido dado de baja en la Policía por el Presidente Harmodio Arias, precisamente, por el apoyo dado en aquella ocasión al Señor Díaz Arosemena.) Un escandaloso fraude se fraguó a favor del candidato oficial.

 

El Presidente Díaz Arosemena, falleció inesperadamente en 1949 y se crea inmediatamente, una situación de inestabilidad en el país. Durante esta crisis saldrán a flote conflictos de intereses entre los clanes oligárquicos que dominan la economía nacional. Liberales  tradicionales hacen alianza con los Comandantes, mientras las sectas liberales en la oposición empieza denunciar grandes negociados  de los Comandantes en contubernio con ricas   familias en el gobierno. Se vincula al Comandante Remón y a Bolívar Vallarino con los negocios de la carne (Abattoir Nacional), quienes, de acuerdo, a investigaciones realizadas por una Comisión de la Asamblea, apoyada por la oposición, fungían como socios de Temí Díaz (hijo del Presidente) y Euribiades Jiménez (Directivos del Partido Liberal (llamado Partido Liberal del Matadero).

 

El Vice Presidente encargado, a la muerte del titular  Daniel Chanis, ante la presión de organizaciones de los sectores medios de la sociedad, que manifiestan una férrea oposición al militarismo remonista y a la corrupción e incapacidad de los liberares, solicita la renuncia a los Comandantes. El 19 de noviembre de 1949, Chanis convocó a Remón a la Presidencia y le comunica su decisión. El Presidente nombra nuevos Comandantes de la Policía y ordena a Vallarino hacer entrega del Cuartel. Vallarino desobedece y pone bajo arresto a los nuevos funcionarios. Chanis es destituido por Remón y la Policía amenaza de atacar al Palacio Presidencial.

 

Los poderes civiles quedan en manos de Remón. Como dueño absoluto de la situación el Comandante llama a Arnulfo Arias a gobernar aduciendo que las elecciones de 1948 fueron fraudulentas. Obviamente, de inmediato surgirán los inveterados conflictos entre el militarismo remonista y el populismo arnulfista.

 

Larry Larae Pippin en su monumental obra sobre Remón, aduce lo siguientes:

 

“El poderoso Comandante de la Policía, no estaba exento de enemigos. Fue incapaz de establecer una relación cordial y provechosa con la población estudiantil…Sus principales enemigos personales, entre las personas más influyentes de Panamá, estaban lo también poderosos hermanos Harmodio y Arnulfo Arias..Ambos frustraron las ambiciones de Remón durante sus respectivos periodos presidenciales. ..Aún, después que perdieron la presidencia no cesaron en su empeño de destruir a Remón”

 

 

“Entre el 1 de octubre de 1948 y el 30 de septiembre de 1952 se suceden en Panamá cinco presidentes, a saber: Domingo Díaz Arosemena, Daniel Chanis, Roberto F, Chiari, Arnulfo Arias y Alcibiades Arosemena”

 

Arnulfo Arias trata de poner freno al poder desmedido de Remón. Puso en práctica una serie de medidas para acabar con el monopolio de la carne en el que Remón era accionista y fortaleció la Policía Secreta Nacional para sacarla del alcance de los Comandantes.  ( Arias dijo en algún momento, que tenía la renuncia de los Comandantes en su bolsillo). Nunca fue cierto. Finalmente, la situación se hizo crítica y Arias fue derrocado por la Policía el 10 de mayo de 1951,  luego de graves incidentes.

 

Alcibíades Arosemena, relevó a Arnulfo Arias y prepara el camino para el encumbramiento presidencial de Remón.

El Coronel Comandante se retira de la Comandancia el 30 de octubre de 1951 para correr como candidato presidencial.(3) Deja atrás un cuerpo policial bien estructurado con un acentuado espíritu de lealtad hacia su jefe supremo. Tras su candidatura se alinean la mayoría de la fuerza política y económica del país. Otras, con algún signo antimilitarista hacen una tibia y ficticia oposición. La mayoría de las fuerzas oligárquicas son incorporadas por Remón a su plan hegemónico. Ellas se sientan, ficticiamente, a gusto porque el Comandante les brindaría “seguridad y orden” para el éxito de sus actividades económicas.

 

Remón es ungido Presidente a partir de octubre de 1952. El papel de hombre fuerte que se le había atribuido al Coronel durante su Comandancia en la Policía Nacional, ahora se pone en práctica como Presidente de la República. Se convierte en el primer gobierno jefaturado por un militar durante la época republicana.  Heredando una administración gubernamental caracterizada por el   desorden, la corrupción e inacción oficial, el nuevo Presidente inaugura una administración activa, de “orden estabilidad y firmeza”. Desde su asunción a la Presidencia, impone reformas económicas, y cambios fiscales que tratan de modernizar una economía con un atraso crónico. A pesar de la existencia de una agricultura feudal con un atraso abismal en el desarrollo social del país, los sectores oligárquicos siempre habían estado conformes porque sus negocios aunque dependientes y limitados en desarrollo, les representaban beneficios monopólicos. El Presidente imprime dinamismo y acción a la labor de gobierno. A criterio de algunos autores nacionales, esta fractura entre el conformismo de las clases oligárquicas y la acción transformadora del remonismo, produce el conflicto definitivo que distancia a Remón de los sectores que lo habían acogido en su seno. 

 

  Bien entrado el periodo presidencial de Remón,  hace sentir entre las clases dominantes cierta incomodidad con la creciente dominación del Presidente en toda la esfera económica y política del país. Una nueva generación de empresarios menos atrasados; más educados y modernos, había surgido y exigían la recuperación de los espacios perdidos y la sustitución de los intermediarios militares que,  desde 1947, habían hecho presencia ostensible en la cúpula del poder en Panamá. Por ello, se puede suponer que tratarían de desembarazarse del Presidente, quien cubría demasiados escenarios y se corría el riesgo de que pretendiera perpetuarse en el poder del Estado.

 

El proceso evolutivo de Remón que hemos venido describiendo hace un alto trascendental cuando se convierta a la Policía en una Guardia Nacional en diciembre de 1953. Se erige como una fuerza armada de la postguerra, bajo los parámetros de la política de seguridad hemisférica dictada por Washington y por el TIAR. Una Guardia Nacional al estilo de la de Somoza en Nicaragua que recibe fuertes remesas del presupuesto estatal y de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. (La ley 44 que crea la Guardia Nacional, contempla, además,  su división en zonas militares cuyos jefes se constituyen en los” ojos y oídos” del Comandante. Se construyen barracas, se nombran instructores militares, se crean campos de entrenamiento, se aumenta el armamento, en general, da cabida en la Institución a hombres de todos los sectores sociales, quienes son leales y le tienen aprecio a su dirigente). Esta política incluyente, le da tranquilidad y confianza para actuar con manos libres en los asuntos políticos y económicos del país.*

 

Al retiro de Remón de la Comandancia deja a Bolívar Vallarino al mando. Vallarino,  procedía de las clases pudientes y estudia milicia en Perú. Ambos, están incrustados en los intereses de los grupos oligárquicos, por lo tanto, no se pueden desligar de la alianza político económico que habían concertado ellos y la Institución.

Aunque Remón declaraba frecuentemente que no tenía intensiones de mantenerse en el poder más allá de su periodo presidencial, no pocos creían lo contrario:

 

Unos días antes de la firma del Decreto que crea oficialmente la Guardia Nacional, Remón asciende a Saturnino Flores, como Segundo Comandante y a Timoteo Meléndez como Tercer Comandante. Flores y Meléndez eran oficiales sin título,  pertenecientes a la etnia negra, muy allegados al Policía de base y a los sectores pobres de la ciudad. Debemos recordar que el Cuartel Central, sede del Comando de la guardia Nacional estaba enclavado en el popular barrio del Chorrillo, lo que señalaba que existía una buena relación con la gente del entorno social.

 

El Periódico oposicionista La Hora, perteneciente a la familia Arias Madrid, apareció el 2 de abril de 1952, un mes antes de la elección de Remón, con un titular que reproducía a otro diario estadounidense, The New York Times así: ”La Policía de Panamá es el ejército privado de Remón” y agrega: “Remón no tiene dudas de su victoria, lo que es razonable, ya que la Policía Nacional, la única fuerza armada de Panamá, es como un ejército privado del Señor Remón.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

III

 

 

Existían indicios que meses antes del asesinato del Presidente, en algunos círculos se conocía que se estaba fraguando un complot para eliminarlo. El propio Remón y el Comandante de la Guardia Nacional, Bolívar Vallarino,  sabían  que se intentaba acabar con su vida. A ambos se le informó pero no le dieron importancia.

