El remonismo en Panamá

 

 Iván A. Ricord B.

 

 

El remonismo en Panamá. Eclosión del poder militar: 1943-1953.

INTRODUCCIÓN

Las tendencias autoritarias, se manifiestan desde muy temprano en nuestros países latinoamericanos.  Hombres de todas las marcas y todos los colores políticos  hicieron su impronta de manera habitual en la historia de nuestras repúblicas. No han sido circunstanciales, sino que se convierten en instrumento para garantizar la reproducción de la economía y utilizan la represión social para lograr el control del sector dominante.

En Panamá,  el autoritarismo pasa a ser parte de nuestra cultura política.  El poder hegemónico de los sectores privilegiados, garantizados por la ingerencia foránea, ha sido una constante de carácter estructural en la política panameña. Los sectores hegemónicos han dependido, en algunas ocasiones, de los poderes castrenses para garantizar su dominación sobre el resto de la sociedad. En otras, los poderes armados, por sí mismos se han erigido como garantes del control social.

Con el cesarismo democrático o populismo pretoriano, como lo denominan algunos autores, el remonismo aglutina en su seno a las fuerzas oligárquicas y controla instituciones políticas, judiciales administrativas y electorales.  La Policía Nacional con José Antonio Remón a la cabeza,  a partir de la década de 1940, establece un periodo de dominio en la política nacional. Este es un aspecto de la vida política del país, analizado parcialmente, que requiere, a  nuestro criterio,  un mayor análisis y consideración. Constituye un espacio importante en nuestra historia republicana, con una insuficiente evaluación.                                          

 La figura del Coronel Remón, quiérase o no, produce una impronta  en el devenir político, militar y económico en nuestro país. Existen varios aspectos de su vida que han sido escasamente estudiados por nosotros. La mayor parte de la bibliografía que sobre él existe se reduce a apologías apasionadas de algunos de sus contemporáneos, o por el contrario, agrios análisis sobre su participación en la vida política nacional.

En una sociedad con estructuras sociales y políticas débiles,  el estamento militar se ve fácilmente comprometido con los sectores políticos dominantes en la organización civil del país. Fortalecida por el monopolio de la fuerza y el arbitraje político nacional, la Policía  Nacional asume mayor beligerancia en los asuntos nacionales. Dotada por Remón de  mayor disciplina y profesionalismo, se acerca, sin igualarlos,  a las características de los comunes ejércitos latinoamericanos.   En Panamá, con un Estado Nacional imperfecto, sometido a la injerencia estadounidense, la aparición tardía del Estado, así como el carácter colonial de su surgimiento,  nos rodean de una   realidad muy particular.

¿Constituye, el remonismo,  el primer ensayo de gobierno dirigido por militares en Panamá.? ¿Fue,  realmente,  la eclosión del militarismo dentro del contexto sociopolítico latinoamericano, o lo que surgió, fue  simplemente un autoritarismo localista.? ¿El dominio remonista en las esferas sociopolíticas nacionales fue causada por realidades de orden personal o están vinculadas a la realidad política del momento.?

La presente investigación constituye un intento por dotar a la bibliografía nacional de un elemento adicional para hacer ese análisis. Pretende analizar el desarrollo de la Policía Nacional como institución beligerante en los vaivenes políticos del país durante el periodo comprendido entre 1943 y 1953. Trata de demostrar la forma en que el Coronel Remón, como líder de la institución armada, manipula el poder político en Panamá, con la complacencia inicial de las elites civiles  locales, y del poder tutelar de los Estados Unidos.

El primer capítulo de nuestro trabajo estará dedicado a plantear el problema. Se hacen  algunas consideraciones teóricas sobre la importancia histórica de estudio y se definen conceptos que son abordados en la temática. Además, se evalúan las diversas posturas de los autores sobre el asunto de la formación de la conciencia nacional  y de la formación social panameña. Se analiza el advenimiento de la República en 1903, y la situación  en que se encuentra el Istmo políticamente.

 

El segundo capítulo introducimos un marco teórico que plantea el devenir  historiográfico  en Panamá y sus nuevas tendencias. Revisamos la historia política  haciendo algunas consideraciones sobre el militarismo y el autoritarismo. Además, consideramos la realidad de los cuerpos armados  latinoamericanos, en sus etapas de profesionalización y modernización.

El tercer capítulo desarrolla una detallada evolución de nuestro instituto armado, desde su creación hasta la conversión en Guardia Nacional por el Coronel Remón en 1953. En cada una de las etapas en que dividimos este proceso evolutivo de la institución armada hacemos importantes consideraciones sobre su participación en la historia panameña. Al final de este capítulo, incorporamos una semblanza del Coronel Remón desde sus momentos  de encumbramiento personal y político hasta su final trágico.

Culmina esta investigación, en su capítulo cuarto,  con un análisis general de los partidos políticos en Panamá, pero en particular de la  organización política partidista que surge alrededor de la figura de Remón. La Coalición Patriótica Nacional aglutina en su seno a los sectores de la influyente oligarquía nativa, y pretende constituirse en la expresión única de los valores políticos nacionales. Sin contenido ideológico, pero con apoyo oficial decisivo en los torneos electorales locales, la CPN, representa la primer intento de dotar a la República de un régimen bipartidista. Con el Comandante a la cabeza, luego de unas elecciones con resultados  severamente dudosos, el Partido asume el poder en 1952, formalizando así el proyecto oligárquico.

CAPÍTULO PRIMERO

IMPORTANCIA HISTÓRICA DEL ESTUDIO

1.- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:

Es evidente  que las fuerzas armadas panameñas [1]no jugaron  un papel trascendental en los proyectos de afirmación nacional concebidos en nuestros primeros años de vida  republicana. La  independencia de 1903 nos legó un Estado mediatizado con el establecimiento de una virtual colonia en nuestro suelo. Esto incluyó la desarticulación total del ejército nacional desde los primeros años de  la República y el sometimiento de nuestra fuerza pública a los caprichos de la potencia dominante. El  hecho provocó que, a diferencia del resto de Latinoamérica, la participación  de las fuerzas armadas nacionales en la constitución de un Estado independiente y soberano, fuera insipiente.

 Durante las primeras décadas republicanas, por consecuencia,  existieron  en Panamá una fuerza pública colonizada, extremadamente dependiente, "recreada y entrenada" por el imperio. Pero a partir de ciertos acontecimientos que se suceden en la década de 1930, las fuerzas armadas, a nuestro criterio, toman un nuevo rol en el desarrollo institucional.  "la eliminación de las cláusulas del Tratado de 1903 por las cuales se confería a este país, el rol de garante de la independencia y el derecho de intervenir en los asuntos internos de Panamá. En estas condiciones, la idea de un cuerpo de policía menos dependiente de las fuerzas armadas de la Zona del Canal…gana terreno en la lógica norteamericana."[2]. Este hecho, sumado al ocurrido en enero de 1931, cuando un movimiento insurreccional liderado por la organización Acción Comunal, en el que, un grupo de inexpertos, medianamente armados,  se toman el cuartel de la Policía Nacional e indican que es  necesario que el Estado panameño posea unas fuerzas armadas  más  beligerantes,  que por sí solas, garanticen la estabilidad del gobierno.

A partir de los acontecimientos de la década de 1930, por lo tanto, es imposible  soslayar la presencia y beligerancia  de la Policía Nacional en los asuntos del Estado panameño. Su accionar debe ser tomado en cuenta para entender claramente nuestra   historia republicana. Luego del periodo inicial de nuestra mediatizada vida republicana,  en que la Policía Nacional fue convertida en un apéndice  del ejército de los Estados Unidos, 

acantonado en la Zona del Canal, ocurriría un proceso de maduración en la institución armada, que la conducirá a adquirir una mayor figuración en el plano  nacional.

Su paulatino protagonismo como   organismo de mediación,  en las luchas por el poder político de los grupos hegemónicos, a través  de los partidos políticos, fue adquiriendo mayor beligerancia a medida que el país   evoluciona  política, económica y socialmente. Surgirá la necesidad de dotar al cuerpo de policía  de alguna autonomía para que,  por su propia decisión y capacidad,  salvaguarde la estabilidad política y que sirva, a la vez, de árbitro eficiente en la tarea de dominación que mantienen los poderes económicos tradicionales en la República. Esta tarea, siempre, deberá estar acompañada con el nuevo rol que le asigna el poder colonial, a partir de los cambios logrados en 1936, en la relación canalera por los Tratados Arias-Roosevelt.

Nuestra investigación, dentro de un marco amplio de consideraciones del desarrollo y evolución de las  Fuerzas Armadas panameñas, ser refiere al papel desempeñado por el Coronel José Antonio Remón Cantera, durante su permanencia en el cuerpo policial.    Con   formación militar en México,  Remón  comprendió que las fuerzas armadas latinoamericanas requerían de una dosis de nacionalismo e independencia para poder representar los intereses de los sectores sociales y económicos emergentes. Imprimió  rápidamente una disciplina y organización militar a la Policía, severamente desmotivada por la ingerencia de las fuerzas extranjeras.             

Desarrollamos además, el proceso de militarización  de la Policía Nacional que empieza a ser trascendente a partir de 1943, y se extiende hasta 1953, cuando Remón la convierte en Guardia Nacional. Este proceso  comienza  a incubarse en la Policía Nacional mientras Remón es Segundo Comandante, pero se concreta  en 1947 con su ascenso  a Comandante Primer Jefe. En 1953, cuando el Comandante ya es   Presidente de la República, la Guardia Nacional es un cuerpo plenamente militarizado. Así,  se inicia  el control por parte de este militar y, de la institución  que  dirige, de la situación política y militar del Estado panameño. Remón pasa a ser un  auténtico "árbitro" de la política nacional durante un periodo importante de nuestra historia republicana.

En la historia política de Panamá se ha desarrollado la tesis, a nuestro parecer,  incompleta, que plantea que el militarismo se inicia en nuestro país en 1968, cuando  un golpe de Estado  entrega a los militares la totalidad del poder político.   Esa tesis  la consideramos insuficiente  porque, como lo establecemos en la investigación, la Policía Nacional y,  luego la   Guardia Nacional había reclamado para sí, una amplia cuota de poder político en Panamá. Tomando como base  la creciente  militarización bajo el liderazgo Remón,  la institución militar, llámese Policía Nacional o Guardia Nacional, bajo la fachada de una democracia formal,  había entronizado un sistema político que le permitía participar en asuntos que le correspondían al poder civil.     

El periodo cronológico en que se ubica la investigación, está demarcado por notables cambios en la Policía Nacional y, en el país en general. A partir del derrocamiento de Arnulfo Arias en 1941, la administración entrante de Ricardo Adolfo de la Guardia, inicia un proceso de militarización policial propiciado por los Estados Unidos, bajo la influencia interna del Coronel Remón. Con él se logran concretar algunas exigencias, que ya se venían dando, a partir de la entrada de los Estados Unidos, en la Segunda Guerra Mundial. Por ello, el punto de partida para la investigación es el año 1943, cuando, a nuestro criterio, surgen las condiciones para la futura militarización del cuerpo policial panameño.

Remón, reingresado nominalmente a la Policía en 1936, luego de haber sido dado de baja en el año anterior por el gobierno de Harmodio Arias, paulatinamente va imponiendo su visión de la función que debe desempeñar la fuerza armada nacional en la coyuntura del momento. Es a partir del derrocamiento de Arnulfo Arias y el ascenso de Ricardo Adolfo de la Guardia en la Presidencia panameña, cuando Remón imprime un sello personal al cuerpo policial.[3]  A partir de ese momento,  la institución armada va tener una influencia efectiva en el aparato político del Estado panameño.

 El ascenso del militarismo, a través de la Institución policial, no puede entenderse, sino bajo la nueva concepción de dominación imperialista definida, en torno a  la Segunda Guerra Mundial. Las débiles naciones latinoamericanas deben alinearse bajo la influencia estadounidense en la lucha por la" libertad y la democracia". Se tomaron medidas urgentes para que América Latina quedara cerrada a los afanes expansionistas de las potencias fascistas, pero a la vez, quedarían  inmersas en los afanes de un sistema militar interamericano, al servicio de los intereses políticos y económicos del imperio estadounidense.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo fue dividido en dos grandes ejes de poder, el alineamiento de Latinoamérica es evidente. La lucha contra el comunismo marca el desarrollo político y económico del mundo, en general y, de las naciones de América Latina, en particular.

Esta realidad influyó, en forma notoria, en los asuntos internos de la nación panameña. No hay duda de que la influencia estadounidense es más evidente  en unas naciones que en otras. En el caso panameño es importante entender que la república  mantiene una hipoteca con la nación norteña desde el momento de su independencia de Colombia. Remón, mantiene una clara  identificación ideológica con los intereses de los Estados Unidos, quienes lo  convirtieron en una  pieza fundamental en el manejo de la nueva situación de posguerra en Panamá.  Bajo el liderazgo del Coronel Remón, la Policía Nacional, definió su lealtad hacia las fuerzas armadas estadounidenses acantonadas en el Canal.

La política del Buen Vecino, inaugurada por Roosevelt, trató  de dejar atrás los derechos  de  intervención directa en los asuntos latinoamericanos. Ahora, la estabilidad política y económica de la región sería custodiada por las fuerzas armadas criollas, modernamente equipadas. Estas fuerzas de orden y paz serían celosas vigilantes de  la seguridad económica  y de  los intereses de las burguesías nacionales. Pero  salvaguardando, a la vez, los intereses imperiales propios.                                                           

Bajo una fachada democrática, [4] lo gobiernos  de los primeros años de la República, mantuvieron el control sobre el aparato del Estado, haciendo creer a los panameños que realmente existía un sistema de representación legítimo de los intereses populares. Los clanes familiares y empresariales, en una economía controlada y  alimentada por sustanciosos privilegios con tendencias monopólicas,  definían la situación de la sociedad oligárquica. A la población, con una formación política limitada, se le inducía a venerar a las "honorables familias", destinadas a  disputarse el poder político en  "elecciones"  poco legítimas.

 Existe en nuestra bibliografía nacional una  cantidad  importante de obras referentes al desarrollo institucional de la Policía Nacional  y sobre la personalidad del Coronel Remón en su papel como militar y como político. La aparición de la Policía Nacional en el panorama político panameño y, específicamente las tendencias militaristas bajo el liderazgo de José Antonio Remón Cantera, han sido abordadas  por varios autores nacionales y extranjeros.  La mayor parte de esta  bibliografía   presenta una  periodización de la

evolución de la  institución armada en el devenir de la nación panameña y  una relación global del periodo  remonista  dentro del proceso de desarrollo del militarismo en Panamá.                                                                                                                

En  estas obras  encontramos  abundantes detalles sobre el tema, pero a nuestro criterio, casi todas  adolecen de un análisis integral de la problemática del militarismo en Panamá.  Coincidimos con  Carlos Barros, Profesor de la Universidad de Santiago de  Compostela, quien  afirma que: "en la historia del Siglo XXI, lo que decide que un tema de investigación sea válido, es la aportación que hagamos a él. Son los problemas planteados,  los métodos aplicados y los resultados obtenidos, quienes dan valor a la investigación y no, el tema en sí" [5]  Nos hemos propuesto esta investigación, la cual planteamos desde un enfoque más historiográfico que histórico, desechando un tanto la historia narrativa y  pretendiendo darle un sentido crítico a la historia de este periodo.

Vista con un enfoque  global y con nuevas concepciones metodológicas, la historia política panameña, a pesar de todo, seguirá planteándose en términos de una historia de las estructuras de poder.  El papel del historiador panameño  será revivir el pasado, analizándolo desde fuera y no como actor o partícipe del drama.  Aunque la historia política panameña ha estado constantemente viciada por el apasionamiento ideológico - partidario; los nuevos enfoques deben buscar una historiografía libre de luchas circunstanciales y alejada de las motivaciones prácticas propias de la política. Porque el historiador no tiene que convencer a sus contemporáneos; su función no es obtener resultados prácticos o hacer proselitismo político; su campo es la reflexión teórica dentro  de los nuevos paradigmas de la historia. En base a esta renovación, que recientemente sufre la historiografía, buscamos repasar y analizar  un periodo de la historia nacional, que consideramos fundamental en la estructuración de la República en el siglo XX y en la conformación del proyecto de nación, diseñado por los sectores oligárquicos.

El ascenso de Remón en la Policía Nacional, coincide con la nueva política de los Estados Unidos, que  para 1940, a medida que avanzaba la Guerra en Europa, empezaron a monopolizar las misiones militares y el entrenamiento de los soldados latinoamericanos. Se inició la organización del   Sistema Militar Interamericano para la defensa del continente, la venta de armamentos a América Latina y la formación de nuevos líderes que, bajo la influencia de los estadounidenses defiendan los intereses imperiales.                                                              Remón recibió entrenamiento militar en los Estados Unidos, desde inicios de la década de 1940. Se le envió a Fort Riley , Kansas, para tomar un curso de caballería básica.                                 

Otro elemento que influyó sobre la política de Washington, hacia la  América Latina en la década de 1940,  fue el temor de los estadounidenses por la creciente influencia de las ideas nazi y fascista en el continente, especialmente, en América del Sur.  Se realizó toda una campaña para erradicar la influencia de las potencias del eje en América Latina y en Panamá. "En las relaciones interamericanas, la coyuntura de la Guerra Mundial iba a suponer la consolidación de la influencia estadounidense. En parte, se trató de una evolución derivada de la lógica del conflicto. La interrupción temporal de los lazos comerciales tradicionales con los países europeos beligerantes comportó un alto grado de subordinación de las economías latinoamericanas a sus vecinos del norte. Asimismo, hubo que concertar los aparatos militares y los servicios de información continentales para garantizar una adecuada defensa del hemisferio". [6]

Un informe del Embajador de los Estados Unidos en Panamá, señor Edwin Wilson, remitido al Departamento de Estado     apuntaba: "La estabilidad del gobierno de Panamá, depende de la lealtad de la fuerza policial y sobre todo, de los tres o dos oficiales que la comandan. El actual Jefe de la Policía, (Fábrega) no está considerado como un hombre particularmente fuerte. El segundo Comandante de la Policía es el Coronel Remón, que recientemente regresó de una visita a los Estados Unidos donde fue huésped del Departamento de Guerra…Se oye decir frecuentemente que Panamá está gobernada por los De La Guardia y los Fábrega". [7]

Con Remón al mando, la Policía Nacional comenzó  a definir su lealtad a las fuerzas extranjeras que dominan el escenario militarista de la década de 1940, pero también su lealtad e influencia en los poderes locales de la oligarquía. [8] Se produce un proceso de "remonización" de la Policía Nacional que se va extendiendo a todo el país mediante la manipulación del poder político por el Comandante.  Las clases hegemónicas ponen "a disposición del César, el aparato del Estado".  Todos están cómodas con el advenimiento de Remón. Sin embargo, el acaparamiento por el Comandante de casi todos los "resortes" del poder en Panamá, generó un  progresivo malestar entre las clases hegemónicas, hecho que se pone en evidencia en  1955, cuando  es asesinado. Varias publicaciones previas han tratado de analizar la muerte del Coronel. De hecho,  éste no  es el tema fundamental de nuestra investigación.

Consideramos prudente detenernos para hacer  algunas consideraciones en relación al término oligarquía y su inserción en el lenguaje político panameño.  Desde hace mucho tiempo la palabra oligarquía ha significado lo mismo: el gobierno de un grupo de familias ricas. Viene del griego y significa poder de un grupo, refiriéndose por lo general, a un grupo de familias privilegiadas por el patrimonio de su abolengo. En todo caso se refiere a

un conjunto de familias de abolengo, amparadas directamente del gobierno, del dinero u otras prerrogativas  o privilegios que les confiere el poder.

En Panamá ha sido costumbre señalar a la oligarquía como un grupo de familias ricas que gobiernan el país, cuyos ingresos están vinculados a formas rentistas (bienes raíces inmuebles y usura bancaria) o bienes o dinero concedido por las instituciones públicas. Asimismo se utiliza el término para designar a aquellas familias de abolengo, cuyo status puede o no estar vinculado a la riqueza material, pudiendo tratarse de apellidos cultivados por razones intelectuales, religiosas o militares.

            Es importante establecer las diferencias entre los conceptos oligarquía y burguesía, que son propios del desarrollo capitalista, que tienden a convertirse en verdaderas clases sociales. La burguesía, es decir, la clase empresarial interesada en invertir sus excedentes, desarrollar el mercado interno y lograr la hegemonía en base al empleo salarial o a la participación democrática. La burguesía está más interesada en el mercado que en el gobierno. La oligarquía basa su poder político y económico, no solamente en los cargos del gobierno o en sus riquezas heredadas, sino también en estilos culturales de prestigio personal. La burguesía en cambio suele ser más anónima y menos presumida, obteniendo su poder principalmente de los negocios y de su éxito en el mercado.

En el caso panameño, Ricaurte Soler[9] sostiene que: "En las específicas condiciones panameñas el poder  oligárquico lo integra la burguesía comercial y el casateniente, proyectada en el interior a través de terratenientes y caciquismos regionales..." Gloria Rudolf,[10] una antropóloga norteamericana en su obra La Gente Pobre de Panamá, anota: "La elite comercial panameña, un grupo de 20 familias, prominentes que se casaron entre ellas , prosperó y conformaron una oligarquía llamada los "rabiblancos" que gobernaron a Panamá con el apoyo de los Estados Unidos". Agrega, "para 1968 estas familias controlaban 99 de las 120 compañías más grandes de Panamá."

            Alfredo Figueroa Navarro[11] en su obra Dominio y Sociedad en el Panamá Colombiano, lo plantea así: En el caso de la etapa de unión a Colombia, la oligarquía panameña está compuesta  por miembros de la burguesía comercial urbana, por latifundistas rurales urbanizados y por unos negociantes extranjeros aliados a las clases dirigentes criollas. El patriciado citadino logra asimilar no solamente   a los señores de la tierra...sino también a los inmigrantes europeos, judíos, norteamericanos y colombianos..."

2.- ANTECEDENTES:

a.- Sobre la Creación de una Conciencia Nacional y la Participación de las Clases Sociales (Construcción de la Hegemonía)

En Latinoamérica la emancipación de las colonias españolas se plantea básicamente como una revolución burguesa clásica. Los grupos criollos,  con alguna presencia en la economía y en la cultura colonial, entran en conflicto con el omnipotente  estado español, quien los mantiene sujetos a sus designios.  Las luchas por la liberación dirigida por insignes caudillos criollos, termina con la creación de repúblicas del mismo matiz. Una clase dominante básicamente agraria, con evidente debilidad en su desarrollo económico, va forjando sociedades segregadas por las  diferencias en su estructura económica.

Debemos entender que dichas burguesías agrarias, dueñas de grandes extensiones de territorios (latifundistas), no son aptas para un desarrollo eficiente y se constituyen en obstáculos para la industrialización. Existe una escasa población, con un bajo nivel de vida y por lo tanto, un mercado interior casi inexistente.  Esta realidad condiciona a los  grupos económicos dominantes en el Istmo (burguesía comercial), a depender de ser intermediarios de mercancías, que atraviesan nuestro territorio y a sentar  raíces como  clase  determinante.

La debilidad del desarrollo económico promovido por las clases dominantes, casi siempre la agraria, hace caer a nuestras insipientes Repúblicas  bajo la dependencia del imperialismo. Pensamos que para entender mejor la preponderancia de la clase hegemónica, debemos desarrollar el tema de la creación y evolución de la conciencia nacional

Entonces es notorio, a nuestro entender, la ligazón entre el desarrollo de la burguesía comercial y algunos rasgos iniciales de la conciencia nacional. Dice Soler: "Su papel nacional y progresivo derivaba de  la unidad y cohesión estatal  que le era necesaria para la libre circulación de las mercancías. Pero esa aspiración era contradictoria con su situación de intermediaria, siempre dependiente de la ajena factura metropolitana".. [12]

            Ahora, las diferencias entre un pueblo y otro estarían dadas, de acuerdo a nuestro análisis, en la medida en que los habitantes van adquiriendo conciencia de pertenecer a una comunidad diferenciada, con un pasado común y con una tendencia a seguir realizando su futuro de manera solidaria y libre. Esto lo afirma Juan Materno Vásquez cuando se refiere a este tema, así:  "Entre los conceptos de pueblo y nación existe una relación de causalidad así: la nación es la consecuencia del pueblo, y en la medida que el pueblo tenga cohesión, sus integrantes adquieren conciencia de sí mismos, produciéndose así, la nacionalidad"[13].

      Una pregunta interesante sería entonces, ¿Existe en Panamá una conciencia nacional [14] vigorosa? Varios intelectuales,  de diversos campos del pensamiento,   han abordado esta cuestión. Ya desde  1916 Eusebio A. Morales  concluye,  en una famosa carta dirigida a los panameños,  que nuestro sentimiento de la nacionalidad es "anémico". Morales enumera una serie de razones  por las cuales el  débil y poco vigoroso sentimiento de nacionalidad es característico del panameño. Desde la ausencia  de luchas heroicas  hasta la facilidad con que se han obtenido las independencias, pasan por la evaluación del insigne liberal. Pero este no es un tema acabado. Todo lo que se ha dicho ahora  son aproximaciones. Lo cierto es que la nación panameña existe; quizás sin mucho vigor,  sin muchos mártires,  ni mucha sangre. Desde hace cuanto se formó?  ¡Qué clase social la formó? Fue la burguesía comercial o fueron otras clases sociales?   El Profesor Olmedo Beluche, en su más reciente publicación, se pregunta.  "¿Entonces Panamá no es una nación? Respondemos sí, sí lo es. Panamá ha llegado a ser nación, pero no luchando contra Colombia, sino luchando contra la presencia norteamericana."[15]

Para entender la formación de la conciencia nacional en la colectividad panameña es necesario abordar la situación de las clases sociales en el Istmo durante el siglo XIX.  Consideramos, por supuesto, que el concepto histórico  de clases sociales es el producto muchas variables, que se producen en el desarrollo de la sociedad misma.  En el caso panameño, es imposible soslayar la participación de las clases sociales en la definición de nuestra conciencia nacional. Dada la heterogeneidad de la estructuración de nuestra sociedad desde el siglo XIX, diversos grupos sociales han influido en su definición sociológica e histórica. 

La masiva inmigración que hace su entrada al Istmo desde 1850, con motivo de la construcción del ferrocarril, constituye un elemento de análisis para entender la formación de la conciencia nacional.    Una gran cantidad de negros antillanos, pobladores asiáticos,  europeos y una gran masa de  comerciantes extranjeros, se instalan en el Istmo a partir de mediados del siglo XIX. Los grupos dominantes coloniales (la llamada  oligarquía criolla), que había dirigido  los movimientos que terminan con la independencia de 1821, se ven influenciados por el nuevo grupo que se incorpora.  (los grupos dominantes extranjeros o  la llamada, por Ricaurte Soler,  lumpenburguesía).  Una nueva conciencia vendrá de fuera y, necesariamente,  pasa a participar de la formación de una conciencia nacional.    Las prácticas endogámicas ya no son tan apegadas a los patrones tradicionales. Nuevas familias, grupos híbridos, con nuevos comportamientos sociales y nuevas  mentalidades despuntarán en el siglo XX.

Para el caso de nuestro trabajo preferimos articular la participación  de los diversos sectores sociales en cuanto a los  roles desempeñados en el desarrollo de la formación de una conciencia nacional, en los siguientes: sectores dominantes, los sectores medios  y los sectores populares.

Diversos autores han intentado  abordar las  particularidades que caracterizan a   las clases que forman nuestra nacionalidad. No existe un acuerdo sobre este tópico en la historiografía nacional. Desde el trabajo de Hernán Porras  aparecido en 1953 se empiezan a aventurar enfoques valiosos sobre el tema de los grupos  y clases sociales en Panamá. Porras realiza las primeras abstracciones  para concebir tipos y subtipos de grupos humanos y su participación en el devenir histórico de la sociedad.

            Aunque Hernán Porras tilda de ineficaz [16] el concepto de clase social para interpretar nuestra historia, él encuentra valores fundamentales en la conformación de los grupos humanos.  Analiza   a grupos humanos que durante el siglo XIX participan en la vida nacional, y por lo tanto en la formación de una conciencia nacional, agrupándolos en cuatro: Blanco capitalino, campesino azuereño, clase media provincial y el mulato arrabalero. Porras, concluye en que, "durante la segunda mitad del siglo XIX, el blanco capitalino absorbió, de las ideologías en pugna, elementos sacados indistintamente de uno y  otro bando". Desde aquel momento, el autor adelanta un concepto muy valioso para nuestro estudio, cuál es, el que la nacionalidad es el resultado del equilibrio dinámico de los grupos humanos que componen a la sociedad en un determinado momento.

Sin embargo, es Ricaurte Soler quien aborda con mayor autoridad esta temática.  Encontramos en una de sus obras el siguiente análisis: "Desde el punto de vista de las clases sociales, toda la documentación histórica, y el trabajo heurístico, conduce a la ya señalada conclusión de que el empeño de organización estatal-nacional panameño, durante el siglo pasado, es un proyecto claramente promovido por la burguesía comercial y la pequeña burguesía urbana. Las clases y sectores de  clases propiamente populares hicieron sentir sus reivindicaciones al margen, y a veces en contradicción, con aquel proyecto."  [17]

En otro de sus postulados, Soler concluye  afirmando categóricamente que "la responsabilidad histórica de la formación de la conciencia nacional, y más tarde, la creación de la República en 1903, compete, pues, casi exclusivamente, a la burguesía liberal del siglo XIX y de principios del XX. Al lograr la independencia de 1903, esta clase se impuso una tarea inconmensurable cura realización cabal, excedía con mucho sus posibilidades." Y agrega; "La más depurada expresión teórica de la conciencia nacional la encontramos, nuevamente, en Justo Arosemena. Y otra vez la burguesía comercial de la zona de tránsito, como clase ascendente en su momento progresista, constituirá el fundamento social y suministrará los instrumentos políticos exigidos para la concreción histórica  de aquella conciencia y realización práctica de aquella teoría".  Desde las primeras etapas de la formación de la conciencia liberal istmeña, -lo señalamos a propósito de Mariano Arosemena- el destino histórico-político del país se concibió estrechamente ligada a la zona de tránsito y a las formas de economías librecambistas que se esperaba ver imperar en dicha zona[18].

Sin embargo, otros autores no conceden la autoría de la formación de la conciencia nacional a ese grupo social. Por ejemplo, José Eulogio Torres, sustenta que su punto de vista es contrario al de Soler así: "Es evidente, como vemos, que la burguesía comercial de la zona de tránsito no constituye la base social de la conciencia nacional y de la teoría de la patria de don Justo. Su fundamento social hay que buscarlo en la fracción avanzada de la burguesía criolla, el artesanado, en la pequeña burguesía agraria, particularmente de la península de Azuero". Agrega, por el contrario, que "el proyecto menos avanzado del siglo XIX, era precisamente el de la burguesía comercial de la zona de tránsito".[19]

Durante todo el siglo XIX  diversos elementos participan en la estructuración de la  conciencia nacional, pero se manifiestan con mayor ímpetu entre los años de la aparición del "oro californiano" y en  la década de 1860. Por ejemplo, en 1862 cuando Tomás Cipriano de Mosquera pone en práctica una serie de reformas liberales  que benefician a los habitantes del arrabal istmeño, plasmadas posteriormente en la  Constitución de Río Negro. Mosquera se identifica con los grupos mestizos  y negros reconociéndoles sus derechos civiles y promoviendo la eliminación efectiva  de la esclavitud.

La situación de conflictos y contradicciones entre las clases sociales  se manifiesta claramente, sostiene Ricaurte Soler, cuando una avanzada del ejército colombiano de Mosquera entra en la capital para sofocar una de las tantas rebeliones istmeñas. La masa popular la recibe con alborozo  "expresando sin disimulo su resentimiento contra la oligarquía liberal dominante".[20] Algunos líderes populares, tales como Buenaventura Correoso, Rafael Aizpuru y otros, empiezan a  asomar su preferencia pro colombiana  en la vida política del Istmo. A pesar de que la mayoría de la población negra y mestiza de la capital se adhieren a las reformas liberales de Mosquera y por consecuencia al Partido Liberal,  se nota que es obvia  su oposición  a la dominación ideológica de los liberales blancos.

El Partido Liberal Negro, con Correoso como adalid,  expresará  la conciencia de la clase popular, casi siempre entrando en antagonismo con las elites blancas dominantes.

Jorge Conte Porras, al referirse al liderazgo de Correoso lo define así: "el arrabal santanero,  fue en todo momento el escenario de sus luchas,  para combatir al sector denominado Ciudad de Adentro e imponer finalmente su voluntad…Al evaluar su actuación política partidista, tenemos que señalar una serie de coincidencias que nos permiten identificarlo como un político renuente a la separación de Colombia, y sospechamos que ésta debió haber sido la opinión mayoritaria del arrabal". [21]

Desde este momento, en la historia de la sociedad panameña [22] ha sido una constante, sobreponer los valores de un sector blanco,  cuyo poder económico ha dependido del tráfico mercantil y a las transacciones crematísticas,  sobre los demás grupos sociales, no conformados con coherencia en una verdadera clase social.  Estas diferencias, claramente observables, han determinado la formación de una sociedad  muy diferenciada y con tremendas fisuras y segregaciones.

Algunas circunstancias adicionales y algunas veces coyunturales entran a definir, en alguna medida, el espíritu de las clases istmeñas y por ende la conciencia nacional. Estas pueden ser la presencia constante de fuerzas extranjeras en el suelo istmeño. Siempre, la presencia civil y militar de los Estados Unidos en Panamá, ha sido motivo de diversas reacciones. Para las elites  de comerciantes (la burguesía comercial) esa presencia ha sido conveniente porque sirvió para asegurar sus intereses comerciales, mientras que para los sectores populares esta presencia ha sido causa de resentimientos y repudio.

Aunque algunos autores nacionales no conceden alguna importancia a las actuaciones de los grupos arrabaleros en la formación de la conciencia nacional y los tildan de "antinacionales y de "grupos lumpenproletarios sin ideologías y sin objetivos precisos," Sin embargo, es  inveterada la negación de estos sectores populares a aceptar las imposiciones de los políticos blancos del Istmo.  "Esta renuencia a participar en los movimientos separatistas, habría que analizarla a fondo, en virtud de que se podría llegar a aseveraciones simples, como admitir que esas masas no tenían conciencia nacional y que solo los más iluminados (la burguesía nacional) eran los que tenían una conciencia nacionalista honesta." niegan a aceptar las imposiciones de la burguesía comercial.[23]

Lo cierto es que la participación de los grupos populares de presión ha permitido moldear la nacionalidad panameña. Los grupos críticos han luchado contra la manipulación ideológica, económica y política  de los grupos blancos elitistas durante todo el proceso de formación de la conciencia nacional. Los encendidos discursos de Justo Arosemena en contra de la expansión colonial de los Estados Unidos  y a favor de una "fórmula jurídica de preservar el Istmo a la Nueva Granada", son vistos con suspicacia por los grupos populares del arrabal. No, precisamente,  porque adolecen de una conciencia nacional, por el contrario, es que sospechan de las maquinaciones de los grupos dominantes. "las burguesías comerciales, en efecto, buscan su autonomía relativa para lucrar directamente con países extranjeros más poderosos, sin la mediatización del gobierno de la Nueva Granada, y por el otro lado,  como consecuencia directa de estas maquinaciones de la burguesía comercial es que los sectores más despojados del istmo repelan sistemáticamente la penetración directa de los liberales por legitimarla, lo cual revela que tenían una conciencia nacional"[24]

Precisamente, la conciencia de las clases populares  se asoma desde la segunda mitad del siglo XIX, por causa de los abusos y vejámenes  infringidos por  los soldados estadounidenses, a los pobladores del Istmo, cuando intervienen en sus asuntos internos. En la misma forma en que Justo Arosemena teoriza sobre la inconveniencia de esos abusos, los grupos populares expresen sus resentimientos que son legítimos.  Coyunturalmente, dice Materno Vásquez, las funciones de policía realizadas por los marines estadounidenses en las calles istmeñas, definen el espíritu anticolonialista de las clases populares. Y agrega "...mientras que para las élites ello era conveniente, pues le garantizaba la protección de sus intereses, para la clase popular era un sufrimiento que por la fuerza de los hechos se convirtió en resentimiento". [25]                                                              

Casi siempre los asuntos políticos que  afectaban la relación  entre la Nueva Granada y sus Departamentos, se dilucidaban desde un escenario  militar. Desde la primera mitad del siglo XIX, las fuerzas sociales istmeñas enfrentaban dos  alternativas: una centralista, dirigida desde la capital neogranadina y la segunda;  la de las luchas de los caudillos liberales locales, propulsores del libre comercio.  Los ejércitos, en esta coyuntura, sirven de sostén a alguna de las dos posiciones.   

El Istmo de Panamá, aún neutral respecto a las dos tendencias, no ve la necesidad de mantener un ejército que intervenga en las disputas nacionales colombianas. Porque en realidad lo que se plantea no es  la disyuntiva entre autonomía política y estatismo colombiano. Una formación militar, sólo sería requerida cuando se intenta un rompimiento con el control político centralista de Bogotá.  Pero este no es el caso.  El Doctor Ricaurte Soler ya lo plantea claramente así: "el librecambismo istmeño va forjando una conciencia autonomista que no entra en contradicción con la tesis de que Panamá habría de constituirse en protectorado a fin de convertirse en el emporio comercial sudamericano".

b.- Sobre lInserción Ferrocarrilera:

Sólo cuando despunta la segunda mitad del siglo XIX, momento en que el fenómeno aurífero  californiano rompe las estáticas estructuras económicas istmeñas, el panorama ofrece nuevas opciones para Panamá. El ferrocarril transístmico trae nuevos instrumentos de producción, jamás vistos en Panamá. La influencia estadounidense toca las puertas y el Istmo se inserta en el nuevo modelo hegemónico que surge con el capitalismo mundial. Nuevos intereses se entronizan en la realidad económica mundial y regional. Los conflictos entre centralismo bogotano y el librecambismo istmeño se trasladan a estadios diferentes.