 

En su obra monumental titulada “El Extraño Asesinato del Presidente Remón”, José Ramón Guizado, implicado como autor intelectual del crimen, sostiene que:

 

“el Presidente Remón conocía desde el 11 de noviembre (de 1954), que existía un complot contra su vida…Que era igualmente conocido por el Coronel Vallarino, jefe de la Guardia Nacional, y ahora tenemos que también el Mayor Timoteo Meléndez, Tercer Jefe de la Guardia Nacional, también conocía con anticipación del complot donde podía ser ultimado el Presidente Remón”. Según las versiones, el asesinato se había planeado para la semana de navidad pero fue pospuesto porque se había anunciado que Remón iba a firmar el nuevo Tratado…”

 

 

El Comandante Bolívar  Vallarino al prestar declaración, en fecha posterior sobre el asesinato,  dijo que “El Coronel Remón me informó a mí, en una ocasión que me cuidara porque le habían informado que nos querían eliminar a los dos. Esto fue por el mes de noviembre de 1954.

 

El 3 de enero de 1955, día siguiente al asesinato, el señor Roberto Heurtemate, declaraba en Estados Unidos que el presidente Remón sabía que había un plan para asesinarlo. Eso indica, si se dan por ciertas las declaraciones del señor Heurtemate,  que había una pista sobre el misterioso asesinato.

 La prensa nacional había publicado que el sacerdote Pérez Herrera, párroco de la Iglesia de San Francisco de la Caleta, le había comunicado al Presidente que había un complot para asesinarlo. Mediante información suministrada por el Diputado Hugo Torrijos, se supo que el Presidente Remón no le dio importancia al asunto y declaró que “no piensa que pudieran existir enemigos que llegaran a atenta contra su vida, por cuanto él siempre consideró que estaba haciendo una buena obra de gobierno.

 

 

El Señor Eduardo Grau (considerado públicamente como un hombre serio y profesional de prestigio en la banca y en lo seguros) declaró que el 8 de diciembre de 1954, sostuvo una conversación con Rubén Miró en la que este le informó  sobre un complot para atacar al gobierno de Remón. Luego,  el Señor Grau se lo comunicó formalmente al Comandante Vallarino.

 

José Antonio Remón Cantera fue asesinado el domingo dos de enero de 1955, entre las 7.30 y las 8 de la noche. Tras una placentera tarde dominical espléndida,  refrescada por la brisa que suele anunciar la entrada del verano. Estaba  rodeado de sus amigos, halagado por los éxitos en las carreras, las felicitaciones y bueno augurios de Año Nuevo. Tenía 46 años de edad. El crimen ocurrió en el Hipódromo de  Juan Franco, lugar donde el Presidente asistía asiduamente porque era seguidor de las carreras;   además,  propietario de caballos. El viejo Hipódromo estaba ubicado en la finca del mismo nombre cuyos propietarios eran la familia De Obarrio. Esa tarde Vellay Star, una yegua  de su propiedad ganó la penúltima carrera y Remón se quedó un tiempo adicional para celebrar. Remón se había ubicado en un palco brillantemente iluminado en el interior pero  con absoluta oscuridad alrededor y ausencia de vigilancia exterior. 

 

 

 

 

El viejo Hipódromo de Juan Franco (Fuente:.J.R. Guizado 1964.pag. 216)

 

Remón, como todos los gobernantes de Panamá, de las décadas de 30, 40 o 50, tenían una vida sencilla, apacible y alejada de los complejos sistemas de seguridad y de los protocolos propios de la modernidad. El Presidente frecuentaba lugares públicos (hipódromos, jardines, cantinas, estadios etc.) Allí departía con amigos y parroquianos. Con frecuencia andaba sin escolta alguna,  lo cual lo convertía en un blanco exquisito para cualquier agresor.                                                                                     

 

 

Estaba casado con Cecilia Pinel Martín, hija de un comerciante adinerado de origen español. Días antes del asesinato,  su esposa había viajado al Estado de la Florida en Estados Unidos en compañía de altos funcionarios del gobierno entre los que se encontraba el Segundo Vicepresidente Ricardo Arias Espinosa.   

 

 

 

El Presidente Remón el día d su toma de posesión en 1952. (Fuente:J.R. Guizado 1964.Pág.16)

 

“Chichi”, como le conocían sus amigos, el  hombre fuerte de Panamá, cayó abatido por ráfagas de ametralladora disparadas desde muy cerca. Estaba en la Casa Club del Hipódromo en compañía de varios amigos personales y políticos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Club House del antiguo Hipódromo, Escena del crimen del  Presidente Remón.(Fuente:J.R.Guizado.1964.Pág.216)

 

 

Así terminó la vida del político más poderoso del país, que había logrado,  rápidamente, un dominio total de los resortes del poder público, puso en su puño las facciones políticas oligárquicas y dibujó una fachada populista que lo hizo sentir ante las masas desinformadas como un adalid de la democracia.

 

 

Vista panorámica del Club House del Hipódromo.(Fuente.J.R.Guizado.1964. Pág.117)

 

El país sufrió un sobresalto momentáneo. La notica se divulgó en el área citadina de inmediato. En un país en el que los acontecimientos trascendentales eran escasos, se provocó un revuelo. Algunos ciudadanos se presentaron al Hospital Santo Tomás para conocer los detalles. Nunca hubo un plan de contingencia por parte de la seguridad. . El cuerpo del Presidente fue recogido del piso de la Casa Club del Hipódromo y “trasladado,  en su propio automóvil, por su propia gente, bañado en sangre, desgarrado, sucio, con los bolsillos vacíos, desvalijado en el camino, ingresa en el quirófano común, el hombre que hasta ese momento podía considerarse el más aclamado, quizás el más temido o el más amado, en el pequeño mundo panameño”.  Romeu (2000): 19.

 

Nadie fue detenido en el lugar. Los guarda espaldas del Presidente estaban entretenidos jugando dominó y solo dispararon instintivamente luego de las  ráfagas asesinas. Todos pensaban que era cohetes. En el momento del ataque ocurría un cambio de guardia en el Cuartel Central de la  Policía motivo por al cual la respuesta a los llamados de auxilio tardaron.

 

Por considerarla una narración muy clara y trascendente presentamos a continuación la forma en que ocurrieron los hechos del 2 de enero de 1955, según aparece en la obra del Ing. Guizado, ya citada previamente: “Era generalmente sabido que el grupo hípico amigo del Presidente, que éste concurría al Hipódromo con seguridad cuando corría uno de sus caballos y que se quedaba celebrando hasta tarde con sus amigos…                                                                                                                  

El día 2 de enero corría una yegua de  propiedad del Coronel Remón…y el Presidente permaneció en su palco tomando champaña con sus acompañantes. Era así mismo bien sabido y conocido por las personas que guardaban contacto con la Guardia Nacional, que a las 7:30 de la noche los radio patrullas de esa institución..se recogían en el Cuartel Central para de allí salir, después de cambiado el turno…                                                  

A las 7:30 de la noche no había un solo radiopatrulla en Juan Franco custodiando al Presidente…A las 7:30 disparaban y mataban al Presidente. Entre las personas que se encontraban con el Presidente no había uno que perteneciera a la Guardia Nacional.                                                          

Los muertos fueron: El Presidente Remón, quien murió instantáneamente. El señor Antonio Anguizola,  murió días más tarde en el hospital (el día 14 de enero), El señor José Peralta quien murió al ser herido por la espalda al correr hacia el Presidente y el señor Danilo Sousa quien muere unos minutos después, en un incidente confuso. Fueron heridos los  señores Borrel y Obarrio, este último Gerente del Hipódromo.

El señor Borrel al sentirse herido trata de escaparse, sale  por la puerta principal y se encuentra con dos hombres junto a una camioneta; estos hombres se niegan a prestarle ayuda…                                                

¿Quiénes eran esos dos hombres y que se hizo esa camioneta? Nunca se ha sabido y nadie se ha tomado el trabajo de investigarlos…El Bar del Hipódromo de Juan Franco había sido arrendado al Tte. Coronel Arosemena de la Guardia Nacional y el empleado cantinero había dejado el teléfono descolgado, hacía poco que este teléfono había sonado y el cantinero había contestado.

El caso de de la llamada al teléfono de la cantina en Juan Franco minutos antes de los disparos ha sido muy comentada, no se ha podido saber quien llamó, o por qué dejaron colgado el audífono.”