El "camino de hierro" hace que Panamá entre a la economía capitalista. La revolución del transporte, que tiene como eje fundamental al ferrocarril de Panamá, requiere la creación de nuevos mercados y abastecerlos.   La actividad económica estática local  es reorientada hacia una economía dinámica, ahora en manos de los capitalistas estadounidenses y extranjeros. La hegemonía imperialista define posiciones en América Central. Inglaterra y las demás potencias coloniales europeas abandonan sus feudos y una nueva realidad colonial emerge con vigor.    En realidad, Panamá se inserta en el mercado capitalista mundial, como una clásica economía dependiente, aún más, como una típica economía colonial, dada la presencia militar estadounidense en el Istmo.                                                                                                  

Los Estados Unidos logran implantar su dominación en el Istmo mediante la expansión de los mercados, pero  a la vez mediante las "invasiones estratégicas" para imponer su hegemonía por la fuerza. El avance estadounidense hace temer a Colombia  respecto a la seguridad del  control sobre el Istmo de Panamá. El Tratado Mallarino-Bidlack constituye una expresión de la  nueva realidad en las relaciones interamericanas.

En realidad el ferrocarril se convirtió,  a partir de 1855,  en el principal negocio en el Istmo. Se incrementó con rapidez el valor de las propiedades urbanas  y desde allí los grupos de las élites lograron una sólida posición económica adueñándose de las mejores propiedades y bienes tanto de la ciudad como del interior. A partir de entonces, la inversión extranjera, fundamentalmente estadounidense, fue la que estructuró la economía nacional, teniendo como principales beneficiarios a los empresarios  foráneos.

El ferrocarril perfecciona la característica comercial del Istmo. Su puesta en marcha representa una variante nueva en la estructuración de la sociedad panameña. Para el sector blanco, representa progreso y desarrollo futuro. A partir de estos acontecimientos históricos y económicos se van estructurando las clases sociales en Panamá. Por ello consideramos importante abordar esta temática en el contexto de nuestra investigación. Para entender el encumbramiento de los sectores civiles y militares en nuestra sociedad, es obligatorio entender su evolución social.

"Existe un tercer elemento que le permite a los Estados Unidos convertirse rápidamente en la primera potencia imperialista, y era el contar con todos los recursos naturales de América latina. Para lo cual no solo bastaba con apropiarse del desarrollo tecnológico que le ofrecía la revolución industrial y una mano de obra abundante y en condiciones de vender su fuerza de trabajo. Era necesario desarrollar una política intervencionista para apropiarse de nuevos territorios e intervenir en las nacientes repúblicas latinoamericanas. La anexión de territorios en México, Puerto Rico, Hawai y las constantes intervenciones armadas en Centroamérica y el Caribe, eran condiciones necesarias para el desarrollo imperialista de los Estados Unidos."[26]

Pero en los istmeños también emergen serias dudas sobre las intenciones de las potencias dominantes. El Istmo sometido a la dependencia colombiana, se siente desgarrado por las ambiciones de intereses foráneos. Aunque, los  más conspicuos líderes istmeños no tienen aún la visión de la conformación de un Estado Nacional independiente, sí surge un movimiento que busca algún nivel de autonomía. Pero el  proyecto nacional autónomo no está preparado para conquistar la independencia total;  Justo Arosemena, el más importante dirigente del periodo, no está plenamente convencido de que la  separación absoluta de Panamá de Colombia es la decisión adecuada.  

Concordamos con  Olmedo Beluche en su libro ya citado,  quien lo plantea así:  "El federalismo no constituye una particularidad "nacional" panameña y tampoco que el mismo  

equivale a separatismo, como demuestra una lectura objetiva de Justo Arosemena. Tanto la Constitución de 1858, que formaliza el Estado Federal de Panamá, como la de 1863 o de Rio Negro, en la que participa Justo Arosemena, se establece el criterio federalista como un ordenamiento del conjunto de la nación colombiana.".[27]                         

El Estado Federal propuesto por Justo Arosemena constituye, entonces,  un proyecto mediático para el Istmo el cual   prolonga indefinidamente la unión a Colombia. En definitiva,  el Estado Federal, como fórmula jurídica,  solo vino a favorecer la intención de Colombia de conservar al Istmo de Panamá.

c.- Sobre Las Guerras de Final de Siglo: El Intervencionismo.

La parte final del siglo XIX encuentra a los istmeños en la encrucijada del intervencionismo extranjero y la lucha de los colombianos por conservar un territorio al cual nunca le prestaron atención. El Convenio de Colón de 1862, es una nueva propuesta de la burguesía istmeña para frenar la anarquía, las guerras civiles y la falta de libertad económica en el Istmo. (proponía autonomía administrativa, financiera,  jurídica),  y además, planteaba la neutralidad del Istmo ante las constantes guerras colombianas).                 Las fuerzas económicas y políticas locales empiezan a sentir la necesidad de organizarse para enfrentar la vuelta al  centralismo impuesto por Rafael Núñez,  desde Bogotá con la eliminación de la Constitución de Río Negro en 1885. La burguesía comercial istmeña, extremadamente alienada políticamente, no encuentra salida para desarrollar su propio proyecto económico.

Las guerras civiles colombianas   arrastran con    su vorágine  las tibias  intenciones autonomistas planteadas por los istmeños. La ideología de la regeneración de Rafael Núñez, crea mayor tensión y genera  conflictos constantes entre las fuerzas políticas.                                      Los estadounidenses, entusiasmados por su ascenso en la distribución de los espacios estratégicos americanos,  van cerrando paulatinamente el paso a las ilusiones de los istmeños para obtener su independencia. La Guerra Civil de los Mil Días tuvo efectos fundamentales en la definición de la conciencia nacional panameña.. Ella particulariza a los bandos ideológicos en oposición en la patria colombiana: Los godos-conservadores (clericales y reaccionarios) y por otro lado, a los liberales (progresistas, anticlericales) - Pero,  también entregó el poder en Colombia y en el Istmo de Panamá a los conservadores.

Esta definición permitió a los conservadores istmeños convertirse en los dirigentes de la formación de la naciente República y detentadores del poder político del Estado. Los liberales, maltrechos y perseguidos allanan el camino al dominio conservador. Sólo

Victoriano Lorenzo mantiene vigente la insurrección para manifestar la vigencia de una tendencia contestataria en la nueva realidad istmeña.

La generación de dirigentes herederos de los "fundadores" de la República mediatizada, controlaron  el poder político y económico desde muy temprano. Con el absoluto sometimiento por los norteamericanos, el país se vio limitado en su desarrollo por las trabas impuestas por el Tratado de 1903. El precio que tuvo que pagar la República por la garantía que dieron los estadounidenses a la Independencia de 1903, establecida por varios artículos de Tratado, fue la casi ocupación total del país, en beneficio de la construcción del canal y la creación de la zona adyacente. .                                                                 

Desde ese momento, el patriciado liberal- conservador alientan una dominación elitista en la sociedad istmeña y el ingrediente ideológico queda supeditado a las ambiciones comerciales y de clases. Ellos mismos se vieron sometidos y desplazados en el disfrute de las ventajas de la posición geográfica. Por eso,  las reclamaciones sobre las injusticias  pactadas por Buneau Varilla en el Tratado de 1903, siempre son tibias y,  condicionadas a los beneficios que pudiera producir la relación con Estados Unidos para los grupos oligárquicos.

La relación entre la burguesía comercial local y los norteamericanos fue obstruida por la acción de Buneau Varilla. Su ingerencia y apresuramiento en las negociaciones se explica por el temor que los Estados Unidos tenían  que los colombianos pudieran expropiar todos los bienes del canal galo,  declarando sin efecto, el convenio con los franceses.  Por ello, tomaron las medidas aceleradas para  concretar la dominación sobre el Istmo, excluyendo, en la práctica, a los grupos burgueses nacionales.

La herencia de la burguesía comercial de la zona de tránsito, ganaderos y latinfundistas, es,  en realidad,  el Estado panameño. Deben refugiarse en la explotación de viviendas, la factoría y, la administración del Estado.  Un ensayo de Julio Manduley lo plantea así:    "Pronto la burguesía comercial se vería despojada no solo de la posibilidad de compartir ventajosamente el usufructo de su principal recurso, sino también del precio de la "venta del Istmo". Del pago de la indemnización de 10 millones de dólares por costos de la independencia, 9 fueron invertidos en las primeras hipotecas sobre bienes raíces en Nueva York…La anualidad de 250.000 no tuvo mejor destino…Al adquirir los Estados Unidos la acciones de la Compagnie Nouvelle du Canal …., entró en posesión del ferrocarril, de prácticamente  toda  el área de Colón, 26 edificios en la ciudad de Panamá, 6 edificios y un muelle en el Puerto de la Boca… "[28]

Cuadro No.1

 

Las  Intervenciones Norteamericanas en el Istmo de Panamá

(1850-1885)

1-. Mayo 22 de 1850                   Tumultos en la ciudad de Panamá. Reprimidos                                                                                                                                                     

                                                                 por la marina. Dos norteamericanos fallecieron.

2.- Octubre de 1850                     Revolución Separatista. Desembarco de marines.

3.- Noviembre de 1951.               Desembarco de marines en el Río Chagres.

4.- Junio de 1853                         Insurrección en Bogotá. Disturbios en el Istmo.

                                                     Desembarco de marines.

5.- Mayo de 1854.                        Intimidación mediante la presencia de buques de

                                                     guerra.

6.- Abril de 1856.                        Batalla de la tajada de sandía. 17 muertos.

                                                     Desembarco de marines.

7.- Octubre de 1856                    Guerra Civil. Desembarco de marines.

8.- Diciembre de 1858                Tentativa de separación. Desembarco de marines.

9.- Septiembre de 1860               Tumultos en línea del ferrocarril transistmico.

10.- Octubre de 1860                  Desembarco para impedir la separación.

11.- Octubre de 1861.                 Guerra Civil. Desembarco de marines.

12.- Marzo de 1885.                    Incendio de Colón .Desembarco de marines.

Fuente: Sánchez, Miguel Ángel.  Panamá: Estructura  de Clases y Conciencia Nacional.  Página 91.

d.- Sobre la Encrucijada Separatista:

"En casi toda América Latina, los Estados que surgieron después de la independencia se organizaron y consolidaron como Estados Oligárquico y como las clases que servían de sostén a esos estados no estaban vinculadas al mercado interno, es decir, interesadas en el desarrollo del capitalismo industrial, los estados oligárquicos fueron siempre, por su naturaleza antinacionales y extranjerizantes...".[29]                                                          

Los grupos oligárquicos y los ejércitos se negaron a contribuir al desarrollo del capitalismo, por lo tanto surgieron naciones débiles y atrasadas. En Panamá, la situación no es diferente. Aunque el ejército panameño desaparece, inmediatamente se produce la independencia, los grupos oligárquicos con el apoyo de las fuerzas armadas de los Estados Unidos , acantonadas en la Zona del canal vendrán a llenar el vacío y darán la tónica propia para identificar la situación panameña con las realidades latinoamericanas.

En primer lugar, debemos señalar que en Panamá, aún cuando era parte de Colombia, se manifestaban las corrientes tradicionales latinoamericanas que dividía a la población en liberales y conservadores. [30] Estas corrientes se trasladan a la propia realidad de la República cuando ésta adquiere su independencia. Ambas fuerzas políticas, con todas sus similitudes y antagonismos, se disputan el poder en el país. La caracterización de los partidos panameños, durante los inicios republicanos,  las desarrollaremos en capítulo aparte de nuestra investigación.

Durante las  primeras etapas  republicanas  los conservadores, principales gestores y  beneficiados  del movimiento separatista, controlan el poder político hasta los primeros años de la década de 1910. Posteriormente se da un predominio liberal a través del  caudillismo de Belisario Porras, Rodolfo Chiari y los líderes del movimiento insurreccional de 1931. El juego democrático, como es propio, se produce dentro de las limitaciones  del sistema de "fachada" que ya describimos. Este rejuego se definía restringidamente a partir   de los grupos oligárquicos nacionales  y de  los intereses estratégicos de los Estados Unidos que,  con su enclave colonial, y las limitaciones contractuales y constitucionales, limitan la soberanía.

En 1934, durante  el gobierno de Harmodio Arias se produce el rompimiento definitivo del Partido Liberal y surgirán numerosas fracciones partidarias  (liberal Doctrinario, Liberal Unido, Liberal Demócrata, Liberal Renovador etc.) .en un periodo de dispersión política que dominará el panorama,  hasta bien entrado el siglo XX. A pesar de la división de las mismas fuerzas  oligárquicas, su fraccionamiento no afectaba su estabilidad porque los conflictos  eran originados en el seno del propio sector social. Generalmente, el débil desarrollo ideológico y político de las clases populares las hizo presa fácil de una u otra coalición de partidos.

Sin embargo, en el país emergen nuevos sectores en la vida económica y social. Movimientos políticos reclaman presencia en la vida nacional. Diferentes grados de nacionalismos exigirán una renovación de la precaria situación de la soberanía empeñada por los tratados canaleros.

Al margen del populismo fácilmente manipulado y de los planteamientos de los liberales tradicionales ( burguesía reunida en los fraccionados partidos liberales), surgen un sector de la pequeña burguesía (capas medias y asalariados) que crean algunas organizaciones cívicas y políticas, que reclaman reivindicaciones nacionalistas y progresistas. La Federación de Estudiantes de Panamá, el Magisterio Panameño Unido, el frente Patriótico de la Juventud, el Sindicato de Industriales, dan un giro novedoso a la política nacional.

          Los cambios producidos por la Segunda Guerra Mundial en la economía nacional son importantes para el diseño de  las estrategias de dominación en el país. A partir de 1939 se incrementa el número de pobladores y trabajadores en la Zona del Canal, por dos causas: El inicio de las hostilidades bélicas en Europa con la posterior participación de los Estados Unidos  y los inicios de construcción del tercer juego de esclusas para ampliar el Canal de Panamá,  a partir de 1940, "en 1941 se inicia la importación de trabajadores que ascienden hasta 22 mil 265, la mayoría de los cuales fue repatriado a finales de 1946. En 1942 llegó a trabajar en la Zona del Canal una población de 65 mil trabajadores, bajando a 41 mil 829 en 1946" Al finalizar la Guerra se produce una gran contracción en el producto interno bruto en Panamá. "de una economía de pleno empleo, con tasa de desempleo de 1.2% en 1945,..pasamos a un nivel de desempleo de 12% de la fuerza de trabajo en 1951."  [31]

Las consecuencias de la finalización del conflicto en Europa para Panamá son evidentes [32]. Las protestas públicas son comunes motivadas, por la agudización de los

conflictos sociales. Los grupos que dominan el poder político estatal son débiles. No tienen capacidad para mantener el control sobre la mayoría de la población. Por lo tanto, la dependencia de los Estados Unidos  en cuanto a la preparación y avituallamiento  de la Policía Nacional para sofocar desórdenes es indispensable.                                                   

 Se tratan de ensayar nuevas respuestas a las reclamaciones genuinas de una población marginada de las atenciones sociales. Los  comandantes de la Policía asumirán el papel de árbitros en la política nacional. La irrupción de Arnulfo Arias como líder populista marcará un hito en el desarrollo de la nación. Sus reiterados desalojos del poder por la Policía Nacional,  con el visto bueno  de los grupos dominantes,  atizan  su arraigo en las clases pobres nacionales. En esta coyuntura,  emergerán   nuevos modelos políticos y se crearán  nuevos actores.

3.- HIPÓTESIS QUE SURGE DEL PROBLEMA:

Las hipótesis que orientan  la investigación, las expreso en los siguientes términos: 

Entrada la década de 1940, como consecuencia de algunos factores internos y externos, la Policía Nacional, inicia un proceso de encumbramiento militar y político en la sociedad panameña.

Los factores internos tienen que ver, en primer lugar,  con la maduración de organizaciones de sectores medios y populares, las cuales hacen su irrupción en el escenario cívico y político de la época. En segundo lugar,  con los métodos excluyentes, corruptos y antidemocráticos  que ponen en práctica quienes dominan el poder político. Estos elementos crean un escenario un tanto caldeado en la política nacional.

Los factores externos están relacionados con la ingerencia de las fuerzas externas (militares y económicas) en los asuntos de la administración del Estado panameño. La Segunda Guerra Mundial, la existencia del Canal y los planes expansionistas de dominación imperialista de los Estados Unidos,  en América Latina y Panamá, crean un ambiente enervante y convulso.

A partir del año de  1943, la institución policial panameña, bajo la guía personal del Coronel José Antonio Remón Cantera, desarrolla un proceso de militarización y profesionalización  ascendente, que la conduce al tutelaje de la actividad política en el país.  Durante el periodo, en el cual  el Comandante mantiene su control sobre la institución

policial, las fuerzas económicas y políticas  internas y, los sectores representativos del imperio están muy cómodas con la presencia del Comandante al mando del país.  

Cuando Remón asume, en propiedad el cargo de Primer Comandante de la Policía, en el año de 1947, este proceso de militarización y profesionalización adquiere un matiz más definido. Bajo el poder de Remón y  de sus oficiales,   la   Policía Nacional  y,  luego, la   Guardia Nacional,  institucionalizan  en el país una "democracia de fachada", el cual periódicamente, es legitimado mediante elecciones, que en realidad constituyen farsas electorales, que vienen a legalizar un poder preconstituido.    

Durante el periodo que denominamos remonismo, que se extiende hasta la muerte del Coronel Remón,  los gobiernos de corte oligárquico y,  las fuerzas externas del imperio, se benefician  del fortalecimiento de la fuerza armada, para así mantener su hegemonía ideológica,  política y económica, sobre el resto de la sociedad panameña.

Tratamos de comprobar que la militarización  de la Policía Nacional, se da, a partir del año 1943. Incorporamos a nuestro estudio elementos estadísticos que demuestran, efectivamente, que  los presupuestos del Estado asignados a la institución a partir de es a fecha evidencian este proceso ascendente de armamentismo.

Pero, ¿Fueron los gobiernos controlados por Remón, auténticos gobiernos militares, al estilo latinoamericano o,  simplemente fueron autoritarismos civiles, propios de nuestra realidad?   ¿Se produce en Panamá, durante la época de Remón, un real y auténtico militarismo, al mejor estilo de Latinoamérica o  simplemente es un  pretorianismo[33] rampante? ¿Se reflejó en Panamá el neocesarismo[34] militar de postguerra que afecta a muchos gobiernos latinoamericanos?  ¿Puso en práctica Remón, en Panamá un cesarismo democrático[35] que algunos autores le han atribuido?   Estas variantes las respondemos con la demostración de que la realidad panameña no era semejante a la del común de los gobiernos militares latinoamericanos.

 Existen en la investigación evidencias que demuestran una realidad diferente en ambos casos. La existencia misma del Canal de Panamá y, la presencia de las fuerzas estadounidenses acantonadas en la Zona del Canal establecen una coyuntura muy particular al momento del análisis.   No es el caso similar para Panamá,  el cesarismo

Centroamericano,   que surge en Nicaragua y República Dominicana, países en los cuales los Estados Unidos, luego de la ocupación militar,  dejan encargados a los generales que organicen el Estado nacional.

Además, José Antonio Remón Cantera no es el típico líder castrense  latinoamericano. Su realidad personal y la poca complicada vida política panameña, hacen de él un hombre más allegado a los patrones civiles de la política nacional.  Prueba de ello es que fácilmente se produce en él una transferencia sutil  de sus roles entre 1947 y 1952. 

Pero, se hace evidente que siempre la democracia queda subordinada a los controles de las figuras oligárquicas y a los mandantes policiales. La hemos denominado "una democracia de fachada" en la que, por un lado, los partidos políticos y, por otro lado los intereses de las cúpulas civiles y militares, secuestran los derechos de la mayoría de la población.  Obviamente, se cuidan de legitimar periódicamente el sistema político  mediante elecciones nacionales.

La transmutación de Remón, sutil y manipulada,  se hace a través de la conformación de una alianza de partidos oligárquicos que lo llevan al poder en 1952.  La Coalición Patriótica Nacional.  Llámese,  conjunción de  intereses que requieren de un abanderado garante de su seguridad.

CAPÍTULO SEGUNDO

MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL

1.- Paradigma Historiográfico: La historia Política y las Nuevas Tendencias Historiográficas:

Desde los tiempos más remotos, la investigación sobre el pasado, antes que científico, ha sido política. Hasta los tiempos recientes, la reconstrucción del pasado ha seguido un sentido práctico y político: los grupos de poder han tratado de legitimar su presente para imponer su modelo a las generaciones venideras. Los primeros testimonios que el hombre deja a la posteridad son memorias de poder: hazañas de reyes, gobernantes, monumentos conmemorativos, control del poder por familias y clanes. Es sólo a partir de la revolución intelectual o Ilustración,  que se inicia la búsqueda del porqué de los hechos. No bastaba narrar los hechos; ahora se impone la necesidad de comprender y analizar el desarrollo del hombre. Explicar porqué surgían y decaían las civilizaciones. La historiografía comienza  a dejar de ser sólo memorias de poder para lograr un sentido universal y así,  entender los problemas del presente. Aún en los inicios del siglo XX se privilegiaba la historia política. Era ha historia de las grandes hazañas, los grandes estadistas, los próceres y de  "los de arriba".  Sin embargo, a partir de 1929, con la aparición de los Annales; Block y Febvre  abren nuevos horizontes  en el concepto de historia. Los historiadores franceses, tratan de recuperar los conceptos puramente históricos dando valor a la relación entre la historia, la economía, la geografía, la antropología, método propuesto antes por  Marx. Combaten, además,  las barreras entre especialidades, y el positivismo, que había abrumado a la historia, con la  sobre valoración de los archivos. Ocurre una acelerada evolución de las tendencias historiográficas, la cual se acentúa a partir de la Segunda Guerra Mundial desbaratando las posiciones de la historia tradicional.

En este contexto, la historia política quedó relegada para dar paso a una impetuosa historia económica,  social y demográfica; una historia estructural, cuantitativa, objetivista y  serial (la de la idea del progreso de tiempo largo), bajo la dirección de Labrouse y Meuvret y con la influencia de Braudel. Dice Enrique Florescano que  "de pronto, a la cronología política construida por los antiguos historiadores, se agregaron los tiempos largos que registraban la lenta incubación de las estructuras demográficas y de los sistemas económicos, y los convulsivos tiempos de los ciclos y las crisis demográficas agrícolas y comerciales." [36]  Braudel,  trata de darle integración a otros aspectos para ser el precursor de una historia total.  Más recientemente, existe un intento de hacer la historia desde el sujeto o sea la historia francesa de las mentalidades o   historia cultural; la historia de

"los de abajo, de los que no tienen historia". Es la historia de Chartier, Aries o de Michele Vovelle.

Hoy, a la entrada del Siglo XXI todo parece indicar que se vuelve a la historia política. Claro, con renovados enfoques. Es indiscutible que se han obtenido éxitos   en cada uno de estos géneros por los que ha transitado el historiador, todo ha dependido de los resultados obtenidos en cada modelo temático.  La mayor parte de los campos historiográficos  se han desarrollado exitosamente y han logrado alargar el territorio de la historia. Por ejemplo, la Historia de las Mentalidades colectivas, se ha impuesto "como una provincia autónoma en el territorio del historiador, sustituyendo, según Michell Vovelle;  "entre los años sesenta y setenta la hegemonía de la Historia Social y Económica". Quizás lo que corresponde ahora en el Siglo XXI, es buscar la interconexión entre los elementos fragmentados de la historia e incorporarlos a una disciplina unitaria o sea la búsqueda de una historia total. Hacen falta puentes y conexiones para una mejor explicación del todo. Quizás es   importante estudiarlo todo, pero también, se requiere  una  investigación global de todos los hechos

Según Carlos Barros, es cierto que como reacción interna en la historia "han retornado los géneros tradicionales  (historia política, biografía histórica, historia- relato) que desde periodos de entre guerras creíamos ajenos a la historia científica, o sea la historia horizonte que parecían haber derrotado Block, Febvre y Braudel". La historia política,  tachada  de superficial, descriptiva y de acontecimientos, por la nueva historia de los Annales y los paradigmas marxistas, ha vuelto en busca de una historia total.   A criterio de Ciro Cardoso y Héctor Pérez  Brignoli, a pesar del embate acometido por  la "nueva historia", la historia política no fue tan afectada por el movimiento de renovación metodológico. Agregan que "no cabe duda que el enfoque seguirá siendo esencialmente estructural y planteará, entonces, la historia política en términos de una historia de las estructuras del poder."

No se puede liberar a la historia de su compromiso de comprender globalmente el pasado. El desmembramiento de la historia en pequeñas islas, es perjudicial para la enseñanza y la investigación histórica. Todo parece indicar que el paradigma historiográfico del siglo XXI nos obliga a ser más global y trasnacional que el del Siglo XX.

La mayor anomalía observada en el desarrollo historiográfico pareció ser la imposibilidad de llevar a la práctica el principio de historia total. Carlos Barros, en su obra La Historia que Viene (Manifiesto de La Historia a Debate) publicado en  la Universidad de Compostela  sostiene que,  a "este grandioso archipiélago en que se ha convertido la historia del siglo XX lo que faltan son puentes, vías de comunicación, y otras conexiones interhistóricas, que hagan posible juntar islas para hacer continentes historiográficos, que nos hagan olvidar la espera pasiva  del advenimiento de una nueva noción de historia total…El papel de la historia en la sociedad, en la educación y en la investigación es inversamente proporcional a su desmigajamiento disciplinar." agrega que: "Para hacer posible una historia a secas, integral, hay que experimentar, pues, iniciativas de investigación que adopten lo global como punto de partida, y no como horizonte utópico". común a todas las especialidades históricas y punto de contacto con otras disciplinas". [37]                       

Existe una nueva generación de historiadores  que propugnan por la vuelta a la totalidad o sea, a la convergencia de disciplinas para un mejor entendimiento del mundo.

La historia política puede ser retomada luego de los cambios de final de Siglo XX, como  manera de globalizar la historiografía.

Esta  renovación de la  historia en el siglo XX,  ha  multiplicado las áreas de interés,  ampliando la temática y, considerando a cualquier huella humana como una fuente testimonial aprovechable.  La aspiración de una historia total, que evite la fragmentación de la historia en parcelas temáticas, es la tarea del siglo XXI; aunque su búsqueda parece una ilusión; un paradigma abstracto (la historia total ha devenido más absoluta e inalcanzable, en suma, más idealista, a decir de Carlos Barros.), existe consenso en que debe ser alcanzada, para salir de la actual crisis de crecimiento de la historia.

 Dentro de este nuevo paradigma de investigación histórica, el retorno  de la historia política no está reducido la forma tradicional "acartonada y polvorienta", dedicada sólo a describir acontecimientos y hazañas gloriosas.  La nueva historia política debe  ser una historia de tendencias; que se interese en cualquier actividad relacionada con el hombre y  que, por lo tanto, apele a  los aportes de la historia cuantitativa económica social; de la cultura popular, de las mentalidades, etc.[38]

2.- La Historia Política en Panamá: Militarismo-Autoritarismo.

La historia política de Panamá, ha sido complicada, pero interesante. Entenderla parece  una tarea difícil y es  necesario recurrir a la totalidad de los elementos que actúan en ella para poder lograr una visión más o menos aproximada de su realidad.

Como ocurre en América Latina, desde los tiempos coloniales, los sectores económicamente dominantes,  son los que han mantenido el control del poder político formal y de hecho. En  Panamá, estos   grupos coloniales, con la incorporación posterior de las recientes inmigraciones de comerciantes, atraídos por la zona de tránsito, negocian ventajas crematísticas manipulando la llamada democracia formal [39] para controlar el poder político y económico. Una democracia legitimada por torneos electorales impuros en los que la población es convidada inconsciente.  Las elecciones, se dan en Panamá desde muy temprano en la época de la República.

Bajo la presión del  influyente modelo estadounidense, se realizaban constantes torneos municipales y nacionales para relevar los poderes. Sin embargo, dichos eventos estaban rodeados de escasa legitimidad, algunos por las manipulaciones  internas de nuestros líderes nacionales y otras, por la interferencia de los intereses foráneos.  En Panamá, desde los inicios republicanos, el papel que juega la influencia extranjera en el desarrollo político y económico del país es muy importante.

Sobre el tema electoral y las características  de los torneos periódicos,  que se celebran en nuestro país, para relevar a las autoridades nacionales y municipales, se puede encontrar abundante información en el capítulo cuarto de nuestro trabajo.

El viejo esquema tradicional de liberales y conservadores que surgió desde la colonia dio origen a las formaciones partidarias posteriores al establecimiento de nuestra República. A pesar de que cada país siguió una ruta propia, en el fondo, siempre los sistemas políticos fueron cerrados y controlados por centros de poder autoritarios que frenaron el desarrollo democrático de las instituciones de la región. La naturaleza misma del sistema político latinoamericano estará marcado por elementos fácilmente identificados tales como la exclusión de los estratos mayoritarios de la población (tanto para acceder a la riqueza como a las fuentes de poder político), el autoritarismo y el militarismo. Estos elementos han sido constantes y hasta estructurales y enraizados en la realidad económica, social y en la cultura política de los latinoamericanos.

A partir de los años 30, y hasta hace muy poco, en algunos países latinoamericanos, los representantes de las oligarquías renunciaron voluntariamente a favor de los militares, el control de la mayor parte del poder político e institucional. Una realidad de permanente situación de conflicto generado por la constante lucha política electoral es apoyada por los caudillos o las élites militares, para ascender en la escala de control social. Pero,  el control autoritario del poder por los grupos hegemónicos civiles o militares siempre estuvo acompañado por un proceso de legitimación [40]que se otorgaba mediante elecciones periódicas. La legalización de dominio excluyente significó todo un proceso de trabazón creado por los antiguos partidos nacionales.                       

En América Latina, especialmente en el área de Centroamérica, ha sido tradicional la exclusión del resto de los estratos sociales, tanto del acceso a la riqueza económica, como a las fuentes de poder político y bienestar social. Así se definió el rol activo que desempeña el autoritarismo como elemento clave para mantener el orden y la tranquilidad.

En los países latinoamericanos los   procesos de exclusión de algunos sectores de la vida nacional generan profundas desigualdades y, como consecuencias, constantes conflictos entre sectores sociales. Esta realidad,  provoca desestabilización y desórdenes que deben ser aplacados por las fuerzas militares. En este sentido Héctor Pérez Brignoli señala que: "En la práctica la vigencia de las instituciones y leyes liberales fue sobre todo eso: un inmenso monólogo de las clases dominantes consigo mismas. Golpes de Estado, elecciones controladas y candidatos impuestos desde el gobierno fueron la regla en la renovación presidencial…Opinión pública no existía; habían sí clamores populares, rumores que se extendían en secreto o entre líneas de una prensa casi siempre censurada."[41]

No encontramos demasiadas diferencias con el conjunto de las demás naciones del continente. Desde la conformación de la República en 1903, a todas luces imperfecta y excesivamente dependiente, los partidos tradicionales heredados de la política colombiana imprimieron su sello particular en el desarrollo del estado Nacional en el Istmo. Sobre el particular, Ricaurte Soler afirma que "dadas las condiciones de mediatización política del Estado por parte del imperialismo, y de la absoluta dependencia económica de las clases dominantes, el proceso de afirmación estatal nacional se inició lento, inseguro y contradictorio. [42] Agrega que "En las específicas condiciones panameñas, el poder oligárquico lo integra la burguesía comercial y casateniente, proyectada en el interior a través de terratenientes y caciquismos regionalesa partir del momento en que esa misma burguesía, por razones internas y externas, renuncia a su proyecto de organizar el estado nacional  en función del recurso natural de la posición geográfica"[43]. La renuncia a que se refiere el Doctor Soler, obedece a la creciente supeditación de los sectores dominantes de la sociedad panameña al poder imperial norteamericano a partir de la independencia de Colombia.  Durante la primera mitad del Siglo XX, son los liberales los que sientan las bases para la implementación de la hegemonía ideológica en la República. El patriciado liberal conservador de principios de siglo fue rápidamente extinguido y sustituido, a criterio de Juan Materno Vásquez, por seudo partidos que, "más que organizaciones conforme una ideología, fueron creaciones jurídicas de clientelas electorales.".

El clientelismo fue la mejor expresión de su incapacidad para conectarse con los intereses y aspiraciones de la población. Familias y organizaciones empresariales fundaron partidos políticos con el propósito de salvaguardar sus privilegios de clase.

 3.- Profesionalización y Modernización de los Cuerpos Armados en América Latina y Panamá. 

La profesionalización de las fuerzas armadas en América Latina  se ha dado en momentos y condiciones distintas, debido principalmente al desigual desarrollo de los países.  Las coyunturas políticas nacionales e internacionales han determinado las características propias de cada institución militar. 

Pero quizás, con mayor trascendencia en las naciones menos desarrolladas, la profesionalización ha dependido históricamente de los niveles de desarrollo económico. Es obvio que las naciones más pobres, por no contar con una industria armamentista, han tenido que posponer el desarrollo profesional de sus fuerzas armadas o, en otros casos, han debido depender del apoyo financiero externo.

Creo que esta última circunstancia ha sido la generalidad de las naciones latinoamericanas. En los Estados nacionales de creación tardía, las fuerzas armadas sirven de sostén a los grupos dominantes para garantizar la  "obediencia y el orden", en sociedades excluyentes y sectarias. Un estado politizado, promotor de la violencia,  hecha mano  de los poderes militares para acentuar el  control social de unas clases sobre otras. Como lo dice Oscar Cuellar, "la existencia de un cuerpo armado centralizado en torno al gobierno…es un requisito esencial a la existencia misma del Estado, pero a la vez, un peligro potencial para el normal funcionamiento de la sociedad, en la medida en que las funciones del estado eran vistas, primariamente, como funciones de manutención del orden y la seguridad.."[44].

En suma, la profesionalización de las fuerzas armadas que se proyecta en los países latinoamericanos tiene su origen en la constitución de los Estados Nacionales. Por su misma naturaleza, el Estado Nacional surge por una imposición de clases. Las instituciones armadas se manifiestan tempranamente como protectores de los intereses de la clase dominante y, a la vez,  reproducen el carácter dependiente de sus propios estados.

Ya hemos dicho que, en un primer momento, la profesionalización y modernización de los estamentos militares dependerá del nivel de desarrollo de cada país. Lógicamente, aquellos grupos que detentan el poder económico tradicional, tenderán a dominar a los ejércitos latinoamericanos para así subordinar a aquellos sectores de la sociedad más débiles. El poder real girará en torno a los círculos políticos y económicamente más evolucionados.[45]

Pero tiene o no algún nivel de politización la participación de las fuerzas armadas? El objetivo de la profesionalización tendría el objetivo de alejar a los militares de la política y dedicarse a los roles que le son propios. De allí el sentido profesional de los  militares en la sociedad moderna.  ¿Pero ello, es así en las naciones latinoamericanas? Mario Carranza sostiene que "La profesionalización llevaba el germen de la politización, fundamentalmente, porque se producía en países que carecían de la industria básica necesaria para la producción de armamento. No es casual, agrega,  que la profesionalización se produzca coetaneamente, en América Latina, con el ingreso del capitalismo internacional en la etapa imperialista y monopolista: fines del siglo XIX y del XX". [46]

Para situar históricamente la profesionalización de las fuerzas armadas latinoamericanas, Alan Rouquie, [47]  niega lo que algunos autores consideran como cierto. Sostiene que carece de fundamento que los primeros soldados profesionales fueron el producto de la asimilación de los jefes de bandas o de caudillos  improvisados que surgen de la caída el imperio español. Más bien, los ejércitos, dice Rouquie, responden a las necesidades del desarrollo del capitalismo en su fase actual.

Parece tener más sentido, entonces,  para sustentar la profesionalización de los ejércitos la tesis  que plantea que  los intereses foráneos son, en última instancia, quienes han provocado el desarrollo de los regímenes autoritarios. Advertimos, siempre, que esa profesionalización es de carácter  dependiente, modelo muy identificado con la realidad panameña. Ya hemos dicho que no se pueden comprar a los ejércitos de la mayoría de las naciones latinoamericanos con las dimensiones y funciones de la Policía panameña. Sin embargo, la mayoría de los autores están de acuerdo en que todos pasan por las mismas etapas, aunque en distintos momentos de su evolución.

La finalización del caudillismo latinoamericano y, la aparición tardía de los estados Nacionales-casos Nicaragua, Cuba, República Dominicana,  Panamá- está superpuesta por una larga influencia directa o indirecta de los Estados Unidos. "padecieron un largo periodo de ocupación norteamericana destinada a terminar con el relajamiento general de los lazos de la sociedad civilizada que, según Washington, afectaba a esos países. Antes de retirar su protección, Estados Unidos se esforzó por poner en pie, en esos países, guardias civiles organizados por los marines".[48]

Fuerzas armadas profesionalizadas, pero también politizadas, como consecuencia de los conflictos clasistas, propios del desarrollo tardío de las sociedades latinoamericanas. Los sectores dominantes requieren un control social autoritario; para ello deben cooptar su predominio sobre las instituciones armadas.

En Panamá, guardadas las proporciones, se desarrollan los elementos que son ilustrativos para los países del área. Una policía nacional con un desarrollo orgánico sumamente débil, enfrenta una nueva realidad al despuntar la década de 1940. La Segunda Guerra Mundial trae consigo un novedoso escenario en el ámbito económico, político y militar en Panamá. Mientras las fuerzas armadas latinoamericanas se reprofesionalizan producto de esos nuevos patrones surgidos durante y después de la guerra, en Panamá por el contrario, es cuando se inicia el proceso.

No es casual,  entonces, que durante el periodo de la historia panameña comprendida entre 1942 y 1945, cuando aparecen una aguda crisis de hegemonía entres las clases sociales,  a la vez,  se pone en marcha el proceso de profesionalización de la Policía Nacional. Tomamos de Dorindo Dajan Cortez una descripción muy precisa de la situación, que se genera en ese momento. "en momentos en que la sociedad se aproxima a un agudo periodo de inestabilidad que los sectores medios se organizan, esta vez con criterios más definidos. La Federación de Estudiantes de Panamá, es fundada en 1943, (ocho años antes había sido fundada la Universidad de Panamá, que a pesar del elitismo que la caracteriza, permite la unidad de la conciencia estudiantil); el Magisterio Panameño Unido, fundado en 1944, y ese mismo año, el frente Patriótico de la Juventud. La clase obrera se organiza, y si bien es cierto sus objetivos eran puramente gremiales y reivindicativos, ya se toma con- ciencia del sindicalismo. Entre 1944 y 1945 aparecen tres sindicatos: Sindicato Nacional de trabajadores de la Industria…." [49]

En el Estado oligárquico recién constituido en Panamá, en el que los antagonismos son propios en las relaciones sociales, se hizo necesario un organismo profesional para defender el "orden" y las instituciones "democráticas". Dicho organismo, por su origen y

constitución deberá tomar partido hacia un sector determinado, por lo tanto tendrá una connotación política; estará politizado.