 

En la obra de Juan Materno Vásquez, Anatomía de Una Infamia (Panamá 1987), aparece otra narración que contiene algunos elementos adicionales. Esta relación pertenece al jefe de los escoltas de Remón, el señor Tomás Royal Perry,  quien declara lo siguiente:

 

“Después que terminó el programa de carreras, hoy en el hipódromo Nacional, el excelentísimo señor Presidente Remón, y otras personas se quedaron en el Club House, situado en una equina de la planta baja. Con el señor Presidente estaban el señor Antonio Anguizola, don Píttin de Obarrio, Alfonso Pérez, Olga Yanis y Thelma King. Cerca de ellos nos encontrábamos Tomás Giscome, German Harding, Marcelino de Obaldía, el juez nocturno de Policía Antonio Santamaría y yo. Como a la hora, más o menos, de encontrarnos en el lugar indicado, sentimos una ráfaga de tiros de ametralladora e inmediatamente tratamos de llegar hasta el Presidente para protegerlo, pero enseguida sentimos otra ráfaga de tiros de ametralladora y luego otra. El presidente quien se encontraba parado de espaldas, cayó herido y lo mismo don Antonio Anguizola y don Pittin Obarrio, creo yo. José María Peralta, quien también estaba en el lugar, resultó herido en la segunda descarga. Thelma King despareció desde la primera descarga. Olga Yanis me ayudó, lo mismo que mis compañeros de la Secreta, el Juez Santamaría y Alfonso Pérez, a levantar al Presidente, para conducirlo en su mismo carro al Hospital Santo Tomás. Los disparos no salieron de un solo lugar, sino de varios, no pudiendo ninguno de nosotros distinguir en la oscuridad de la noche y el sitio desde donde salían,  llenos de matas,  la persona o personas que lo hacían.”

 

  

La versión oficial que nos presenta el médico forense, que concuerda con la versión de la Policía. Establece que una sola bala mató al presidente al ser disparado desde el plano inferior del piso de la caseta donde estaba Remón. Según esa versión, el proyectil de 9 mm, procedía de una ametralladora Schmeissser, supuestamente utilizada por Miró. La versión oficial dijo que le bala fue disparada de arriba hacia abajo, penetró por la región lumbar derecha y mató a Remón instantáneamente sin dejar agujero de salida. Sin embargo durante la audiencia de Miró sale a relucir otra realidad. Los exámenes de balística realizados por el experto Shelley Braverman determinan, según su opinión que “dos ametralladoras fueron usadas en este asunto” además, se utilizo una pistola automática (la que dio muerte al Donaldo  Souza). Según él,  dos disparos le habían hecho al Presidente Remón, y que solo una bala le había dado, Los técnicos en balística adujeron que dos balas entraron al cuerpo del Presidente. La camisa del Presidente tiene dos huecos de entrada de proyectil. (ver Guayabera que llevaba el occiso.) Guizado (1964): 277.

 

 

 

Guayabera blanca que vestía el Presidente. Nótense las manchas de sangre y las perforaciones de las balas.(Fuente:J.R.Guizado.1964.Pág.259)

A las 3 de la madrugada   del día 3 de enero, en la Asamblea Nacional,  se le dio posesión al Primer Vice Presidente José Ramón Guizado como nuevo mandatario del país. A las 5 de la madrugada llegaron  en vuelo especial desde Florida la Señora Cecilia Pinel y el Segundo Vicepresidente Ricardo Arias Espinosa. Se acordó inmediatamente que el sepelio del Presidente se efectuaría el mismo día 3,  a las 5 de la tarde. Mientras, su cadáver sería trasladado a la Catedral Metropolitana para rendirle los honores correspondientes.

 

Las garantías constitucionales fueron suspendidas. Se inicia un proceso nacional de detenciones indiscriminadas por parte de la Policía Secreta y de la Policía Nacional. Más de cien ciudadanos de todos los sectores sociales del país fueron dar a la cárcel. Arnulfistas, izquierdistas, periodistas, sindicalistas, intelectuales,  etc. (Arnulfo Arias (detenido en la cárcel de David) Diógenes de la Rosa, Jorge Luis Lamela, Hernán Conte Porras,  Aristides Vernaza, Thelma King, Olga Yanis, Luis Restrepo Rosas, Roberto Anguizola, y muchos ciudadanos más. Hasta un borrachito de Chitré, apodado Chingo, que en su “juma”,   declaró haber sido el autor del crimen de Remón fue conducido a la cárcel e interrogado.   La mayor parte de los detenidos fueron dejados en libertad al momento que las investigaciones dieron un giro inesperado.  (Según declaración del Sargento Julio Santamaría, quien llegó al lugar del crimen en un radiopatrulla y ayudó a levantar al Presidente, el Comandante Timoteo Meléndez (Tercer Comandante de la Guardia Nacional) le ordenó que fuera a buscar a Arnulfo Arias y lo matara). Arias no se encontraba en la ciudad de Panamá.                                                             

 

Merece atención especial las detenciones de los hermanos Carlos y Rubén Miró Guardia. Carlos Miró hizo declaraciones que comentaban sobre la compra de una ametralladora por su hermano. Rubén,  fue detenido el 6 de enero, pero puesto en libertad dos días después por falta de pruebas. Fue detenido nuevamente el 11 de enero. También llamó la atención la detención del estadounidense Martin Irving Lipstein, ocurrido el día 3 de enero en el Aeropuerto Internacional de Tocúmen, quien había llegado el día anterior, 2 de enero, al país procedente de Venezuela. Lipstein quedó varado en el Aeropuerto cuando se suspendieron todos los vuelos al momento del asesinato del Presidente. Un Policía lo detuvo al mostrarse extremadamente nervioso al  no poder salir del país.

 

El día 12 de enero de 1955, Rubén Oscar Miró (4) confesó haber cometido el crimen de Remón aduciendo que: “Indudablemente, Panamá no es terreno abonado para una dictadura”. Dijo,  haber actuado solo y movido por el deseo de desmantelar el andamiaje de una dictadura que el occiso estaba montando, al estilo de la imperante en Nicaragua”. Aclaró que asesinó al Presidente con una ametralladora que compró a José Edgardo Tejada (un cadete recién llegado de Guatemala), la cual, luego de cometer el crimen la tiró en la Bahía de Panamá (frente a la Playa de Santo Domingo). El arma nunca se encontró en ese lugar, a pesar que Miró dirigió la búsqueda. Fue encontrada, finalmente, en la casa de los padres de Miró. Implicó, además, como coautores materiales  a Luis Carlos Hernández y Camilo González. Teresa Castro (supuesta amante de Miró) fue implicada como encubridora  y Alfonso Hyams que según él, fue  el conductor del auto utilizado para llegar al Hipódromo. Miró detalló que,  faltando 25 minutos para las 8 de la noche, disparó dos ráfagas de la ametralladora contra el Presidente, en 30 segundos.                                            

 

Dos días después, el 14 de enero, Miró,  amplía su declaración indagatoria e implica al Presidente José Ramón Guizado, al comerciante   Ingeniero Alfredo de Saint Malo y al señor José Nieves Pérez como sus cómplices y autores intelectuales del crimen. Dijo Miró, en esa ocasión: que quería ampliar su declaración anterior, y al llegar a la sala dijo sonriente: “vengo a tumbar al Gobierno”. En efecto; así sucedió. Esa tarde fueron detenidos mi hijo y el Sr. Rodolfo St Malo, antiguo socio mío en uno de mis negocios”. Guizado (1964): 153.

 

José Ramón Guizado, al asumir la Presidencia luego del asesinato de Remón.(Fuente:J.R.Guizado.1964.Pág.2).

 

 

 Miró declaró ese día, durante la ampliación, que “A mediados del mes de noviembre de 1954, el actual Presidente Guizado lo hizo llamar a su despacho en el Ministerio de Relaciones Exteriores.  Estuvo en ese Ministerio donde se encontró en la planta baja con el Ministro Guizado, conviniendo verse el próximo sábado. Cuando regresó a la cita con Guizado fue recibido por el Ministro y conversaron durante 15 minutos. Que días antes de la entrevista con el Ministro en la Cancillería se había entrevistado con el Señor Rodolfo de St Malo y hablaron de sus planes revolucionarios durante dos o tres entrevistas.

 

Que con el señor St. Malo arregló que por su acción criminal debería ser nombrado Ministro de Gobierno Y Justicia. Que al finalizar el año 1954 le remitió un telegrama de felicitaciones a Guizado asegurándole que el año 1955 sería su año cumbre. Que el Señor St. Malo lo llamó el día 3 a su residencia y le recibió diciéndole: “Parece que todo ha salido bien”.

Que al no ser nombrado en el tiempo que se debía hacer fue a la oficina de St. Malo a reclamar y este le dijo que no había podido entregarle el papelito con la lista del gabinete a Guizado…”

 

En su obra ya citada, escrita por Guizado (El Extraño Asesinato del Presidente Remón) él narra así, en qué consistía la acusación de Miró: “el Licenciado Rubén Miró, renovador a quien yo había conocido unos cuatro años antes con relación a asuntos políticos…El señor Miró vino a mi oficina y se presentó, ofreciéndome su apoyo político, lo cual naturalmente había aceptado gustoso. Meses después el señor Miró me solicitó un pequeño préstamo que le concedí en dinero y que nunca llegó a cancelar totalmente…Durante las elecciones a diputados le solicité un favor a Miró que beneficiaría a un amigo mío aspirante a una suplencia a diputado y Miró me la negó… Un día me solicitó audiencia cuando yo  desempeñaba la cartera de Relaciones Exteriores para un asunto, según él, de gran importancia. Yo no quise recibirlo y le mandé decir que regresara en otra oportunidad, pues me encontraba sumamente ocupado…Miró insistió verme aunque fuese por breves minutos y mi secretaria particular me pidió lo recibiera, porque le estaba haciendo perder tiempo a ella y otro personal de antesala con su charla.

Recibí a Miró brevemente, diciéndole que no podía concederle más de diez minutos…Miró me refirió que él sabía que Remón quería reelegirse y que muchos diputados estaban disgustados con el Presidente…Al despedirse me dijo que yo sería el próximo Presidente cosa que no era la primera vez que se me decía…Añadió riéndose que cuando yo fuese Presidente no me olvidara que él desearía ser mi ministro de Gobierno. Ante tamaña tontería no hice más que reírme a mi turno y allí terminó la entrevista”.

 

 

El día 15 de enero de 1955, a las tres de la tarde, al Presidente se le comunica orden de arresto formal (por el Mayor Carrión) por autorización  de la Asamblea Nacional. Fue recluido  en la  Cárcel Modelo. Se le dio posesión inmediatamente al Segundo Vicepresidente Ricardo Arias Espinosa. La Asamblea Nacional, en una decisión controvertida  se convirtió en tribunal de Justicia para juzgar al Presidente. (Distinguidos abogados de la localidad,  consideraron la decisión de la Asamblea Nacional  de juzgar a Guizado como una “monstruosidad jurídica”.  Porque de acuerdo a la Constitución vigente,  el Presidente de la República será juzgado sólo por actos políticos y éstos deben ser cometidos durante el ejercicio de la Presidencia. Los vicepresidente, que era el caso de Guizado, debe ser enjuiciado por la Corte Suprema de justicia.(5). La Asamblea Nacional de la época estaba constituida por 51 diputados Se nombró inmediatamente  una Comisión Investigadora formada por cinco Diputados para realizar las investigaciones pertinentes. La integraron: Heraclio Barleta, Diógenes A. pino, Raimundo Ortega Vieto, Demetrio Martínez y Eligio Crespo Villaláz.

 

En vista de la autoincriminación del Licenciado Miró y la implicación de un grupo determinado de personas, el resto de  los detenidos fueron puestos en libertad. Las autoridades habían ofrecido una recompensa de 100.000 balboas a quien diera información sobre el asesino del Presidente. Se organizó una colecta pública con este propósito. El dinero fue devuelto a los donantes cuando se  encontró al supuesto culpable.  Es necesario anotar aquí, que por órdenes del Presidente Guizado, cuando nada lo incriminaba, había ordenado la contratación de expertos investigadores extranjeros, por cuenta del gobierno y a la par, designo una Comisión Investigadora. Llegaron a Panamá, con ese propósito,   el Dr. Israel  Castellanos, criminólogo  de Cuba, un grupo de investigadores venezolanos y dos inspectores de la Policía de Nueva york.                                                                                      

 

El estadounidense Lipstein,(6) un individuo, que como ya dijimos, fue detenido en el Aeropuerto y  contra quien se establecieron graves indicios de su participación en el crimen fue misteriosamente liberado el 10 de enero de 1955. El Comandante Vallarino, declaró durante el juicio a Miró que Lipstein fue dejado en libertad por orden de Alejandro Remón Cantera en base a las gestiones que venía realizando la Embajada de los Estados Unidos.

Las sospechas sobre Lipstein se fundaban en los siguientes hechos probados: Su extraña llegada al país el día 2 de enero y sus raros movimientos hacia y desde la ciudad entre las seis de la tarde y once de la noche. La presencia de nitrato de pólvora en su ropa y cuerpo. Su ropa sucia y presencia de señales de haber estado en algún potrero sin poder explicarlo. Su actitud nerviosa cuando se decretó el cierre de los aeropuertos nacionales, llama la atención, Era un aventurero que viajaba sin pasaporte, era un hombre de escasos recursos económicos que se ganaba la vida como maestro de educación física, ocasionalmente. Además, llamó mucho la atención, el procedimiento de orden de libertad sin pasar por los trámites normales y la participación de la Embajada estadounidense en dichos trámites.  El Doctor Juan Materno Vásquez sostiene  que “la salida de Lipstein del escenario procesal nunca más permitió que se volviera a armar el rompecabezas sobre el crimen de Remón. Según el abogado,  Lipstein era el punto de conexión de todas las circunstancias concurrentes al crimen.

 

 

Se mantuvieron las detenciones de  Rubén Oscar Miró (autor confeso) José Edgardo Tejada (cadete dueño del arma homicida), Luis Carlos Hernández (cadete, colaborador), Camilo González, (cadete, colaborador) Teresa Castro  (involucrada por Miró como encubridora y supuesta amante. La señora Castro negó ser su amante y dijo que este hombre destruyó su vida) y Alfonso Hyams (conductor del vehículo). Todo esto,  de acuerdo a la confesión de Miró. También se mantuvo la detención de los señores Guizado,  el Ingeniero St. Malo y  Nieves Pérez. Los tres,   incriminados por Miró  como autores intelectuales. A Nieves Pérez se le liberó al no encontrarse suficientes elementos probatorios para llevarlo a juicio.

 

 

El 17 de febrero de 1955, el mismo día que se celebraría la audiencia preliminar en la cual se establecerían si habían motivos suficientes para llamar a juicio a Guizado,  el Licenciado Rubén Miró, desde su celda,  dirigió una carta al Dr. Harmodio Arias, en la cual manifestaba  que la acusación que había hecho contra Guizado se realizó  bajo presión y que el Ex presidente era inocente. Le solicita al Arias que intervenga para que Guizado se le permita renunciar a la Presidencia antes de iniciar el juicio. “Ese pobre hombre es inocente y lo están matando. Yo sé que no tiene el más remoto chance de ser absuelto…Nada tan horrible como condenar  a un inocente.”.

 

Miro sostiene en la carta,  que el Comandante Vallarino y el Mayor Pinilla se presentaron a su celda y le dijeron que “él sabía que Guizado estaba metido en esto” y que si yo no aclaraba esto de una vez, ordenaba el arresto de mi esposa y de mi hijo. Ante esta alternativa no me quedó otro camino que hacerle cargos a Guizado en base a la visita que le hice al despacho del Ministerio de Relaciones Exteriores. Esta carta de Miró nunca fue presentada al juicio. Los Diputados adujeron que Miró era un mentiroso y que no se debía confiar en él y por lo tanto no aceptaron ninguna declaración adicional.

 

 

Durante el juicio en la Asamblea Nacional (probablemente el 20 de febrero de 1955), Miró escribió otra carta. Ésta  dirigida a los defensores de Guizado; Abogados Felipe Juan Escobar y Guillermo Márquez. “Bajo la amenaza de que arrestarían a mi esposa y a mi hijo Tomás si no lo hacía, me vi obligado a formular cargos falsos contra Guizado y mantenerlos mientras las garantías estuvieran suspendidas…Hoy tengo 47 días. Guizado es inocente. Aunque no me levantaran la incomunicación, llévenme a la audiencia como testigo, yo diré toda la verdad”.

La Asamblea Nacional le negó a Escobar y a Márquez la solicitud que se trajera a Miró como testigo durante el juicio. (Según la defensa de Miró, no se evacuaron diligencias solicitadas por el acusado y se sustrajeron del expediente 200 páginas.)

 

 

En fecha posterior al juicio de Guizado, el 1 de febrero de 1956, Miró suscribió escribió  un artículo   en el Periódico Justicia, en el que dijo lo siguiente: En la madrugada del 14 de enero de 1955 cuando el Comandante Vallarino me obligó a acusar al Presidente Guizado, perseguía una doble finalidad: tener una justificación para arrestar al Presidente Guizado y construir un motivo en contra mía ya que no existía motivo que me pudieran imputar…En el mes de enero de 1955, tuve oportunidad en dos ocasiones de hablar con el Lic. Fábrega y en ambas ocasiones le manifesté la inocencia del Presidente Guizado. En esa ocasión le dije que le pidiera al Dr. Lasso de la Vega (acusador particular de Guizado) que viniera a verme para darle toda clases de informes relacionados con la inocencia de Guizado, porque pensaba que a él le repugnaría acusar a un hombre sabiéndolo inocente…En vista de que Lasso de la Vega no se presentó, escribí la carta al Dr. Harmodio Arias.

 

 

A José Ramón  Guizado  lo juzgó la Asamblea Nacional, en funciones judiciales.  St. Malo, Miró, Pérez, Tejada, Hernández, González,  Castro y Hyams  fueron juzgados por un Jurado de Conciencia.