4.-  Militarismo y Militarización: Conceptualización.

La mayoría de las definiciones que analistas y diccionarios hacen del militarismo lo entienden como una desviación del recto sentido de lo militar. Es la exageración y la pretendida totalidad de las concepciones militares.

            En la historia política del mundo se considera que a mediados del siglo XIX comenzó a ser usado el término en Europa. Lo militar es, según Luis Cárdenas Vásquez, lo que la politiquería a la política, lo que el machismo a la virilidad, esto es,  una degradación de valores y conductas de modelos de ser y pensar.

La descalificación del militarismo como conducta aberrante, es aceptada, incluso por los mismos militares, quienes lo descartan como forma adecuada de concebir lo militar. Un oficial chileno dice que "el militarismo se caracteriza por sostener un nacionalismo descabellado e ideas extremistas de lo militar".

"El militarismo connota la dominación de los militares sobre los civiles. Un ejército o una sociedad marcada por esta desviación, se caracteriza por el desprecio a los políticos y a las políticas civiles, el rechazo a la democracia." [50]

Una definición de militarismo  recogida den IV Encuentro de Objetores de Conciencia, celebrada en Quito en 1997 dice que es  "La tendencia de los aparatos militares de una nación (fuerzas armadas, fuerzas militares , burocráticas y servicios secretos) en asumir el control, siempre creciente sobre la vida y el comportamiento de sus ciudadanos, sea por medios militares  (preparación de la guerra adquisiciones de armamentos, desarrollo de la industria militar) o, por valores militares tendientes a dominar cada vez más la cultura, la educación, los medios de comunicación, la religión, la política y la economía nacional a expensas de la institución civil".

5.- Vulnerabilidad de la Democracia e Ingerencia Policial: 

Las estructuras democráticas en los países latinoamericanos siempre han sido débiles. El autoritarismo ha sido una situación propia, cotidiana, y tradicional. Responde, por un lado, a demandas emanadas de la colonia;  y por otro lado, a las presiones externas que se reciben de las potencias dominantes.

La democracia, ese sistema, tan traído  y llevado, se convierte, finalmente, en el modelo ideal para alcanzar el desarrollo político, económico y social de Latinoamérica.  El esquema republicano, generalmente, copiado de los Estados Unidos, se impone como forma de gobierno. Este sistema aunque desconocido para la mayoría de los pueblos semianalfabetos y pobres, conduce a las nuevas naciones a sentar una base débil para las instituciones democráticas.

Surgen entonces, estados liberales parcializados que les corresponde formar la conciencia nacional y la organización de la sociedad. Las desigualdades y la inequidad se

apoderan de las nuevas estructuras americanas. La democracia liberal será el medio político legitimizador para excluir a los sectores sociales más débiles y para crear un estado precario en cuanto a las libertad y el disfrute de los bienes sociales.

Las tendencias autoritarias se manifiestan tempranamente en nuestra América. Poderosos líderes políticos a quienes habitualmente se les ha denominado caudillos, hicieron su impronta en la historia de nuestros pueblos. Hombres de toda marca y color político asumen la dirigencia de Repúblicas desorganizadas y en muchas ocasiones caóticas.

Acerca de este tema, el sociólogo chileno Oscar Cuellar [51]  sostiene que, a pesar de que,  en el esquema liberal del aparato  estatal  moderno, la participación política de las fuerzas armadas debe ser subordinada a los poderes civiles del Estado, existen situaciones contradictorias; por una parte, las fuerzas armadas aparecen como organismos situados más allá de los distintos grupos  y clases de la sociedad. Tiene funciones superestructurales  al nivel de la conducción política del estado; manejan medios de coerción y  hasta se genera una especie de subcultura de poder real. El control de los medios de coerción y la capacidad para generar una ideología propia, tienden a crear una potencialidad política que, en muchos casos, rebasa los límites del sistema civil. No obstante,  la supuesta subordinación política, la realidad es que las fuerzas armadas poseen, por su misma existencia, una cuota de poder político que sobre pasa los límites impuestos  un tanto lesiva a los intereses generales de la sociedad.  Aquí radica la contradicción por él planteada.

Para ilustrarla, citamos a Cuéllar: "Esta contradicción original ha sido señalada o por lo menos sentida ya por los teóricos del liberalismo clásico con una fuerza que permite suponer que ha sido uno de los problemas básicos enfrentados en la construcción del estado moderno. Un Hobbes, un Locke, un Kant, coincidirán en señalar que la existencia de un cuerpo armado centralizado en torno al gobierno, sea este monárquico o constitucional, es un requisito esencial a la existencia misma del Estado, pero a la vez un peligro potencial para el normal funcionamiento de la sociedad".[52]

Los regímenes autoritarios, no han sido circunstanciales,  sino que se convierten en el instrumento típico para garantizar la reproducción de los modelos económicos foráneos   utilizando  la represión para lograr el control por parte de los sectores dominantes. Como los describiremos más adelante en nuestro trabajo, la elecciones fueron y aun siguen siendo, mecanismos para formalizar la arbitrariedad y el abuso. Como anotó Juan Alberto Huaylupo, "Las convocatorias en los procesos electorales, salvo algunas excepciones, son convocatorias a las mayorías para legitimar el poder de las minorías"  [53]

En Panamá, el autoritarismo pasa a ser parte de nuestra cultura política. El poder hegemónico de los sectores privilegiados, garantizado por la ingerencia foránea, ha sido una constante de carácter estructural y enraizado en la política panameña. Con la eliminación temprana del ejército nacional, se entrega todo el control político y económico a la burguesía nacional a través de los partidos políticos de corte oligárquico. Muy pronto, también, este poder es mediatizado por la presencia ignominiosa de las fuerzas armadas extranjeras que entran a formar parte de nuestra realidad. Desde la década de 1940,  estas fuerzas hegemónicas nacionales se muestran cómodas con el surgimiento del poder autoritario interno y externo. Ellos, los poderes internos,  y las fuerzas imperiales,  garantizan la dominación.

 

La educación no había evolucionado hacia el reconocimiento de los derechos políticos y de las libertades ciudadanas. La Policía, progresivamente, y  siempre con el aval de las fuerzas extranjeras acantonadas en la Zona del Canal, fue asumiendo responsabilidades en el aparato político. Las clases hegemónicas panameñas se aprovecharon del poder armado de la Policía Nacional, para conservar el control del aparato estatal. En el desarrollo de nuestra investigación trataremos de comprobar esta hipótesis.

En Panamá, este peligro potencial empieza a sentirse en forma ostensible, a partir de 1943, cuando el cuerpo policial  toma forma militar.   Renato Pereira, sostiene sobre esta tendencia que: "Con Remón en la dirección efectiva de la policía, el presupuesto de ésta pasa de menos de un millón de dólares en 1939 a más de dos millones y medio en 1942. Oficial de caballería, presta atención especial a dicha sección hasta convertirla en un cuerpo antimotín de temible eficacia. Al pequeño departamento de tránsito lo transforma en un cuerpo motorizado, encasquetado y equipado con armas automáticas. Los agentes más jóvenes son agrupados en varios pelotones de infantería, al mando de oficiales armados de metralleta. Se artilla el cuartel central con algunas ametralladoras de grueso calibre." [54]

El propio Remón expresó que él creía en la libertad, pero también en un gobierno capaz de mantener la autoridad y el orden. En 1952 un columnista seguidor de Remón, definía la palabra libertad según la concepción remonista. Decía "Por eso, los que pregonan   a los cuatro vientos libertad, deben comprender que es la doctrina remonista es la única que puede dar una libertad al pueblo panameño, entendida no como un soberbio dejar hacer, sino como parte integrante de un patrimonio de seguridad a que tiene derecho el individuo dentro de la sociedad" [55]

Remón inculcó el espíritu corporativo [56] de superioridad y de identidad. Sentía que cuando los policías panameños se codeaban con los militares latinoamericanos  en círculos

profesionales o de otra índole, eran disminuidos. En este sentido, quizás su  mayor contribución a la institución fue la imposición de la disciplina y el entrenamiento. Exigió mejores condiciones de trabajo, aumentos de salarios, instructores, vehículos, armamentos, financiamientos bancarios, etc.

La  intromisión de los Estados Unidos en las fuerzas armadas latinoamericanas quedó expresada en los acuerdos, generalmente impuestos, para vender excedentes de material bélico usado a los países de América Latina. Con esta asistencia se inicia un sistemático esfuerzo estadounidense para insertarse en las fuerzas armadas de cada país y que éstas sirvieran a los móviles políticos y económicos del imperio, a la vez se fortalece  el avance de la militarización de los cuerpos armados  latinoamericanos a partir de 1943, cuando ya se preveía el final de la guerra. La Ley de Préstamos y Arriendos (Joint Chief of Staff of the Lend-Lease Policy to other Americans Republics y Surplus War Property Act,   constituyen ejemplos de diseños militares que tendían a la subordinación de las instituciones latinoamericanas al poder de la potencia del norte. Además, dichos planes buscaban monopolizar el mercado de armas por parte de la industria bélica estadounidense.

Con relación a Panamá,  por  razones que analizaremos en otro capítulo, el cuerpo armado panameño no recibió apoyo bélico similar al que los Estados Unidos entregaron  al resto de las naciones latinoamericanas.  La sola presencia de las fuerzas armadas acantonadas en la Zona del Canal  generó  una mística militarista. Debemos entender que la presencia efectiva de las fuerzas armadas estadounidenses en Panamá, hizo innecesario el que Panamá mantuviera un ejército, a pesar de la voluntad del gobierno en participar de la defensa del canal. Los organismos de seguridad  que funcionan en Panamá, especialmente a partir de la Segunda Guerra Mundial  imponen una "atmósfera" militar que se refleja en todos los órdenes de la vida panameña. Estados Unidos emplaza  tropas a través de todo el Istmo mediante el  acuerdo de 1942 llamado Convenio de Bases, puesto en práctica por el gobierno de Ricardo Adolfo de la Guardia. Como hemos citado en la justificación de la investigación, el temor a la influencia nazi fascista durante los años de 1938 a 1940, en Latinoamérica, provoca el acercamiento de Washington a las fuerzas armadas del continente.

La militarización y  fortalecimiento del cuerpo policial  a partir de 1943 produjo oposición en  los movimientos sociales y políticos de la época. Los grupos organizados consideraron  que la política  armamentista de la policía era peligrosa y podía utilizarse para reprimir  las reclamaciones que se hacían en la calle y que eran  contestatarias a la situación de desgobierno y corrupción de las administraciones  contemporáneas.                                                                                                                                 

CAPÍTULO TERCERO

PODER POLICIACO Y DEMOCRACIA EN PANAMÁ.

1.- EVOLUCIÓN DEL CUERPO ARMADO NACIONAL

a.-   Etapa de la Policía Colonial: 1904-1930:

Durante la última etapa de la  vigencia de la dominación colombiana en el istmo de Panamá, la situación política y económica se debatió entre fuerzas sociales que proponían el centralismo y la que apostaban por el federalismo. Esa realidad de luchas entre caudillos, dirigidas desde fuera, no encontraron la necesidad de estructurar una organización militar autónoma, que nos condujera a la formación efectiva de un Estado Nacional.

La inserción del Istmo en el sistema económico capitalista  mundial  mediante la revolución del transporte (construcción del ferrocarril de Panamá a partir de 1850) produce cambios importantes que permiten  la penetración de la emergente  potencia estadounidense en los asuntos istmeños.   La expansión del comercio mundial, pone a los Estados Unidos en condiciones de desarrollar una política de intervención en los asuntos de Latinoamérica. El proceso de consolidación del capitalismo en los Estados Unidos, los llevará a un proceso de expansión territorial y de dominación política.                                                                                    

La entronización legal en Panamá de los intereses de los Estados Unidos mediante el  Tratado Mallarino -Bidlack, significa la pérdida paulatina del derecho de los istmeños a darse su propia seguridad.  El ejército estadounidense, gracias a los acuerdos contractuales con la Nueva Granada, adquiere la facultad de garantizar "positiva y eficazmente a la Nueva Granada la perpetua neutralidad del Istmo, y a la vez garantizan los derechos de soberanía y propiedad que la Nueva Granada tiene y posee sobre dicho territorio".  La Nueva Granada, en efecto, da los pasos preliminares para permitir la legalización de la ingerencia extranjera en los asuntos internos de Panamá.

El ejército neogranadino, a pesar  que mantenía una guarnición estacionada en el Istmo, [57] no muestra mayor preocupación por la seguridad del Departamento. Tanto sus intereses

como los de la potencia imperial,  están asegurados mediante los acuerdos estratégicos de 1846.

Las luchas políticas internas derivadas de los conflictos revolucionarios que degeneraron en la guerra civil entre liberales y conservadores de finales del siglo XIX, traen al Istmo el desasosiego y la intranquilidad. Panamá se debate en una encrucijada entre un ejército extranjero comandado por los conservadores  en el poder y fuerzas revolucionarias irregulares,  dirigidas por los liberales istmeños.

La prolongada contienda interna,  denominada Guerra de los Mil Días, trasladada a Panamá desde el Cauca colombiano, tiene un significativo grado de implicación en la historia militar del Istmo de Panamá. La cantidad y calidad de los cuadros militares que se forman en el transcurso del conflicto demuestran que los panameños, especialmente liberales, se habían adentrado en el conocimiento del arte de la guerra. Istmeños  de diversas procedencias sociales, adquirieron experiencias militares tanto de la guerra convencional, como de las luchas irregulares o guerra de guerrillas.

Una importante cantidad de campesinos y hombres de la urbe citadina, adquirieron experiencia militar y se mantuvieron en reserva prestos a la lucha armada, siempre y cuando los dirigentes políticos- militares, con quienes se codearon durante la guerra civil, los llamaran  al campo de batalla. Esto significa que, para  los auténticos dirigentes liberales istmeños, opuestos a la dominación estadounidense en Panamá y quienes se sintieron traicionados   por  el Tratado de Wisconsin,  que puso fin a la guerra civil,  no les era difícil constituir un ejército nacional de liberación.  Como es lógico, esta situación, a todas luces imaginaria,  hubiera variado las condiciones políticas, económicas y morales en que se da nuestra separación de Colombia en 1903.

El ejército nacional,  finalmente es desintegrado por presión de las fuerzas interventoras. Huertas  debe renunciar por sugerencia de las fuerzas estadounidenses. [58]

Esteban Huertas,   un militar  forjado en la Guerra y cuya decisión de apoyar el movimiento separatista fue fundamental para el nacimiento de la República es, de alguna manera,  desfigurado por la historiografía estadounidense.[59]

Una carta  enviada por Huertas al Presidente Amador  (ver Panamá América del 14 de julio de 1974)  en términos poco comedidos,  manifiesta que su salida del ejército fue dictada por designios "foráneos e interesados", calificándola además, de una "imposición extraña". La carta hace una serie de consideraciones políticas sobre la presión procedente de las autoridades estadounidenses para desmantelar el ejército panameño. El Ministro John Barret (Embajador estadounidense), induce a  Amador a  aceptar la renuncia y a jubilar a Huertas, y a  no ceder de ninguna manera ante  sus " pretensiones insurreccionales ".

"El Ministro Barret  regresó a Panamá…y se encargó del asunto con mano fuerte. Enseguida, visitó a Amador para presentarle sus respetos y para escuchar su opinión sobre la situación .Amador explicó que la crisis tenía que terminar con la jubilación, renuncia o licencia  de Huertas. Sugirió que Panamá se beneficiaría al suprimir el ejército, y le pidió a Barret hacer los arreglos para retener un buque de guerra hasta que se resolvieran las dificultades. Al ser interrogado por Amador sobre cómo tratar al General rebelde y al ejército, Barret le aconsejó obligar a Huertas a renunciar, y disolver el ejército." [60]

Por recomendación del Ministro estadounidense en Panamá, John Barret, el ejército panameño debía reintegrarse en una guardia rural y sus miembros sólo deberían portar revólveres. Creía que la importación y posesión de armas de fuego debería prohibirse, y

recomendó que Panamá almacenara sus armas y municiones en la Zona del Canal. Así se cumplió. El gobierno nacional adscribió  la Comandancia General del Ejército a la Secretaría de Gobierno y Relaciones Exteriores a partir de noviembre de 1904.

En esta circunstancia, la existencia del ejército se constituía en un obstáculo frente a la lógica del imperio. Es sabido que en el ejército heredado de los colombianos existía un inveterado anti-norteamericanismo que era producto de las constantes intromisiones y abusos estadounidenses en el Istmo, durante la parte final del siglo XIX. Además, como hemos dicho antes, había una rica experiencia  político militar y una vasta tradición  revolucionaria entre los componentes militares istmeños, lograda durante la Guerra de los Mil Días. Era un riesgo al cual las fuerzas intervencionistas estadounidenses rechazaban enfrentar. La defenestración del ejército panameño fue una medida de seguridad y de negación del derecho de erigir un estado nacional autónomo.

Pero Barret y los estadounidenses eran conscientes que la abolición del ejército panameño no significaba el fin de las tendencias revolucionarias en el Istmo. Las experiencias abusivas del imperio norteamericano en Panamá no les permitía confiar en que la neutralización de Huertas fuera suficiente para imponer a su antojo las políticas hegemónicas en la recién nacida República. Ya lo decía el Ministro,  el 13 de diciembre en carta al Secretario de Estado  John Hay: "No creo que haya más problemas en Panamá; pero debe recordarse que las masas están entrenadas y experimentadas en toda clases de motines, agitaciones y desórdenes populares, y  alguna ocasión se puede hacer gran daño si no hay una fuerza, como una compañía de marinos convenientemente en Ancón".[61]

"Nace entonces un cuerpo policial cooptado, constituido en un ente instrumental subordinado y disciplinado al poder colonial del estado y al servicio de las clases hegemónicas locales. Esa supeditación lo incapacita para constituirse en poder mediador del aparato coercitivo del Estado y para mantener el orden público que es decantado por el fortalecimiento de las luchas nacionalistas del periodo 1904-1930."[62]

El Ministro estadounidense pidió que se estableciera una compañía de marinos permanentemente en Ancón en lugar de Emperador. Así, las fuerzas militares de la Zona del Canal estarían más cerca de la Ciudad de Panamá para ser eficaces en sofocar desórdenes  o intentos de insurrección. Estas fuerzas, decía, "aunque no participen para preservar el orden mantendrán la tranquilidad o protegerá la propiedad." Luego de licenciar a los miembros del ejército nacional, para cuya aceptación, por parte de los soldados tuvo que mediar una amenaza del Ministro estadounidense, desaparece oficialmente la institución militar.