 

 

 

 

 

Escenas de juicio a Guizado en la Asamblea Nacional.

 

Guizado fue condenado por la Asamblea Nacional el día 29 de marzo de 1955. Según la sentencia “se le comprobó su autoría intelectual, en grado de cooperación especial”. Se le condenó a la pena de seis años y ocho meses de reclusión y a la pena accesoria de interdicción para ejercicio de funciones públicas por igual término, más el pago de costas  y gastos  procesales. Cuarenta y tres diputados votaron a favor de la condena y ocho se abstuvieron.(Importante información y detalles  sobre la actuación de los Diputados en las sesiones secretas de la Asamblea Nacional en el juicio contra Guizado fueron obtenidas de la publicación de la obra titulada. Zúñiga (1957) 71.

 

El ex presidente Guizado siempre defendió su inocencia. Negó rotundamente vinculación o asociación con Miró. Rechazó indignado la implicación que hizo Miró y la calificó como una diabólica trama contra su persona. Se sometió con hidalguía y templanza a su cautiverio.

Tomamos de la obra de Juan Materno Vásquez, titulada Anatomía de una Infamia (Pág. 52. Panamá 1987) las siguientes conclusiones sobre el juicio al Presidente Guizado.

 (a) “Contra el Ing. Guizado no militó ninguna prueba técnica. No se le examinó su estado mental. No se le sometió a detector de mentiras. Ni a prueba de pentatol sódico.

(b)En ningún momento de las sumarias, ni del plenario, la acusación a cargo del Fiscal Especial y el acusador particular, exhibieron un documento que incriminara a Guizado.

(c)El Ing. Guizado nunca aceptó o confesó, participación en el hecho delictuoso. Negó rotundamente vinculación o asociación para delinquir con Miró……Contra Guizado sólo declaró Miró diciendo, en forma elíptica, que aquel lo había inducido al crimen en noviembre de 1954…Solo militó contra Guizado la declaración de un testigo, Rubén Miró, que incurrió en claras contradicciones, falsedades y perjurio, al extremo que los Magistrados Diputados tuvieron que calificarlo como falsario..”

 

En el salvamento de votos de los ocho  Diputados que se abstuvieron de condenar a Guizado se dice,  sobre la validez del testimonio de Miró:

“En efecto un análisis de las pruebas testimoniales que han sido aducidas lleva a la conclusión de que en esencia a las pruebas giran alrededor de los declarados por una sola persona, Rubén Miró, o de que otras personas afirman que Miró los expresó. Con respecto a las declaraciones de Rubén Miró debemos llamar la atención al hecho de que su testimonio encierra numerosas contradicciones y falsedades comprobadas; además, su retracción no deja tener importancia jurídica”

 

A pesar que ella votó a favor de la condena de Guizado, la Diputada, Acracia de Varela, manifestó en la sesión secreta para la deliberación final: “No podemos fallar, por Dios, basándonos en Miró. Es un falsario.”

 

José Ramón Guizado, el destituido presidente de Panamá, deja entrever en su libro ya citado, que fue presionado desde el momento que se le dio posesión como Presidente. Le exigieron el nombramiento de Alejandro Remón,(el hermano del asesinado ) como Ministro de Gobierno y él no lo aceptó. Le exigieron aprobar un préstamo por la suma de 450 mil balboas a favor de la Compañía Camaronera por parte de la Caja de Seguro Social, cuyo Presidente era Alejandro Remón.  Inmediatamente,  fue sustituido por Ricardo Arias Espinosa, se nombró a Alejandro Remón Cantera como Ministro de Gobierno y se aprobó el préstamo a favor de la Compañía Camaronera.

 

Guizado sostiene en su obra que “se puede ahora afirmar fuera de toda duda que la fuerza interior que más se destaca no fue otra que el horror del núcleo económico y político, que era el beneficiario del expresidente Remón, a perder esta posición privilegiada. Este horror se acrecentó cuando se confrontaron con mi negativa de nombrar a Alejandro Remón como ministro de Gobierno, cuando me resistí al préstamo de los B/450.000 del dinero del pueblo depositado en el Seguro Social a la camaronera, e hizo crisis cuando los investigadores comenzaron a descubrir las huellas verdaderas de los implicados en el asesinato del Presidente Remón…Este núcleo económico y político que rodeaba a Remón coincidió en que su máxima protección radicaba en la presidencia de Ricardo Arias Espinosa quien fácilmente se plegaba a todas sus aspiraciones….Así nació la conspiración dolosa y delictiva en contra de mi persona…..” Guizado (1964): 84.

 

“Apenas si acababa de producirse el crimen del Presidente Remón, que fue un crimen oligárquico, cuando sus herederos políticos y personales más allegados convertían esa muerte en instrumento de usurpación del poder, sin parar mientes ni en la forma que montaban, ni en la injusticia canallesca que cometían contra un hombre inocente del delito de homicidio…mientras se trate de usar y conservar el gobierno, que ella siempre ha utilizado para la dominación bastarda de las demás clases sociales panameñas.”  Ricord (1962): 21.

 

 

Como hemos anotado antes ,el  resto de los implicados: Miró, St. Malo, Tejada, González, Hernández, Castro y Hyams, fueron juzgados por Jurado de Conciencia en la Sala de Audiencias de la Corte Suprema de Justicia ubicada en  la Plaza de Francia. El juicio se inició, finalmente, el 21 de octubre de 1957. Se cerró con un fallo absolutorio para todos, el 6 de diciembre de 1957(casi tres años después del crimen).

 

Durante el  periodo de espera del juicio, mientras el Tribunal Superior completaba los expedientes,  (actuó como Fiscal de la causa,  el Lic. Francisco Alvarado Jr.), el Licenciado Rubén Miró desde la cárcel, hizo una gran cantidad de declaraciones sobre el caso: El 20 de julio de 1957, el Diario El Panamá América publicó unas declaraciones Miró en este sentido “tengo exactamente dos años, seis meses y catorce días de estar detenido…No se me permite leer la prensa.” Al pedírsele los nombres de las personas que están involucradas en el crimen, declaró “Ustedes quieren nombres pero los daré el día de la audiencia. Cualquier revelación que haga ahora puede dar motivo  a que reabra la investigación y ello demoraría la celebración del juicio. Llegué al Hipódromo sesenta minutos antes de que hubiera ocurrido el hecho. En el crimen de Juan Franco intervinieron 6 o 7 personas por lo menos. En la noche del dos de enero a pesar de que fui por razones personales a Juan Franco, yo no llevé a nadie absolutamente a nadie en mi auto. Observen este detalle que pueden indicarles algo si profundizan: tengo testigos de que a las 7:20 de la noche del domingo 2 de enero yo me encontraba en el Parque de la Catedral, y si  hubiera estado de acuerdo con el crimen del Presidente Remón yo hubiera sido muy imbécil para ir a esa hora al Hipódromo, cuando yo no jugaba papel de ninguna clase...” Durante la audiencia el Señor Ramón Escala dijo que el día del asesinato de Remón vio a Miró en la Plaza de la Catedral a las 7.30 p.m ” Yo lo vi a las 7:30 en la Plaza, miré el reloj de  la torre por casualidad y esa era la hora”, declaró.

 

El 12 de marzo de 1957, antes del inicio del juicio a Miró. Él dio las siguientes declaraciones  al semanario La Opinión: “Al Jefe de la Banda de los que tiraron en Juan franco lo dejaron ir; está muy lejos y se llama Irving Lipstein. Yo probaré en el juicio que Lipstein fue uno de los asesinó a Remón, también probaré en el juicio que yo no manejé la ametralladora la noche del 2 de enero; que yo no formé parte de los siete asesinos de Remón, que yo llegué tarde a la escena del crimen…Y lo que digo lo probaré con nombres, así mismo explicaré y todos lo verán claro, porqué en primera instancia yo acepté toda la responsabilidad y luego señalé a Guizado  como el promotor del asesinato de Remón….Guizado (1964): 252.

 

 

           

 

               Martin Irving Lipstein                              Rubén Oscar Miró Guardia

(Fuente: Daily News. junio 1975.)

 

 

 

De acuerdo a la conclusión que llega Guizado en su libro ya citado, “el Lic. Miró fue en todo momento un instrumento de enlace entre las dos o tres fuerzas criminales que allí operaron tras un escenario de sombras...Es indudable que para que Miró actuara en la forma que lo hizo ocultó a los verdaderos culpables, que él seguramente conoce, los oculta y los sirvió bien para una razón muy poderosa…estamos seguros de que Miró posee una o más pruebas irrefutables que marcarían distintivamente a los criminales si estos fueses delatados ente un tribunal donde realmente se hiciera justicia…”

 

Del Diario La Nación, tomamos la siguiente nota editorial fechada el 6 de diciembre de 1957, fecha en que daba a conocer el fallo absolutorio de los implicados en el crimen de Remón:

 

“Hoy llega a su clímax una de las etapas históricas más trágicas y patéticas de la República. Se inició en la noche del 2 de enero de 1955, cuando en circunstancias que no han sido aclaradas, por decisión deliberada de las fuerzas políticas que antepusieron el control del gobierno a cualquier otra consideración, cayeron abatidos a balazos el Presidente Remón y otros ciudadanos en un palco del viejo Hipódromo de Juan Franco. Aquel crimen, el otro crimen del derrocamiento del Presidente Guizado y el tercer crimen de desviar maliciosamente la investigación, para mantener en el misterio los antecedentes y razones de ambos hechos llevaron a la república a un grado de bochorno y desprestigio internacional sin precedentes.”

 

En medio de un ambiente cargado de emoción el Magistrado Vitelio de Gracia, Presidente de la Audiencia,  leyó a las 2.22 de la tarde el veredicto del Jurado de Conciencia que absolvía a todos los acusados del crimen. (No Culpables).Por unanimidad el Jurado los declaró inocentes del crimen de Juan Franco. Inmediatamente se adoptaron las medidas del caso para que los señores Miró, St Malo, Tejada, Hernández, González y Hymas recuperaran su libertad. La señora Teresa Castro gozaba de fianza. Hubo manifestaciones de júbilo en las calles aledañas al tribunal. Los siete   jurados, todos reclutados de las clases medias y bajas de la ciudad, absolvieron a los procesados, hecho que se interpretó como un rechazo a los atracos, al fraude electoral y a los desmanes del usufructo del poder por los grupos hegemónicos. Desde el inicio de la larga  audiencia de 48 días y al comenzar la etapa de los alegatos por los abogados defensores, la opinión pública se puso a favor de los acusados. La patraña que se urdió para condenar a Guizado y las contradicciones, los vacios, omisiones y tergiversaciones en la investigación, dejaron entrever,  prontamente, una opinión pública favorable a la inocencia de los acusados. Los panameños de las clases populares jugaron un papel determinante en el final del “espectáculo”. Con sorna  se multiplicaron las manifestaciones a favor  de  los implicados. Hubo una clara manifestación de rechazo a las maquinaciones impúdicas de los grupos hegemónicos.

 

“Fueron absueltos de todo cargo. El fallo contra el Presidente fue dictado el 29 de marzo de 1955…Los otros fueron absueltos por el Jurado de Conciencia, el día 6 de diciembre de 1957. Es decir que el presunto, y luego culpable, autor intelectual, se le juzgó y condenó primero que a los autores materiales. Estos, juzgados siete meses después de aquel, se le declararon inocentes. Se dio así el disparate procesal jamás visto en nuestra historia judicial de un proceso criminal que concluyó con un condenado como responsable de cooperador especial…sin que nadie resultare culpable material de la muerte del Presidente…” Vásquez (1987): 4.

 

 

La Corte Suprema de Justicia, como consecuencia, declaró nula la sentencia dictada por la Asamblea Nacional contra Guizado el 29 de marzo de 1955,  y al mismo tiempo ordenó su libertad inmediata.

 

 

 

 

 

IV

 

Al despuntar el mes de enero de 1955, luego de las celebraciones del fin del año, todo en el pequeño mundo panameño era apacible y sosegado. Era un país con escasa población (apenas habían en el Panamá de 1955 unos 850.000 habitantes y la población electoral era de unas de 200.000 personas) y una dominación absoluta de todos los resortes económicos,  políticos y sociales por parte de una grupo selecto de la sociedad que gobernaba y controlaba a una mayoría silenciosa y un tanto conformista.

Las trepidaciones políticas ocasionalmente  activaban las alarmas sociales, pero afectando a una minoría que habitaba el centro de la ciudad de Panamá la cual tenía acceso a los medios de comunicación  hablados o escritos o a la plaza pública. Existía una ausencia de liderazgo civil.

Luego de las elecciones amañadas  de 1952, el Comandante Remón instaura un régimen fuerte controlado por el Presidente, la fuerza pública y los grupos hegemónicos de la sociedad reunidos alrededor de los partidos políticos  tradicionales. La mayoría podían considerarse como sectas políticas reunidas al amparo de un personaje oligárquico o de un negocio familiar. Bajo la fachada de un gobierno “democrático”, honesto y trabajador, se controlan todos los órganos del estado, se mediatizan los medios de comunicación y  se liquidan los grupos independientes (profesionales, sindicales y estudiantiles).

 

Muchos pensaban, quizás la mayoría de los panameños, abrumados por la demagogia y la influencia abusiva de los escasos medios de comunicación, todos sometidos al régimen, que Panamá vivía un estado democrático, progresista y estable.

Al tomar posesión el Comandante Presidente se rodeó de los grupos tradicionales de poder económico,  algunos miembros de su familia,  sus amigos y allegados. Fue un período de disolución política en el que los valores sociales y morales se habían resquebrajados por la crisis económica de la postguerra.

Remón inaugura un régimen con un poder abrumador que nunca antes había disfrutado un gobernante en  la corta  historia política republicana de Panamá. Los grupos oligárquicos que venían desgastados de las décadas del 30 y 40 por sus conflictos hegemónicos, quedan sometidos ante el peso dominante  del Coronel. Esto se hace evidente cuando ponemos en perspectiva la participación de Remón en numerosos negocios que antes estaban vedados a ciertos grupos de las familias de la heredad republicana.

El Comandante Presidente cubría demasiados escenarios y corría el riesgo de perpetuarse en el poder. Tenía todas las condiciones. Poseía el control absoluto del país y tenía muchos ejemplos imitables muy cerca (Nicaragua, Guatemala, Colombia, Republica Dominicana etc.).  Alguien,  fácilmente podría entender que esos grupos tradicionales acostumbrados al usufructo total del poder económico nacional podrían pensar que fuera necesario desembarazarse de Remón. “En primer término, es comprensible que cuando un individuo logra una cifra de poder personal tan inmenso como el que pudo conjugar José A. Remón, su influencia determinante en la política del país solo puede cancelarla con su muerte…A su voluntad omnímoda nada se oponía, ni nada podía oponerse, y solo la muerte de Remón podía descontar su voluntad. Remón era una expresión personal de un proyecto de dictadura criolla en Panamá, que su muerte ha desvanecido, sin dejar herederos conspicuos.” Ricord (1962): 23.

Remón gobernó,  bajo las circunstancias descritas,  algo más de dos años. Lo mataron en pleno goce de sus poderes. El pueblo le respetaba pero también le temía. La expresiones populares “yo si quito y yo si pongo” y José El Sangriento”, utilizadas por el pueblo para definir a  Remón dibujaba de cuerpo entero la percepción de la gente sobre el Presidente. Carlos Iván Zúñiga en su obra El Proceso Guizado (Un Alegato para la Historia, (Lima 1957), dice que “Tanto José Antonio Remón como José Ramón Guizado eran hombres que carecían de simpatías. Al morir Remón no se rompió en la República de Panamá una sola vidriera en señal de protesta.”

Eso nos indica que su aparente popularidad era ficticia. Los sectores populares organizados nunca se manifestaron públicamente para repudiar el crimen. Algunos grupos favorecidos personalmente por Remón se reunieron en organizaciones denominadas “Amigos de Remón” para pedir justicia y castigo para los asesinos. Sin embargo esto no fue un clamor general.

Luego del asesinato, la vida cotidiana del panameño pronto volvió a la normalidad. Nadie se manifestó, nadie realizó una protesta y una exigencia por su esclarecimiento. El Diario La Nación, cuyo principal accionista era Remón, publicó a escasos cinco días del asesinato un editorial en el que se leía: “Que cada quien se dedique a sus tareas habituales en la seguridad que todo los órganos del estado y las autoridades correspondientes, están firmemente determinadas a que los hechos se esclarezcan y los culpables sean descubiertos y castigados. Volvamos pues, pues al ritmo normal del trabajo y a la vida productiva”.

“Es de notar que la oligarquía mantuvo al pueblo distanciado de toda participación en los hechos acaecidos desde el 2 de enero de 1955, en adelante; la oligarquía, ni siquiera en su facciones descontentas atacó a Remón muerto, tal vez por estar reciente el ´pánico a Remón vivo, ningún sector oligárquico ha procurado apoyo popular abierto para su papel de los últimos meses, la apología remonista incubada desde el 2 de enero, a que hemos aludido, era un acuerdo que significaba, en el fondo, que los sectores populares debían entender que la clases que producía un prócer como Remón, podía seguir en las riendas del gobierno a pesar de todo..” Ricord (1962): 26.