Como consecuencia lógica,  la extrema sujeción de la naciente República al poder emergente de los Estados Unidos,   la Policía Nacional, luego de la eliminación del Ejército en noviembre de 1904, se convierte en una de las Instituciones más dependientes del tutelaje estadounidense.  Previamente, el Tratado del Canal de 1903 y la Constitución de 1904, habían cercenado toda participación de la Policía en los asuntos inherentes a la seguridad nacional y al orden público. Era una policía supeditada al poder colonial  que debió  afrontar la indigna  imposición de que un ejército extranjero le correspondiera controlar el orden público interno. Previamente, La Convención Istmica de 1903[63] y la Constitución de 1904 habían otorgado a los Estados Unidos, el derecho a intervenir en los nuestros asuntos internos.

"Un año después de consumada la independencia se dictó por motivos de seguridad pública el decreto 194 de diciembre de 1904 por el cual se elevó el cuerpo de Policía Nacional a setecientas plazas…Por considerarse este número insuficiente se expidió el Decreto Número 56, de 23 de marzo de 1905 aumentando el personal en sesenta plazas más,…Este era el total que componía la fuerza pública efectiva del país en los inicios del año 1905."[64]

            Aunque la Policía mantenía formalmente un Comandante Civil designado por el Presidente, en realidad quien la dirigía era el Inspector General recomendado  por los Estados Unidos y contratado por el gobierno nacional.  Este asesor o Inspector poseía un rol hegemónico en el cuerpo armada y   gozaba de gran influencia en las esferas del gobierno nacional. Servía, además, como enlace con el Embajador estadounidense para los asuntos concernientes al orden público. 

Samuel B. Davis, George W. Jiménez, Wallis O. Clark y Rubén Varón, sucesivamente,  entre 1904 y 1910 ocuparon el cargo de Inspectores Generales de la Policía Nacional. Pero fue Albert Lamb[65] el que desempeñó la función por mayor tiempo. Contratado en 1917, se mantuvo como Inspector hasta 1927 cuando el gobierno nacional, incómodo por el control norteamericano del único organismo de seguridad del país, abolió el cargo.

Opacada por la ingerencia estadounidense,  la Policía Nacional desempeñó un papel insignificante y muchas veces, denigrante en la vida política panameña entre 1904 y 1930. Durante dicho periodo, el rol de árbitro en la  política nacional lo viene a ejercer el ejército estadounidense. Su papel se redujo a sofocar reyertas ciudadanas y servir de brazo armado a los partidos políticos de las  clases gobernantes para,  periódicamente, lograr algunas ventajas electorales.

Es importante señalar aquí, que los hombres que formaban el cuerpo de policía, en su mayoría, procedían de las clases populares urbanas. Por su condición humilde y bajos niveles de educación, eran constantemente vejados por los soldados zoneítas.

Sin embargo, la Policía panameña nunca aceptó mansamente la arrogancia estadounidense y los abusos que estos cometían flagrantemente en las calles citadinas. Constantemente soldados y marinos descendía a las ciudades  panameñas como bandas desenfrenadas de piratas,   actitudes que eran recibidas con repugnancia por la población y por la Policía. Ocurrían frecuentes desórdenes callejeros, provocados por militares estadounidenses en las ciudades de Panamá y Colón.[66] Las autoridades de la Zona del Canal siempre acusaron a la policía panameña de ser ignorante y de actuar con  mala voluntad,  exigiendo que se les brindara protección y seguridad a sus soldados.

Cuadro No 2.

Algunas Cifras de los Integrantes  de la Fuerza Pública Entre 1904-1918.

1904…………700      plazas

1905…………760      plazas.

1910…………1098    plazas

1913………….972     plazas

1915………….1146   plazas

1918…….……978     plazas

Fuente: Arosemena González, Carlos … El Cuerpo de Policía Nacional, 1903-1953 . Imprenta La Academia, Panamá 1953.

Otros incidentes como el escenificado en el  barrio de tolerancia de Cocoa Grove  siguieron ocurriendo entre 1914 y 1916. La rivalidad entre policías panameños y soldados acantonados en el canal era  notoria. Siempre quedaba en evidencia la inconformidad de la policía por la actitud prepotente de los soldados y se demostraba algún   sentido de defensa de los intereses de los nacionales por parte de los policías panameños..,  "al terminar un juego de béisbol en el sector atlántico del Istmo al que asistieron alrededor de 1.200 soldados estadounidenses, uno de ellos golpeó con una varita a un policía panameño. Aunque no se puede afirmar que el golpe fue intencional, lo cierto es que el policía devolvió el golpe recibido, lo que dio lugar a otra encarnizada riña que se extendió a casi toda la ciudad de Colón, entre panameños y 1.500 norteamericanos aproximadamente. Un oficial y siete agentes de policía resultaron heridos por el lado de los panameños. Por el de los norteamericanos un cabo del ejército fue muerto y tres resultaron heridos.[67]

            Los   norteamericanos ordenaron el desarme total de la Policía Nacional, el 15 de octubre de 1915  acogiéndose a una interpretación unilateral de la Cláusula VII de la Convención Istmica de 1903. . El gobierno panameño no estuvo de acuerdo con dicha interpretación y presentó reclamos diplomáticos ante el gobierno estadounidense. El Ministro de los Estados Unidos,  William Price y el Secretario de Exteriores de Panamá, Ernesto T. Lefevre se enfrentan en profundas diferencias diplomáticas. Lefevre, trata  de alguna manera,   que la República no sea devorada por la mentalidad colonialista de Price.                                           

Finalmente, Price envía a nuestra cancillería un verdadero ultimátum exigiendo en forma perentoria el desarme de la Policía Nacional, el 9 de mayo de 1916 en las ciudades de Panamá y Colón y el almacenamiento de sus armas en la Zona del Canal. Aún más, el Ministro estadounidense, sintiéndose una especie de procónsul, indicó el tipo de armas que ellos aceptaban que se usaran en la Presidencia de la República y en las cárceles. Y como si no fuera suficiente, en una conferencia que tuvo con el canciller Lefevre, le expresó que nuestro país no requería una Policía armada, por cuanto el gobierno estadounidense sofocaría inmediatamente cualquier disturbio que ocurriera. En nota  de protesta enviada por el Secretario de Relaciones Exteriores de Panamá, Ernesto T. Lefebre al Ministro Price  dice: " En efecto, siendo Panamá una nación soberana e independiente, el Gobierno de los estados unidos no tiene derecho para decidir, si este país puede o no tener una fuerza nacional armada de rifles de largo alcance. El decidir tal punto es una cuestión de política interna del país… Mi gobierno considera ofensiva para la dignidad nacional la solicitud de desarme de nuestro Cuerpo de Policía en las ciudades de Panamá y Colón…" [68]

La intromisión de las autoridades estadounidenses en los asuntos panameños, se completó cuando los estadounidenses sugieren  al Gobierno Nacional el nombramiento de un Comisionado  de Policía norteamericano, con plenos poderes para controlar, instruir y supervisar a la institución armada, responsable solo ante el Presidente de la República. El mencionado Albert Lamb fue designado para ese cargo. Al mismo tiempo se sugirió el nombramiento de un agente fiscal norteamericano para la República de Panamá. Lamb, [69] que no era soldado sino Policía  dio inicio a algún nivel de  profesionalización de la Policía panameña y logró el objetivo de las autoridades estadounidenses: controlar desde dentro a la policía y someter e intimidarla  ideológicamente para evitar su beligerancia en asuntos nacionales y por consecuencia, los enfrentamientos callejeros con los soldados estadounidenses.

La policía, elemento fundamental en la estructuración del Estado Nacional, fue totalmente desactivada de una de sus funciones  básicas. A diferencia de los demás países latinoamericanos, donde sus fuerzas armadas desempeñan un rol aglutinante en el proceso de formación del estado independiente, en Panamá  surgirá un enclave dependiente que controla no solo la actividad económica sino también lo político. Es notorio que la presencia en extremo dominante de los estadounidenses hace muy lenta la consolidación del Estado Nacional.                                                                                                                        

 La intromisión extranjera en las comunes luchas políticas por el poder y la traumatizante actitud estadounidense de controlar el principal recurso económico de la naciente nación, crean un nivel elevado de frustración entre los gestores del movimiento separatista. Las burguesías nacionales latinoamericanas, artífices de sus propios estados y de un  desarrollo autónomo interno apoyaron la creación de ejércitos profesionales que en situaciones de crisis iban a servir de alternativas a los partidos políticos  y a los grupos sociales dominantes. Pero en Panamá,  ese desarrollo de las fuerzas armadas nacionales es imposible por la dominación legal mediante tratados  y de hecho, por la fuerza de las circunstancias por parte de los Estados Unidos.                                 

Sin embargo, la Policía panameña que subsiste  al despuntar la década de 1920, no mantiene similares características a la de la década anterior. Una serie de hechos  tanto endógenos como exógenos ocurren en Panamá que afectan las estructuras mismas de las instituciones y desarrollo de la política estatal.                                                                                                                

La terminación  de las obras del canal y la consecuente disminución de la oferta monetaria; esto,  acompañado por la escasez de mercancías que provenían del mercado externo,  generaron un proceso inflacionario que encarece el costo de la vida. La finalización de la primera Guerra Mundial,  crea una situación de disminución de los ingresos del fisco. El estado panameño deberá crear nuevas fuentes de empleo para soportar la presión de los obreros cesantes del canal y de las actividades bélicas. Los políticos panameños, muy acostumbrados a la  sumisión y dependencia de las autoridades estadounidenses, deberán ahora, afrontar algunas riesgos por sí solos. Los cerrados grupos oligárquicos   que habían estado entretenidos en disputas de naturaleza personal y sujetos a la bonanza que proveía de la construcción del canal norteamericano, deben ahora empezar a tomar decisiones que satisfagan las necesidades de su población.

"En esencia el Partido Liberal o su gama de fracciones unidas en alianzas para los torneos electorales, representaba a la burguesía comercial casateniente o inmobiliaria de la zona de tránsito. Contrariamente, el Partido Conservador o sus fracciones partidarias representaban al gran terrateniente latifundista del campo. Ambas clases, que conforman lo que en el lenguaje popular se denomina la oligarquía panameña, son antinacionales y extranjerizantes; no están  vinculadas a la producción nacional ni al mercado interno"[70]

Ante la crisis económica que afecta al país desde principio de los años 20, los grupos que detentan el poder se aferran a la defensa de sus intereses comerciales. Como es natural, aparecerán tendencias contestatarias en el seno de la sociedad panameña. El alza de los impuestos aplicada por el gobierno a los casatenientes degenera en el aumento de los alquileres a los grupos pobres urbanos. Se atizarán los conflictos sociales a los cuales el gobierno de la oligarquía reprimirá con fuerza. La policía enfrentará un nuevo escenario porque tendrá que desempeñar el papel de cuerpo represor de sus conciudadanos.                                 

"En febrero de  1925,   la situación se hizo más gravosa para los locatorios con la expedición de la Ley 29 que aumentaba el impuesto sobre los bienes inmuebles, dado que los caseros lo asimilaron, pero trasladaron dicho aumento al importe de los alquileres, con lo cual el problema inquilinario hizo crisis." [71]. La Policía Nacional reprimía a los inquilinos de los "cuartos de la gente pobre" de  los barrios del Chorrillo, Marañón, San Miguel, El Granillo etc. que agrupados en la Liga de Inquilinos y Subsistencias, organizada a fines de 1924,  decretaron una huelga de no pago de los alquileres".  Los Jefes policiales para entonces eran connotados miembros de los grupos oligárquicos del país, tales como Ricardo Arango, Archibaldo Boyd; el Alcalde lo era Mario Galindo y  fungían como altos oficiales, Enrique Correa y Joaquín  Alemán.

Es sabido que el débil gobierno de Rodolfo Chiari  invitó a las fuerzas armadas estadounidenses a intervenir en Panamá para sofocar desórdenes provocados por el alza de los precios de la vivienda "Cuando en 1925, por una vez, la policía disolvió por si sola una potente manifestación de arrendatarios de cuartos en huelga de no pago de alquileres , dejando diez muertos sobre el terreno, la reacción que desencadenó puso en peligro todo el sistema…"[72]

Como "caldo de cultivo" de la   evolución de la sociedad panameña, surgirán grupos organizados que al igual que la Liga de Inquilinos, manifestaran su inconformidad con el orden de cosas imperantes en el país. Ya se dan señales evidentes de corrupción administrativa, nepotismo y falta de sensibilidad hacia los problemas de los ciudadanos comunes, pero fundamentalmente la inconformidad por el status semi colonial que se acentuaba en la República. Además, sectores excluyentes y grupos de elite de la sociedad se posesionan de las mejores porciones del presupuesto y de la economía  nacional, mientras   la miseria y el desempleo, se apodera de amplios sectores da la población. Acción Comunal, grupo semiclandestino constituido en 1923; formado por gente de los sectores emergentes de las insipientes capas medias y profesionales empiezan a señalar algunas deformaciones en el gobierno y en la sociedad misma.

Este era el panorama a mediados y finales  de la década de 1920. Florencio Harmodio Arosemena un hombre  incondicional del Presidente  Rodolfo Chiari, candidato oficial  del liberalismo  (chiarista) fue  electo  en 1928 como nuevo mandatario en unas elecciones preñadas de acusaciones de fraudes y de peticiones a los Estados Unidos  para que intervinieran.        

 La Policía, en esta coyuntura, por primera vez, hacia las veces de árbitro de la política nacional [73] porque ya manifestaba su apoyo a uno u otro candidato. También reprimía a los grupos que se manifestaban contra la situación imperante. Pero era inevitable,  en el marco de los intereses de los grupos populares que se observara un progresivo resentimiento contra la hegemonía norteamericana y contra la corrupción y el nepotismo de las clases altas. La crisis económica causada por la depresión de 1929 contribuyó a que el gobierno de Florencio Harmodio Arosemena  fuera aislándose paulatinamente de la población.

b.-Etapa de Profesionalización y Politización: 1931-1942.

  La década de 1920 deja huellas interesantes en la historia panameña. Factores internos y extraños intervienen en la conformación de una nueva realidad en Panamá al despuntar el segundo decenio republicano.. Sectores de las capas medias de la sociedad empezaron a tomar posiciones en la actividad política y social del país; una fuerte depresión económica, procedente del norte, se hace sentir intensamente en Panamá.

Los gobernantes de turno se hacen cada vez más insensibles ante las reclamaciones de los grupos emergentes.

El 2 de enero de 1931, grupos medianamente armados aglutinados en la organización Acción Comunal, derrocan al Presidente Florencio H. Arosemena. Una reacción inusual procedente de profesionales e intelectuales, educados bajo nuevos esquemas nacionalistas y  anti-intervencionistas.  Manifiestan su   desprecio a la corrupción y al mal gobierno,  y subyace entre sus dirigentes un implícito reclamo de los sectores jóvenes, por espacios para participar en  la dirección del Estado. El denominado movimiento reivindicador,  exigía respeto  y apoyo a todos los ciudadanos del país.

El fácil derrocamiento del Presidente  Arosemena, deja en evidencia la debilidad de las fuerzas de seguridad nacional que inveteradamente habían estado  atenidas a la  protección estadounidense. El Estado panameño no se había preocupado por  contar con

un organismo armado  eficaz para garantizar su estabilidad política.[74] Pero es que la estrategia de dominación estadounidense hacia Centroamérica y el Caribe  había variado; un nuevo modelo de dominación estaba apareciendo en el escenario geopolítico latinoamericano. Las tradicionales intervenciones directas  se hacían insostenibles por resultar cada vez más impopulares. Sin embargo, la política del Presidente  Roosevelt, no implica el abandono  de la hegemonía en la región, sino un cambio de estrategia para dar una cara nueva al imperialismo y, a su vez, implementar nuevas formas de  vínculos comerciales, con los países del continente y fortaleciendo   el  plan  de seguridad continental.

El historiador Pantaleón Garcia, uno de los que más ha estudiado este periodo de la historia panameña, dice que una de las preguntas que se han hecho los historiadores y analistas políticos es por qué los Estados Unidos no intervinieron durante los hechos ocurrido el 2 de enero de 1931. . El Profesor García se contesta: "ya desde los inicios de la década del treinta   (los norteamericanos) habían decidido poner en práctica su política de no intervención. Este fue el inicio de la política del Buen vecino y el no intervenir en los asuntos internos de la América Latina, a menos que las vidas y propiedades de los ciudadanos norteamericanos estuvieran en peligro."[75]                                                                                                                           

            Otra de las razones por las cuales se considera que los Estados Unidos no intervino militarmente parece haber sido que, según opinión del embajador Roy T. Davis no hubo tal "golpe de estado" porque la sucesión Presidencial se produjo de acuerdo a las normas constitucionales de Panamá. Vale decir que el Ministro estadounidense,  Davis participó en forma directa en todas las negociaciones que, con motivo del movimiento insurreccional, tuvieron lugar para definir la sucesión gubernamental en Panamá, incluyendo la petición al Presidente Arosemena para que presentara su renuncia.[76]

            "En vez de intervenir y abortar el golpe, los soldados norteamericanos se estacionaron en los límites de la Zona del canal y esperaron por si era necesario ingresar a Panamá para proteger la vida y las propiedades de los ciudadanos de los Estados Unidos. Las autoridades de la Zona del Canal habían sido informadas por los insurgentes de que la seguridad del Canal no estaba en peligro. La misión de los Estados Unidos y su Embajador Roy T. Davis, se limitó a mediar en las negociaciones sobre quién sería el reemplazo del Ingeniero Arosemena en la Presidencia de la República. Finalmente, y más importante, la revolución redefinió la situación socioeconómica del país, incorporando a los nacionalistas de la clase media dentro del grupo de políticos panameños. Una vez en el gobierno, usaron la amenaza de la Policía Nacional, reforzada por la asistencia militar y económica de los Estados Unidos para controlar las protestas de la población…" [77]

Una opinión un tanto contradictoria la produce Víctor Florencio Goytía, quien era miembro de Acción Comunal y participó en las acciones de 1931. Goytía alega que "Contra lo que pueda suponerse, esta urdimbre complicada se tejió espontáneamente, sin conocimiento ni intervención de los Estados Unidos ni de los propios conjurados, como algunos presumen. Las medidas fueron adoptándose a la marcha de los acontecimientos. La mejor prueba de ello es la anticipación de los hechos para el 2 de enero, cuando no estaban completos los planes ni se habían conseguido las armas para el tipo de operaciones a realizar…La toma de los cuarteles de hizo con veinte revólveres y doce escopetas de diferentes calibres y muy pocas municiones, en tanto la Policía contaba con pistolas, fusiles y armas automáticas para dos millares de hombres.[78]

La nueva política estadounidense hacia América Latina se apoyaba ahora en medios más sutiles para asegurarse de un ambiente estable que permitiera el avance sostenido  de sus inversiones. Con una hegemonía  consolidada, se daban el lujo de experimentar nuevas formas de dominación sin comprometerse directamente en los asuntos internos de los países. [79] Pero había quedado en evidencia que los esfuerzos desarrollados en Panamá por

fortalecer a los organismos de seguridad habían fracasado. Los Instructores de Policía recomendados por Washington y nombrados por Panamá no habían tenido éxito en la preparación de un cuerpo de policía idóneo para dar seguridad a la República. El Movimiento de Acción Comunal había puesto de rodillas a los poderes del Estado y puso  en evidencia la debilidad de la Policía Nacional.

El alejamiento simulado de los estadounidenses de los quehaceres políticos panameños deja a nuestra policía al frente de los compromisos de ser guardan de la independencia y del orden público. Liberada de este tutelaje, la Policía Nacional encarará un relativo desarrollo autónomo, pero esto implica, como colofón, que quedará sometida a los caprichos de las fuerzas oligárquicas nativas en sus periódicas disputas por el poder político En definitiva, a esta altura de nuestro desarrollo histórico, la Policía viene a convertirse en el brazo armado de los gobiernos oligárquicos y de las clases dominantes. A lo largo de un periodo importante, que ubicamos a partir de 1932,  se le va  imprimiendo cierto nivel de profesionalización[80]  para que sirva a intereses muy específicos dentro del ámbito nacional. Galileo Solís, Ministro de Gobierno durante la administración del Presidente Harmodio Arias, de alguna manera definía a la fuerza pública como: "un recurso de hecho capaz de ejecutarse con violencia ineludible, y el cual no debe tener otra aplicación que el de servir de respaldo al Gobierno para el mantenimiento del orden público cuando ese mantenimiento es necesario obtenerlo por vía de hecho." 

            La policía, prácticamente desmantelada a raíz de los sucesos de 1931, requiere ahora una reorganización urgente. Surgirá una tendencia notoria hacia su profesionalización, pero a la vez, estará sujeta ahora más que nunca a los avatares de la política criolla. Los políticos panameños perciben que necesitan una Policía fuerte y efectiva para impedir que el mandatario de turno pierda el poder. Se inicia, entonces, el esfuerzo por dar garantía al estado de un organismo de seguridad eficiente  La profesionalización de la policía se constituye en una tarea ineludible para las clases dominantes. Su brazo armado lo será una policía con algún nivel de profesionalismo, pero igualmente, con un aceptable nivel de beligerancia  en la arena política nacional.

Los  procesos de profesionalización y  politización [81] de los  cuerpos armados en América Latina, no siempre se dieron en momentos y condiciones similares en todos los países.  La República de Panamá, con un significativo retraso en la formación del Estado Nacional, respecto a las demás naciones del continente, el proceso de profesionalización de nuestro cuerpo armado se va a producir tardíamente, al inicio de la década de 1930. El absoluto control  estadounidense sobre  los mecanismos de defensa y  seguridad nacional establecidos por los Tratados del Canal, retardó cualquier desarrollo profesional y político de la Policía Nacional. . Por lo tanto, solo cuando  los acuerdos Arias-Roosevelt  de 1936, entran en vigencia, la Policía podrá poner en práctica su desarrollo profesional.

Alguna conceptualización sobre el tema de la profesionalización y politización de los cuerpos armados latinoamericanos aparece en el capítulo segundo de este trabajo.

            Consolidado en el Poder dentro de la Policía, el Presidente Harmodio Arias, inició un programa de modernización del cuerpo armado,  que lo condujera a suplantar con efectividad el vacío dejado por los soldados estadounidenses. Rearmó a la Policía con armas de grueso calibre que habían sido confiscadas por los estadounidenses en 1916. José Antonio Remón Cantera acaba de entrar a la Policía como Capitán y es asignado al Cuartel central de la Ciudad de Panamá y, el Presidente le encomienda la tarea de reorganización para mejorar el profesionalismo de la institución.  "Más allá de comentar el status de Remón como prominente oficial de la Policía Nacional, esas medidas tomadas por él para mejorar el profesionalismo de la Policía, constantemente alteró la función de la Policía en el Istmo de Panamá. Además de convertirse en un vehículo de movilidad social para el selecto grupo de panameños pobres de la ciudad, la nueva imagen de la Policía les dio a sus comandantes un gran poder en la toma de decisiones en los círculos civiles. Bajo la Presidencia de Harmodio Arias, la Policía Nacional comenzó a aparecer como una alternativa a la Presidencia en la búsqueda de dinero y poder en el Istmo, un proceso que llega a su punto culminante a finales de los cuarenta, cuando el primer Comandante Remón quitaba y ponía Presidentes en la República de Panamá". [82]

Advertimos una relativa diferencia entre la concepción que poseía Remón sobre el papel de la Policía Nacional y la función que le pretendían asignar los grupos políticos que detentaron  el poder a partir de 1931. Con una visión más amplia sobre el Estado Nacional; entendiendo la necesidad de reivindicaciones nacionales para lograr la total independencia del país, Remón, en principio, y quizás imbuido por las inquietudes juveniles, pretendió implantar un matiz nacionalista en un cuerpo, constantemente humillado y dependiente del control colonial norteamericano.                                                          

 El Capitán Remón, [83] como oficial de mayor rango militar en el Cuerpo, libre de las presiones políticas a que estaban sometidos los Jefes no militares, se entrega a la tarea de

reestructurarlo. Los amigos y partidarios de los gobernantes dirigían nominalmente al cuerpo armado, pero era Remón quien dictaba las pautas en cuanto a disciplina militar, sentido de identidad y espíritu corporativo. Intervenía directamente en la  formación de oficiales, a la consecución de armamentos,   equipos modernos y el entrenamiento adecuado para la tropa.

Pero los intentos de profesionalización de la Policía emprendidos, por el Capitán Remón, son constantemente limitados por las  disputa partidistas y electorales a que se ve sometida la Policía por las clases dominantes panameñas. En la medida en que el propio Remón se integra y participa  del  disfrute de las "mieles" del poder, la Policía Nacional, a la vez, va quedando inmersa en los conflictos por el poder político.                               

Vale la pena anotar que durante el periodo previo a las elecciones presidenciales de 1936, y especialmente, durante el proceso de selección del candidato oficial, ocurren profundas disputas partidistas por la sucesión del Presidente Harmodio Arias. Incluso, los propios  oficiales del cuerpo de Policía quedaron inmersos en las contradicciones partidistas. Por ejemplo,  el Partido Liberal Doctrinario del Presidente Harmodio Arias se disloca en varias facciones,  cada una de las cuales defiende intereses sobre la selección del  candidato del gobierno. Aurelio Guardia, cuñado del Presidente,  que ocupaba la Comandancia de la Policía Nacional, entra en conflicto con el Secretario de Gobierno y Justicia, Galileo Solís [84] y es relevado del cargo.

Se produce una crisis en el Gobierno y el propio Presidente asume el control de la Policía Nacional. Parece que tanto Guardia como algunos oficiales de la Policía tenían sus preferencias políticas en la selección de la candidatura gobiernista, las cuales no coincidían con las preferencias del Presidente.  El Comandante Guardia favorecía la candidatura de Octavio Méndez Pereira,  mientras que el Coronel Remón patrocinaba la de Domingo Díaz Arosemena.

La profunda crisis política generada por las disputas de las candidaturas alcanza a la Policía y produce el relevo del Comandante Guardia generándose una pugna entre los principales oficiales del cuerpo armado. Los Capitanes José Antonio Remón, Nicolás Ardito Barletta y Abel Quintero son dados de baja en julio de 1935.  Manuel Pino exgobernador de la Provincia de  Chiriquí es designado como nuevo Comandante.

Quizás, la crisis de 1935 le dará el verdadero sentido a una nueva Policía Nacional que ahora pasa a ser deliberante en   los asuntos del Estado.   Un tanto libre de las ataduras coloniales, pero supeditada a los caprichos de los políticos.  La politización del organismo armado ha sido puesto en ejecución      Finalmente,  el Presidente Harmodio Arias impone su propio candidato y próximo Presidente,  en la persona de Juan Demóstenes Arosemena, utilizando todos los medios a su alcance, incluyendo la manipulación de  la Policía Nacional.  Al asumir el cargo, el  Presidente Arosemena decreta un aumento de sueldos  e instituye el Día del Policía. El Presidente fallece en el poder en diciembre de 1939 y le corresponde reemplazarlo a Augusto Samuel Boyd, quien gobernó los nueve meses "turbulentos", previos a las elecciones de 1940.

El año de 1936, como hemos señalado antes,  marca un hito en el desarrollo de la institucionalidad de la Policía panameña. En esta fecha se produce la firma del Tratado Arias-Roosevelt (Tratado General de Amistad y Cooperación) que abroga las estipulaciones de la Convención Ístmica de 1903 en cuanto a los derechos estadounidenses de garantizar nuestra independencia, y a su vez, la  autoridad para intervenir,  para mantener el orden público. La coyuntura se presenta como la oportunidad para el cuerpo armado de recuperar su función de único garante de la soberanía de la República, De allí el impulso para profesionalizar la Policía. Las bases estructuradas  por Remón,  antes de su salida del cuerpo, ahora se vislumbran como elementos de desarrollo institucional.

En las elecciones de 1940,  la Policía participa activamente en las acciones partidarias. Disuelve manifestaciones, persigue a candidatos y reprime a quienes se oponen al gobierno de turno. Ricardo J. Alfaro es obligado a renunciar por la parcialidad del gobierno y de la Policía Nacional a favor del candidato oficial. Arnulfo Arias gana la Presidencia sin oposición en 1940,  mientras quienes pertenecen a los partidos opositores tienen que ocultarse debido a   la represión policial.

Cumpliendo una función propiamente política,  la Policía Nacional, por intermedio de sus dirigentes, delibera sobre la situación nacional y toma partido en la coyuntura electoral de finales de la década. Figuras prominentes del cuerpo armado desempeñan tareas proselitistas en forma beligerante.

Remón reingresa al cuerpo armado en 1940, durante el gobierno interino de Augusto Samuel Boyd, participando activamente  en la represión contra el candidato opositor Ricardo J. Alfaro.  Cuando Arnulfo Arias asume la Presidencia,  lo envía a cursos de Perfeccionamiento en Estados Unidos. Aparentemente, a pesar de que Remón se había destacado en la tarea de represión contra los contendientes de Arnulfo Arias, durante la campaña electoral de 1940, el nuevo Presidente que asume el 1 de octubre de 1940, no le tenía suficiente confianza al Coronel.                                                                                                       

Arias designa a un oficial guatemalteco,  Fernando Gómez Ayau,  como Jefe de la Policía Nacional. Arnulfo Arias  es derrocado en 0ctubre de 1941 y Ricardo Adolfo de la Guardia, antiguo Ministro de Gobierno de Arias, asume como  nuevo Presidente de la República. De La Guardia  nombra a Rogelio Fábrega como Comandante. Remón es nombrado Segundo Jefe del cuerpo armado en 16 de octubre de 1941. [85]  Todo parece indicar  que el golpe de estado gestado contra Arnulfo Arias se realizó con el respaldo y conocimiento  pleno de Remón y de la Fuerzas Armadas norteamericanas. No fue casual que,  Alejandro Remón Cantera, hermano del Capitán,  fuera  designado  como Edecán del Presidente De La Guardia.

Los acontecimientos descritos son claves para entender la toma de conciencia de los oficiales del cuerpo armado como instrumento de poder político y económico. La Policía, ahora plena y abiertamente, inicia su actuación como poder arbitral de los acontecimientos políticos del país. Comenzará la formación de una casta de oficiales que, generalmente, estará identificada con los intereses de los grupos oligárquicos. Ambos, la cúpula civil de la oligarquía y los dirigentes del cuerpo armado, comprenden que el control del poder gubernamental  les garantiza la dominación económica del país.

La llamada democracia panameña estará manipulada por las fuerzas oscuras que desde el Palacio Presidencial y desde el Cuartel Central manejan los hilos del poder. Las

elecciones constituyen verdaderas farsas, caracterizadas por la manipulación de la población en función de los intereses de los partidos políticos quienes, a su vez constituyen cuasi sociedades anónimas al servicio de los grupos familiares que dominan el poder.

La profesionalización va de la mano de la politización de la Policía. Ambos elementos forman parte de la nueva concepción del Estado panameño que requiere de una institución armada y  segura; que sea garantía del desarrollo de la dominación oligárquica, en un Estado netamente clasista. Ambos sectores, el civil y el militar coinciden en la defensa de sus intereses.  Lo que queda por reconocer es que este Estado clasista, que es producto de la coincidencia de intereses, como hemos planteado, es a la vez un avance objetivo en la consolidación de nuestra independencia. Un Estado en el que sus fuerzas armadas adquieren alguna conciencia política y demuestran un nivel evolucionado de profesionalización es,  paradójicamente, un Estado que da un paso adelante hacia su independencia política.[86]

Pero la incorporación de los Estados Unidos al escenario de guerra en Europa, varía un tanto, el panorama autonomista que Remón había estado gestando entre 1931 y 1936 en la institución armada. Hemos sostenido que, en alguna forma la organización y disciplina que Remón intenta imponer en la Policía Nacional, a partir de su ingreso,  se podía inscribir dentro del cuadro de reivindicaciones que estaban inconclusas en la formación del Estado panameño. Desde 1903 se había planteado un estado intervenido y protegido por las fuerzas armadas norteamericanas. La reconstitución de un ejército nacional, quizás, inducida por Remón, trataría de completar la fuerza coercitiva que le era indispensable a un verdadero  Estado Nacional.  Sin embargo, el ascenso al poder de Ricardo Adolfo de la ,  luego del derrocamiento de Arnulfo Arias, involucran  a la República de Panamá y  a sus fuerzas armadas,  en la vorágine de guerra estadounidense.

Con el Coronel Remón como Segundo Comandante, la Policía, plenamente identificada con los intereses de los aliados de Washington en la guerra europea, se  integra a la dirección del estado oligárquico-imperial-militarista.  Las fuerzas armadas acantonadas en la Zona del Canal suplirán efectivamente a las necesidades armamentistas y de logística de la Policía de Remón. Surge una nueva realidad en el escenario político en Panamá.  Los convenios que otorgarán territorio en el país para construcción de bases militares estadounidenses, estarán en la mesa de negociación. Ricardo Adolfo de la Guardia, dócil a los mandatos del norte, negocia el Convenio de Bases  de 1942.

Acompañando a este proceso de dominación estratégica imperial en Panamá, las fuerzas armadas internas también se preparan para reprimir a los grupos disidentes que no aceptan que su territorio sea mancillado por fuerzas extrañas. La militarización y la represión remonista se ponen  en marcha.

c.-    Etapa de  Militarización de la Policía Nacional: 1943-1952.

La verdadera militarización de la Policía se empieza a gestar  con Remón,  cuando es designado como Segundo Comandante durante el Gobierno de Ricardo Adolfo de la Guardia en 1941.  Pero, a nuestro entender, es  a partir del año de 1943 cuando se da en plenitud la militarización   del cuerpo policial panameño.

En este proceso emergente, del fortalecimiento de la fuerza armada, juega un papel preponderante la Segunda Guerra Mundial en la que los Estados Unidos se habían comprometido ya,  en forma decisiva.  El 8 de diciembre de 1941, Panamá  había declarado la Guerra al Japón organizándose inmediatamente la Junta de Milicia Nacional.          

Desde 1941, los Estados Unidos habían empezado una avanzada ideológica militar en América La tina contra la influencia de las  potencias del eje Berlín-Roma -Tokio. Sin ambigüedades de ninguna especie, los dirigentes estadounidenses diseñaron planes que abiertamente tendían a la subordinación de las instituciones militares latinoamericanas.

En mayo de 1941, un comité del ejército norteamericano destinó 400 millones de dólares para equipar con nuevos armamentos a los ejércitos  de las naciones americanas. Mediante la Ley de Préstamos y Arriendos (Lend-Leasi Bill) se equipa con nuevos armamentos a las naciones latinoamericanas. Los más favorecidos serían Brasil (100 millones, Chile (50 millones) y Perú (20 millones). Se dictó además, una Ley sobre excedentes de material de guerra (Surplus War Property Act) que disponía que los Estados Unidos podían vender armas sobrantes o dadas de baja por sus cuerpos militares, a los arsenales latinoamericanos.                                                                                          

Hernán Ramírez Necochea, autor chileno sostiene que: "con estas y otras medidas los Estados Unidos iniciaron sus persistentes y sistemáticos esfuerzos por erigir un sistema militar interamericano en que quedaron insertas las Fuerzas Armadas de cada país y en que éstas sirvieron de manera principal a los móviles políticos y económicos del imperialismo…Es decir, sin ambigüedades de ninguna especie, los dirigentes norteamericanos bosquejaron planes que abiertamente tendían a la total subordinación de las instituciones militares latinoamericanas. Esta subordinación proyectada, aparecía provista de connotaciones técnico -militares, políticas e ideológicas surgidas del conjunto de los intereses políticos y económicos que servían de fundamento a la acción de los gobernantes de Washington."[87]

No obstante, la República de Panamá no fue  una de las naciones más favorecidas  por  el trasiego de excedentes  militares de los estados unidos hacia América latina. Sin embargo, la presencia abrumadora de las fuerzas militares estadounidenses acantonadas en la Zona del canal, determinaba la abrupta militarización de nuestro país. El Convenio de Bases, firmado en 1942 con los Estados Unidos, otorgó 15 mil hectáreas de tierras para establecer sitios militares durante la Segunda Guerra,  las cuales se establecieron fuerzas militares de ese país.

El Profesor Pantaleón García al referirse a esta coyuntura bélica americana anota lo siguiente: " La necesidad de construir bases a lo largo del hemisferio se hizo más urgente durante la segunda mitad de 1940, cuando se pensaba que Hitler estaba preparando una invasión a Brasil y Norteamérica, se  temía un ataque al Canal de Panamá por parte de los japoneses…De lo expuesto hasta aquí se colige que mucho antes de  que se diese inicio al segundo conflicto bélico mundial, los Estados Unidos estaba pensando en la formación de una alianza militar americana…La presencia cada vez mayor de los militares norteamericanos en la región de la América Latina marcó el inicio del militarismo en nuestro continente." [88]

En 1942, en su Memoria del Ministerio de Gobierno y Justicia. El Ministro Camilo                                                                                                                                                                         

de la Guardia, manifestaba " Manteniendo a la Policía Nacional como un organismo militarizado, se ha logrado formar un cuerpo distinguido, cuyos componentes cumplen con su doble función de agentes del orden y soldados de la República con el mayor sentido de responsabilidad, consecuencia precisamente de la instrucción militar moderna, que comprende la disciplina mental y física del individuo".[89]

Para entender con claridad como se refleja en el organismo estatal nacional este proceso de militarización policial, observamos la evolución del presupuesto del Estado durante el periodo señalado.  Así, el presupuesto de la institución armada  aumentó significativamente de 537,678 balboas al finalizar el último semestre de 1940 a 2,687.737 balboas durante el periodo fiscal 1941-1942  y 3,066.040 al inicio del periodo 1943-1944. (ver cuadro) Se incrementó ligeramente el salario de los agentes y se organizó un cuerpo de antimotines, se forman pelotones de infantería, se  artilla el Cuartel Central. Aún sin ser Comandante Primer Jefe, Remón  adquiere un gran poder que lo conducirá a estar siempre

detrás de todo accionar de la política panameña. Su tarea dentro de la Policía, siempre, estará dirigida a militarizar el cuerpo armado. [90]

La evidente  erosión del presupuesto nacional por parte de las actividades dedicadas a fortalecer el escenario militar y represivo, despierta suspicacia entre los grupos civiles que luchan por sobrevivir en un país profundamente segregado por los grupos oligárquicos.