Es que los políticos criollos no tenían un mayor arraigo en la población. Sus constantes conflictos, contradicciones y sus luchas por el poder no permeaban en la mayoría de la sociedad panameña y constituían meras representaciones teatrales que eran conducidas a través de los medios de comunicación para el consumo de sectores muy específicos. En realidad sus nexos con la población eran ocasionales, formales e interesados.  Los medios de comunicación,  controlados por dos o tres familias poderosas,  divulgaban los hechos de acuerdo a sus intereses políticos y de clase.

 

Como consecuencia del asesinato, se realizaron dos juicios para esclarecer el crimen: Uno,  contra José Ramón Guizado, por la Asamblea Nacional de Diputados. Sin suficientes evidencias y sin pruebas, en base a la declaración de un solo personaje (Rubén Miró) se le condenó. Previamente se le había destituido de la Presidencia de la República. Todo pareció como un disimulado golpe de estado en el que afloraron los conflictos entre las fuerzas que pretendían usufructuar la herencia remonista (7).  Guizado, siempre negó su participación en el hecho y el propio incriminador se retractó posteriormente. A pesar de todo,  fue condenado  por la mayoría de una asamblea politizada. Ni siquiera quedó claro si la Asamblea Nacional era idónea para realizar el juicio contra el presidente destituido

 

Al asumir la Asamblea Nacional competencia para juzgar a Guizado (la Corte Suprema de Justicia, controlada por el remonismo, emitió un fallo en el que atribuyó competencia a la Asamblea Nacional), el proceso se atascó y de ahí en adelante adquirió un sentido político. Adquirió el carácter de un sainete procesal en el cual Rubén Miró fue el protagonista principal.

 

 

El Lic. Guillermo Márquez Briceño, abogado defensor de Guizado declaró: Yo. Al igual que muchas personas en Panamá, aún antes que se diera la Presidencia al Ing. Guizado, oí decir que lo que era Guizado no se encargaba…a través de las constancias procesales, a través que informaciones que he tenido de personas cuyos nombres citaré más adelante, y a través de mi propia percepción, estoy convencido de que a José Ramón Guizado se le arrebató la Presidencia de la República en una forma aparentemente legal mediante unas investigaciones amañadas y un juicio efectuado en forma precipitada y malévola lo que equivale, prácticamente, a su derrocamiento del poder. Antes d emitir el juicio condenatoria de Guizado….cinco días antes de que compareciera ante los jueces (Diputados), los jueces recibieron un homenaje en la Presidencia de la República en forma de banquete de estado…En esa ocasión el señor Ricardo Arias Espinosa (Presidente Encargado) les dijo los jueces (Diputados) que tendrían que hacer justicia y que ese crimen no podía quedar impune”. Guizado (1964): 119.

 

Mas, el juicio incoado por la Asamblea Nacional contra el Presidente Guizado no era, en el fondo, un simple juicio contra Guizado, sino por sus antecedentes, sus causas determinantes, sus omisiones y silencios, sus actos principales y sus consecuencias, se presenta enfocado en su perspectiva profunda, como el proceso en el que se lleva a juicio a la oligarquía panameña, y en la que esta ocupa el puesto de víctima, el banquillo de los acusados y el escaño de los jueces.” Ricord (1962): 26.

 

Un segundo juicio,  realizado mediante Jurado de Conciencia, no fue muy diferente al primero. Se inició el 21 de octubre de  y terminó el 6 de diciembre de 1957. Duró 48 días, y creó alguna expectativa citadina por su transmisión radial. Aflora nuevamente,  la crisis profunda que sufren las clases dominantes panameñas. Atracos al erario  público, tráfico de influencia, falsificación de elecciones,(Miró robó urnas en Chitré y se había “tirado” al hijo de Nieves Pérez durante las elecciones de 1952 y Nieves Pérez (Padre),  trató con Guizado la restitución de la curul para su hijo) , burla a la ciudadanía, roscas familiares, acuerdos de recámara, negociados empresariales turbios,  etc..

 

Miró,  que era un enredador consumado, supo utilizar su verbo tramposo haciendo aseveraciones absurdas, inverosímiles y contradictorias para empañar el expediente con una maraña de conflictos difíciles de entender.  

 

Miró, se declara confeso en un principio, luego, se retractó. Dijo que él nunca tuvo en el Hipódromo a la hora que se atentó contra Remón. (Algunos testigos lo corroboraron). El arma nunca se encontró donde señaló Miro que la había depositado. Nunca se comprobó que el arma con que se disparó a Remón fue la que se investigó. Solo se recogió un proyectil (el que hirió de muerte a Remón) pero las investigaciones determinaron que hubo más de un proyectil en el cuerpo del occiso. Nunca se supo cuantas balas penetraron en el cuerpo de Remón y desde que lugar fueron disparadas. Nunca se supo, realmente, quien condujo,  ni cual fue el auto que llevó a Miró al Hipódromo. No se pudo aclarar por qué las autoridades nunca tomaron medidas preventivas luego de las informaciones filtradas sobre un complot para asesinar a Remón. No se pudo aclarar las circunstancias que rodearon la muerte de Danilo   Souza quien fue herido por armas diferentes a las que mataron a Remón. Nunca se supo quienes era las dos personas que estaban recostados en un auto marca Willys cerca de la escena del crimen que fueron visto por uno de los guarda espaldas de Remón. Y quizás lo más importante, nunca se aclaró la verdadera razón de la presencia de Martin Irving Lipstein en Panamá el día del asesinato, y porque se ordenó su libertad tan apresuradamente a un individuo con tantos antecedentes sospechosos.

 

En una carta firmada por el investigador cubano Dr.  Israel Castellanos,  luego de finalizadas sus funciones investigadoras en Panamá, para las cuales habían sido contratados por el gobierno, manifiesta que “Durante largas horas veladas que pasamos en la Jefatura de la guardia nacional, aguardando que los funcionarios correspondientes dieran orden de asomarnos al hecho, conociendo sus declaraciones, indagatorias etc. fuimos mantenidos al margen de los acontecimientos, pues ni siquiera tuvimos la oportunidad de ver el expediente, que en ninguna circunstancia nos fue posible conocer..en ningún momento se nos facilitó oportunidad ni información alguna sobre las sendas por las cuales era conducida la investigación” Guizado.

 

 

 

Tomamos del Diario El Panamá América (16 de noviembre de 1957), el  alegato final, del abogado defensor del Ing. Rodolfo de St.  Malo, Lic. Guillermo Márquez Briceño,  quien expuso una brillante pieza oratoria que nos puede servir de colofón a este intento de reseñar los acontecimientos ocurridos el 2 de enero de 1955. El distinguido jurista dice así: “con esta política de fraudes y engaños se ha ido entronizando como dueña de este país, una pandilla de delincuentes y malvados que no representan la voluntad popular y si algo del pueblo tienen es el repudio o el más absoluto desprecio. Pero si el crimen ha sido abominable, mucho más abominable es lo que ha seguido: la mentira, de unas investigaciones, el engaño en los interrogatorios, el plan diabólico para culpar a inocentes, el despojo de una presidencia, el uso pérfido de los fondos del estado para pagar una acusación particular, la comedia de un juicio parcial y apresurado en el seno de la Asamblea, el sarcasmo de la condena, la ironía de la sentencia y luego la maliciosa demora en este proceso y  mil bajezas y triquiñuelas e ilegalidades cometidas, increíbles en una democracia….con nuestro voto señores del jurado, no solamente habréis de decidir la suerte de estos hombres y mujeres, sino la suerte de la República…Porque este juicio, en el que hay quienes persiguen el castigo de todos los sindicados para complacer ciertos intereses políticos, va a demostrar si es cierto que en Panamá no quedan ya hombres y mujeres de carácter y se siguen tan solo los dictados de un grupo de políticos que quieren lograr totalmente el poder”.

 

En su edición del día 2 de enero de 1956, a un año del asesinato de Remón,  la Revista “18”, expresaba,” No habrá sosiego en la República hasta que se logre convencer al pueblo de que se ha llegado a la verdad transparente, a la verdad verdadera, en los aciagos sucesos del 2 de enero de 1955”. Esta duda razonable continúa vigente a más medio siglo del hecho.

 

 

 

 

NOTAS

 

1.- La finca de Juan Franco era una llanura de gran verdor a través de la cual pasaba una quebrada, en las afueras de la ciudad de Panamá. Para el año de 1910 esta finca fue adquirida por la familia Obarrio. En el año de 1922 algunos hombres adinerados de la ciudad  fundaron el Club Hípico de Panamá, entre ellos,  Nicanor de Obarrio, Neco de la Guardia, Tomás Gabriel Duque, Raúl Espinosa y Francisco Arias Paredes. De allí surge la idea de fundar un Hipódromo para dar vida a las carreras de caballos en Panamá. Para ese propósito de funda el Hipódromo de Juan Franco, que realiza eventos hípicos hasta el año de 1956. Al viejo Hipódromo se llegaba, desde el centro de la ciudad,  a través de la Vía España o de la Avenida Balboa y Calle 50. Los terrenos del Hipódromo comprendían desde la Iglesia del Santuario Nacional hasta los límites de la antigua Plaza de Toros La Macarena. (Hoy, está localizada allí,  la  Urbanización Obarrio).

 

 

2.- José Antonio Remón Cantera nació en 1908, pertenecía a una de las familias históricas istmeñas. Un antecesor suyo, José Damián Remón, figura entre los subscriptores del Acta de la reunión del Cabildo Abierto del 9 de julio de 1831. Durante la República no se conocen mayores actuaciones de los Remón. Ninguno aparece entre los fundadores. Tampoco entre los convencionales de 1904. El apellido Remón empieza  a oírse, políticamente, a partir del ascenso a la Comandancia de la Policía Nacional del egresado de la Escuela Militar de México, José Antonio Remón Cantera.  Era un vástago de una familia pobre pero de raigambre colonial. Huérfano de padre a temprana edad, su madre tuvo que luchar para educar a una numerosa prole trabajando como costurera. Chichi, como lo apodaban, encontró empleo luego de graduarse de Bachiller en el Instituto Nacional, en una farmacia y luego en una firma azucarera.                       

La madre de Remón se enteró que el gobierno de México ofrecía becas a panameños para asistir a la Academia Militar de México. Allí se graduó de Teniente de Caballería. Ingreso a la Policía con el grado de Capitán en 1931. Fue cesado en 1935, pero reingresó en 1942 y en 1947, sucedió a Rogelio Fábrega  como Comandante de la Policía Nacional.

Remón nunca fue un hombre de gran elocuencia, era más bien rústico y de maneras provincianas. Era de baja estatura, de facciones juveniles,  de barriga abultada. Sus aficiones eran las comunes del los  panameños: boxeo, béisbol, hípica y departir con amigos en lugares de diversión pública.

 

 3.- Remón consolidó su poder político mediante el eclipse de Arnulfo Arias a quien mantuvo en la cárcel desde el 10 de mayo de 1951, tras su derrocamiento, hasta febrero de 1952. El Coronel, quien reiteradamente había negado aspiraciones a ser candidato a la presidencia, fue postulado formalmente, el 28 de octubre de 1951 en la Provincia de los Santos. Dos días después renunció a la Comandancia de la Policía Nacional. Fue postulado por los Partidos Nacional Revolucionario, Unión Popular y el Liberal del Matadero. Posteriormente se suman el Partido Renovador y el Partido Revolucionario Auténtico. El grupo político comenzará a llamarse Coalición Patriótica Nacional. Los candidatos a Vicepresidentes serán José Ramón Guizado y Ricardo Arias Espinosa.

Las fuerzas opositoras a Remón conforman la Alianza Civilista, con el apoyo del partido Liberal Nacional, el frente Patriótico, el Partido revolucionario Independiente y el Socialista. Los candidatos serían Roberto F. Chiari (primo de Remón) y los vicepresidentes Norberto Navarro y César Quintero.

 

 

4.- Rubén Oscar Miró Guardia era un político que ejercía como  abogado. Estudio derecho en  una universidad estadounidense entre los años de 1930 y 1935. También recibió formación militar en el Colegio de Chorrillos en Perú. Era hijo de Gregorio Miró,  un Exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia de Panamá y de la señora Esperanza Guardia de Miró. Durante el gobierno de Remón  tuvo un cargo como  defensor de oficio. Estaba relacionado familiarmente con la familia  Arias Guardia. Era un individuo  muy polémico y tenía relaciones políticas con las clases hegemónicas de la época. Siempre manifestaba inconformidad con las situaciones políticas del momento (un inconforme consuetudinario). A menudo expresaba públicamente, planes revolucionarios para cambiar el devenir nacional. Era un jugador empedernido y tenía una vida familiar  un tanto,  desordenada. En lenguaje popular representaba  algo así como “un pícaro con suerte”.

 

 En el año 1959, junto a su pariente Roberto Arias Guardia participó en la organización de una invasión armada dirigida por cubanos, por la población de Nombre de Dios para derrocar al gobierno de Ernesto de la Guardia.

 

En el mes de agosto de 1958, a los  siete meses de haber sido declarado inocente del crimen de Remón, Miró fue herido por arma de fuego en la Calle Colombia por dos individuos que estaban esperándolo en un carro.  Nadie fue detenido por el atentado.

 

Rubén O. Miró apareció acribillado cerca de la población de Utivé el 1 de enero de 1970. Existen varias teorías sobre las razones de su muerte, pero nunca se han podido conocer la verdadera. (algunos sostienen que se debió a un ajusticiamiento por su participación en el crimen de Remón, otros dicen que planeaba un atentado contra algún dirigente del golpe de estado de 1968)

 

 

 

5.- El Licenciado Alejandro Piñango demandó su inconstitucionalidad, porque a su criterio,  la Asamblea Nacional no estaba facultada para conocer de las denuncias o acusaciones que se presentan contra el presidente de la República por actos ejecutados con anterioridad de la fecha en que entró al ejercicio de sus funciones’. La demanda fue rechazada por la mayoría oficialista. De acuerdo al criterio de distinguidos juristas (entre ellos el Dr. Eduardo Morgan), la asamblea no estaba facultada para juzgar al Presidente por que “su función jurisdiccional está limitada a sancionar los actos u omisiones del Presidente de la república por razón de sus funciones oficiales”. Las funciones judiciales que la constitución adscribe a la Asamblea, implican una competencia especial, pero no le confieren a ella.la jerarquía de órgano judicial. La calidad de Magistrado-Juez se adquiere por el nombramiento seguido de la comprobación de que el nombrado reúne  las condiciones constitucionales para el cargo…La Asamblea no es corte Suprema, no es tribunal Superior, ni Juzgado de Circuito, ni Juzgado Municipal,   es un órgano del estado, pero no es el órgano judicial.”

 

 

 

 

 

 

 

 

6.- Martin Irving Lipstein, de ascendencia hebrea, de nacionalidad norteamericana y maestro de educación física, blanco  de 34 años, emprendió un viaje desde Veracruz hacia Génova. Tuvo que recalar en Venezuela y regresar a México por motivo de enfermedad. Tomó un avión de Pan American y llegó a Panamá el día 2 de enero a las 4 de la tarde. Se supone que el enfermo debió asistir a un Hospital. Sin embargo, se transporta a la Zona del Canal y luego visita la Boca a las 6.30 de la tarde. Según su versión a las 7.30 de la noche (hora del crimen) estaba en las Esclusas de Miraflores viendo pasar barcos.

Fue sospechosa la orden de liberación de Lipstein dada por orden superior. Sus ropas ni  sus zapatos  fueron enviadas a un laboratorio de análisis a pesar que fue encontrado nitrato en sus manos que indicaba contacto con una arma de fuego.

 

 

En el mes de julio de 1955 un periódico nicaragüense La Estrella de Nicaragua) publicó una noticia que sostiene que Carl Lipstein, quien estuvo detenido en cárceles panameñas acusado de haber asesinado el Presidente Remón, cayó en poder de las autoridades por delito comprobado de tráfico internacional. Dice a continuación la noticia “Lisptein declaró haber participado en el asesinato del Coronel Remón haciendo mención a numerosas personas del mundo oficial panameño, cómplices del atentado…”

La  revista cubana Bohemia en un reportaje exclusivo publicado por Armando Cruz, se refiere a la investigación sobre el asesinato del contrabandista Bugsy Siegel en Los Angeles en el año de 194,  señala que se pudo conocer el apellido del tirador certero que lo ejecutó: ese apellido era Lipstein (un pistolero profesional).

 

 

      7.- Cuando ocurrió el asesinato de Remón ya se estaban barajando las posibilidades de las candidaturas para el cuatrenio  1956-1960. Todo parecía indicar que las candidaturas estarían definidas entre Ernesto de la Guardia Hijo y Temístocles Díaz (respaldados por las dos facciones más fuertes de la Coalición Patriótica Nacional).  José Ramón Guizado era una opción vigente pero ella dependía del querer del Presidente Remón. (Todos estaban claros que el candidato que lograra el apoyo del Presidente sería elegido, irremediablemente.  El propio Presidente se encargaría de aglutinar en su seno a la endeble oposición). No pocos pensaban que el Presidente se decantaría por él mismo (reformando la Constitución). Nacional) o por el Ing. Guizado,  para evitarse conflictos internos en la alianza. Con la muerte de Remón y con la eliminación de Guizado de la Presidencia, el panorama político del momento cambiaba radicalmente. El sector de Alejandro Remón Cantera (Partido Nacional Revolucionario, algunos familiares del occiso, el Partido Renovador y  los intereses de las grandes empresas y de los  medios de comunicación, salen fortalecidos y postulan a Ernesto de la Guardia Hijo como candidato y próximo Presidente de la República..

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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