Precisamente en 1943, se celebra el Primer Congreso de la Juventud Panameña (del que surgirá la Federación de estudiantes de Panamá y más adelante, el frente Patriótico de la Juventud). Las   organizaciones emergentes  policlasistas no comprometidas con alguna tendencia política  exigen,  al  igual que lo había hecho Acción Comunal en su momento,  el adecentamiento de las funciones públicas y la apertura democrática a todos los sectores de la vida nacional.                                       

Cuadro No. 3

Evolución del Presupuesto del Ministerio de Gobierno y Justicia ( incluída la Policía Nacional)

Década de 1940

Bienio 1939-1940   (2 años)                                         B/.   4.200.000.00

Bienio 1941-1942   (2 años)                                         B/.   7.112.539.00

Bienio 1943-1944   (2 años)                                         B/.   8.397,606.00

Julio 1945 a Junio de 1946                                         B/.   5.749,731.16

Enero a dic. 1947  (1 año)                                           B/.   6.404,468.35

Enero a dic. 1948  (1 año)                                           B/.   6.574.927.12

Enero a dic. 1949   (1 año)                                          B/.   6.162,743.17

Presupuestos de la Policía Nacional

Bienio   1939-1940                                                                  B/.  2.687,737.00

Bienio   1941-1942                                                                  B/.  3.601,269.00

Bienio   1943-1944                                                                  B/.  4.004,280.00

Salarios

                                              Coronel-Comandante                           Agente de 1ª.

1941-1942                                        B/. 400.00                                B/.  65.00

1943-1944                                        B/. 400.00                                B/.  65.00

1945                                                 B/. 500.00                                B/.  75.00

1946                                                 B/. 500.00                                B/.  75.00

1948                                                 B/. 500.00                                B/.  75.00

Fuente: Presupuesto de Rentas y Gastos de la República de Panamá. Imprenta Nacional. Panamá. Biblioteca de la Contraloría General de la República.

La propia Federación de Estudiantes se plantea en sus normas estatutarias su  carácter laico, antioligárquico, antiimperialista y antimilitarista. Evidentemente, los grupos contestatarios de momento, observan peligroso el encumbramiento militar del cuerpo armado y de sus dirigentes más conspicuos. La Policía y el  Coronel Remón estarán frente a una  disyuntiva histórica: la Policía desempeñará en papel de organismo avanzado de la conformación y fortalecimiento del Estado Nacional autónomo, o por el contrario continuará como establecimiento político militar para fortalecer las relaciones de dependencia. No obstante,   podría ser a la vez,  una  fuerza represiva retardataria de las aspiraciones del pueblo.

La dualidad militarismo-militarización  se pone de manifiesto cuando, mediante el fortalecimiento del aparato armado nacional se imprime mayor fuerza y eficacia al componente represivo como respuesta a la organización de los movimientos populares. La lucha por la reivindicación de la soberanía nacional seriamente afectada por la entrega de territorios para sitios militares y,  los reclamos populares ante  la crisis económica  de la postguerra, generan manifestaciones populares legítimas, que son producto de los avances de la intelectualidad. La creación de la  Universidad de Panamá y la maduración de una  nueva generación de panameños con conciencia crítica provocarán inquietudes  en la sociedad.

"Para los intelectuales formados en el extranjero, la militarización chocaba a sus espíritus demoliberales modelados en las Universidades de Francia, Inglaterra y Chile, donde con preferencia acudían. La izquierda radical, comprendidos los estudiantes, consideraban la nueva orientación de la policía como obra del imperialismo y de la oligarquía, destinada a frenar el desarrollo del movimiento popular y el avance notorio en aquella época, de las ideas progresistas."[91]

Los sectores más atrasados de la oligarquía panameña ven en el  militarismo,  que toma forma a partir de 1943, la oportunidad de conservar su patrimonio político y, la garantía de sus ventajas económicas en la relación con la Zona del Canal.  Por lo pronto, en esta etapa, la continuidad en la Comandancia de un personero de las elites político- oligárquicas los mantiene tranquilos. Es importante recordar que el Presidente Ricardo Adolfo de la Guardia mantiene a Rogelio Fábrega como Comandante titular de la Policía entre 1941 y 1947.

Aunque la reorganización de las fuerzas armadas nacionales, tal como la concebía Remón, poseía un considerable matiz nacionalista, que era producto de la historia  de injerencia e iniquidad desarrolladas a través de la existencia de la Policía panameña, la población panameña y especialmente, los grupos organizados de la sociedad, dudaron en extremo de la  voluntad sana de fortalecer en Estado Nacional y crear una institución independiente  que ayudara a darle orgullo al decaído nacionalismo panameño.  Por el contrario, para las organizaciones populares y la población en general, la Policía, fortalecida por Remón, no venía a ser otra cosa que la caracterización de la represión interna, y en lo externo, confirmar el papel de nuestro cuerpo armado de seguir siendo un  apéndice del organismo hegemónico estadounidense de postguerra en Panamá y en América.

En 1945, durante el periodo crítico de la postguerra en Panamá, el periódico conservador La Estrella de Panamá, que muy ocasionalmente se mostraba en desacuerdo con la posición del gobierno nacional, al referirse a recientes declaraciones del Presidente Enrique Jiménez, en las que defendía a los Comandantes de la Policía, editorializaba así: "El mal que dejamos apuntado y que puede llegar en el futuro a producir desagradables consecuencias, tiene a  nuestro juicio como causa, la creciente militarización de la Policía Nacional y el poderoso armamento de que dispone. Nosotros, dicho en honor a la verdad, no necesitamos para nada contar con un ejército potentemente armado…"[92]

Previo al ascenso de Remón como Comandante titular de la Policía Nacional en 1947, ya él  había desarrollado una intensa tarea de fortalecimiento técnico, logístico, entrenamiento y de bienestar en el cuerpo armado. Existía un mayor espíritu de cuerpo;  sus miembros lograron mejores condiciones de vida (viviendas, esparcimiento, seguridad,  créditos, etc.) Disfrutaban de mayor ingerencia política y económica en los asuntos estatales. Los Comandantes y oficiales ya figuraban en la vida social y tenían oportunidades de participar en actividades que antes les eran vedadas. 

El mismo Remón había adquirido un poder incuestionable en la vida política del país. Sus recomendaciones y peticiones eran ineludibles. Había conducido al cuerpo policial por los escabrosos años de  inestabilidad y desasosiego  del gobierno de Ricardo Adolfo de la Guardia y había mantenido seguros a los intereses de la oligarquía panameña, en periodo en que los grupos organizados populares exigían un mejor gobierno [93]

Remón reemplaza a Rogelio Fábrega como Comandante el 14 de febrero de 1947. Sorpresivamente,  Fábrega  es enviado a Nueva York como Cónsul. Todo hace suponer que el ascenso de Remón  era cónsono con la influencia que el Coronel había adquirido dentro

No.1.- Escenas de la represión en las calles por parte de la Policía Nacional

       (Tomado de La Prensa, Fascículo Mensual de Historia de Panamá, mayo 1993)

del gobierno,  y obviamente,  se había convertido en una pieza clave para manejar con éxito las políticas estadounidenses de la guerra fría. El 16 de febrero, a pocas semanas del  encumbramiento de Remón en la Comandancia, la Junta Interamericana de Defensa con sede en Washington envía  recomendaciones a los ejércitos de las repúblicas americanas, entre las que sobresalen: la adopción de reglas Standard de materiales de entrenamiento, uniformidad en los equipos,  el canje de oficiales de los ejércitos y, que las bases militares debían ser usadas en común  por todas la fuerzas armadas de América.

No parecen casuales las ordenanzas de Washington; además durante esta coyuntura se producen en Panamá las manifestaciones nacionalistas contra el Tratado Filós- Hines que pretendía prolongar la existencia de los sitios militares de los Estados Unidos después finalizada la guerra. Dicho sea de paso, la firma del Convenio generó uno de los más solidarios movimientos de masas conocidos hasta la fecha en las ciudades de Panamá y Colón. La Policía comandada por Remón, se encarga de reprimir a los manifestantes mediante dos organismos fortalecidos por el nuevo Comandante, a saber, el Escuadrón de Caballería y la Policía Motorizada.                                                                                         

            Las organizaciones populares, grupos de las capas medias y partidos políticos no oligárquicos (Magisterio Panameño Unido, Federación de Estudiantes de Panamá, Frente Patriótico de la Juventud, etc.) tienen que enfrentar la capacidad represiva de la Policía y se evidencia la actitud arbitral del organismo armado al entrar a dirimir los problemas nacionales. La Policía se había fortalecido ostensiblemente en base al monopolio de la fuerza y empezaba a perecerse al común de los ejércitos represores de Latinoamérica. Una Policía militarizada por Remón, comienza tomar ingerencia en la vida nacional y pasará  a dar señales claras de  la existencia de un militarismo institucional en Panamá.

Para la contienda eleccionaria del año de  1948, la Policía desempeña un papel preponderante. Para esta fecha, tanto  comandantes como  oficiales de mayor rango  aparecían enquistados en lucrativos negocios, acompañando a importantes personajes  de la burguesía comercial panameña. Tanto el Primer Comandante Remón como el Tercer Comandante Bolívar  Vallarino, poseía intereses en  empresas   de diversos matices. En la elección de 1948,  Remón y la Policía Nacional   apoyaron abiertamente la candidatura de Domingo Díaz Arosemena  en detrimento de Arnulfo Arias Madrid.[94]                                              

Un escandaloso fraude se fraguó y se ejecutó a  favor del candidato oficial. Los Liberales tradicionales, que no habían sabido llenar las expectativas nacionales luego del primer derrocamiento de Arnulfo Arias en 1941, se aferran en  alianza con el Comandante

para controlar el poder y mantener sus pingues negocios. Surgirá una doble razón para que las fuerzas contestatarias (sectores medios, profesionales, estudiantes, masas arnulfistas, algunos empresarios modernos,  Frente Patriótico y los periódicos de la familia Arias Madrid.), manifiesten férrea oposición al militarismo remonista y a la corrupción e incapacidad de los liberales.

La muerte  del Presidente Arosemena en agosto de 1949, crea una situación de inestabilidad en el país. Esta crisis se caracteriza además, en su génesis, por sacar a flote conflictos de intereses entre los clanes oligárquicos que dominaban la economía nacional. Mientras tanto,  Daniel Chanis asume la Presidencia como Primer Vicepresidente. La oposición aún dolida por el fraude perpetrado el año anterior, y ante una alarmante  crisis económica y moral que sumía al país,  empieza a denunciar los grandes negociados de los Comandantes de la Policía  en contubernio con familias ricas de la sociedad panameña. [95]

Se vinculó al Comandante Remón y al Segundo Comandante Bolívar Vallarino con los negocios de la carne (Cooperativa Nacional o Abattoir Nacional), quienes, de acuerdo a las investigaciones realizadas por una Comisión de la Asamblea Nacional, apoyada por la oposición, fungían como socios de  Temi Díaz y Euribiades Jiménez, directivos  del Partido Liberal Nacional (el llamado Partido Liberal del Matadero). El Presidente Chanis ordena la renuncia del Comandante Remón, pero éste no acepta la petición presidencial lo que, obviamente,  produce la profundización de la crisis política.

"Después de minuciosas investigaciones se relacionó insistentemente a los comandantes Remón y Vallarino, así como a prominentes miembros del Partido Liberal Doctrinario con la Cooperativa Nacional……. En estas circunstancias, el 19 de noviembre Chanis convocó Remón a la Presidencia de la Republica y le solicitó la renuncia, so pretexto que la Policía estaba corrompida y urgía reorganizarla….. No obstante, el Comandante no cedió. Acto seguido el Presidente nombró tres nuevos Comandantes: Rogelio Fábrega, Oscar Ocaña y Manuel Palau en reemplazo de Remón, Vallarino y Flores, respectivamente….Chanis ordenó telefónicamente a Vallarino hacer entrega del mismo (el cuartel a  los nuevos Comandantes)….en cuanto Vallarino recibió al Ministro de Gobierno y

Justicia y a los nuevos comandantes no sólo desobedeció a la orden presidencial, sino que los puso bajo arresto".[96]

El destituido del cargo sería el Presidente Chanis [97] ante la amenaza de la Policía Nacional de atacar el Palacio Presidencial. Queda en evidencia la impotencia de los sectores oligárquicos para controlar el poder y la prepotencia  de la casta militar. Ya se manifestaba la autonomía y la beligerancia que la fuerza armada retenía para sí. A partir de ahora los poderes civiles quedaban cuestionados por los Comandantes. La Presidencia de la República le correspondería a Roberto F. Chiari,  sin embargo la Corte Suprema declara vigente el nombramiento de Chanis porque había sido obligado a renunciar. El Vicepresidente  Chiari se declara impedido para asumirla por considerarse ilegalmente ungido. Remón, dueño absoluto de la situación  decide traer a gobernar a Arnulfo Arias aduciendo que en las elecciones de 1948 se había cometido un fraude por lo cual era necesario un recuento de votos.[98]

La Presidencia temporal de Arnulfo Arias pone en evidencia el inveterado conflicto entre el militarismo remonista y el populismo arnulfista. Las tradicionales rivalidades entre  la familia Arias Madrid y Remón afloran inmediatamente manteniendo en vigencia la inestabilidad política, característica de la postguerra en Panamá.   Larry Larae Pippin, en su monumental obra sobre Remón, al referirse a los roces entre las mencionadas familias, diceasí:     

"El poderoso Comandante de la Policía no estaba exento de enemigos. Fue incapaz de establecer una relación cordial y provechosa con la población estudiantil….Sus principales enemigos personales, entre las personas más influyentes de Panamá, estaban los también poderosos hermanos Harmodio y Arnulfo Arias. ..Ambos frustraron las ambiciones de Remón durante sus respectivos periodos presidenciales…Aún después que perdieron la Presidencia no cesaron en su empeño de destruir a Remón….[99]

Al igual que en los años anteriores, los conflictos   políticos, muy comunes en la nación panameña,   ubica  a la Policía Nacional como fiel de la balanza  para que ejerza consecuentemente como garante del orden. Para algunos observadores, parecía que la Policía Nacional podría estar preparada, luego de haber completado un periodo intenso de profesionalización y de haber evolucionado significativamente en el proceso de militarización del cuerpo, para asumir plenamente el destino del país desde los cuarteles. Sin embargo, la propia formación social panameña y la presencia beligerante de las fuerzas armadas extranjeras, no permitía que  a diferencia de otros estados latinoamericanos, la fuerza armada nacional tomara el   control absoluto  del Estado.

Remón y su Policía militarizada atacó a los estudiantes,  que se manifestaban  contra el imperialismo, reprimió a los luchadores contra el militarismo y se alió a la oligarquía para combatir a quienes se oponían a los abusos y negociados de los clanes políticos.  El Comandante, en el ámbito externo, actuaba en consonancia con los intereses estadounidenses en Panamá. No se requería esfuerzo adicional alguno, de parte del poder imperial  porque estaban salvaguardados mediante los esfuerzos del Coronel Remón.

A pesar de que Arnulfo Arias trató de poner en jaque el poder desmedido que había acumulado Remón y el cuerpo armado, esto no fue posible. Arias puso en práctica una serie de medidas para acabar con el monopolio de la carne en el que Remón era accionista; además, fortaleció progresivamente  a la Policía Secreta Nacional para sacarla del alcance de los Comandantes. Finalmente, la situación se hizo crítica y Arias fue derrocado por Remón el 10 de mayo de  1951, luego de darse graves incidentes, en los que fallecieron varios seguidores de Arnulfo y Policías. Un hombre incondicional a Remón: Alcibiades Arosemena asume la Presidencia del País.

No.2.- El Comandante Remón y sus asistentes, Vallarino y Flórez.

Cuadro No 4.

Presidentes de la República de Panamá.

1948-1952.

1 Oct. de 1948  a  julio de 1949                                   Domingo Díaz Arosemena

28 de julio de 1949  a nov. de 1949                             Daniel Chanis

20 de nov. De 1949  a 24 de nov, de 1949                    Roberto F. Chiari

25 de nov. De 1949  a 10 de mayo de 1951                              Arnulfo Arias.

10 de mayo de 1951  a sept. de 1952.                                      Alcibiades Arosemena.

Fuente: Alonso Roy…Los Presidentes de Panamá. Estudio Cronológico y Análisis Estadístico. Ministerio de la Presidencia. Julio 1999.

Algunos autores nacionales [100] centran las causas de la crisis  política social de finales de la década de 1940 y principios de los años 50, en el agotamiento del modelo de desarrollo económico hacia fuera, que se había puesto en vigencia en Panamá desde los primeros años de la República. La finalización de la Segunda Guerra Mundial sume a la economía en una fuerte recesión. La venta de bienes y servicios se reduce en un 50%. El desempleo alcanza un 11 % de la fuerza laboral total……La diversas fracciones productivas burguesas entran en pugna por el control del Estado para que el gobierno fomente y proteja la producción para el mercado interno. Aunque tardío,  se impone un desarrollo económico "hacia dentro". Solo un gobierno fuerte podrá poner al servicio de las clases productivas todo el aparato estatal. Se dará inicio a la política de sustitución de importaciones o el desarrollo industrial.[101]

2.-La Guardia Nacional

El proceso evolutivo que hemos venido describiendo, tiene un alto significativo con la conversión de la Policía Nacional en una Guardia Nacional. Siendo Remón Presidente de la República, hace aprobar la Ley 44  de 28 de diciembre de 1953 que erige una fuerza armada nacional de posguerra. Bajo los parámetros de la política de seguridad hemisférica dictada por Washington, y  por el Tratado Interamericano  de Asistencia Recíproca (TIAR) de 1947, la Guardia Nacional desempeña en rol de guardián de los intereses coloniales y bastión de poder de las clases dominantes,  en el ámbito interno.

Los Estados Unidos se propusieron consolidar los aspectos políticos y militares de las fuerzas armadas latinoamericanas dentro de su estrategia global de postguerra. Se crearon una red  de pactos, acuerdos y resoluciones que, tenían como propósito el control

ideológico de las fuerzas armadas con una,  cada vez más acentuada militarización. Alaín Rouquie [102] en su estudio sobre las fuerzas armadas en América Latina, sostiene que desde fines de la Segunda guerra mundial, cuando los Estados Unidos desplazan a Gran Bretaña y consagran su hegemonía en el continente americano, se instauran una serie de instrumentos diplomáticos y militares para la coordinación de los ejércitos latinoamericanos bajo el "báculo" del pentágono.

Aunque no reconocido como un ejército, por las circunstancias conocidas de la existencia del Comando Sur en la Zona del Canal, la Guardia Nacional, logró su fortalecimiento a través de fuertes remesas de donaciones del presupuesto estatal y de las fuerzas armadas estadounidenses. La conversión plena de la Guardia Nacional en un ejército formal, constituía, quizás la aspiración personal de   Remón, sin embargo, éste  tuvo que ceder ante los dictados de los sectores internos y externos que le  indicaban que no era necesario.

La Ley 44  de diciembre de 1953 incorpora, además un elemento que nos parece interesante, cual es,  la división zonal de la Guardia Nacional. Los Jefes de Zonas Militares se constituyen a partir de ahora en "ojos y oídos" del Comandante en cualquier sitio de la República. Se descentralizan las funciones de  la institución, mediante la creación de cinco zonas: La  Zona Atlántica (Colón y San Blas), Zona Central (Coclé y Veraguas), Zona Norte (Chiriquí y Bocas del Toro) Zona de Azuero (Herrera y Los Santos), y Panamá y Darién. [103]

El pensamiento y la psicología de  quienes habían patrocinado el desmantelamiento del ejército nacional en 1904, aún se mantenía latente en las altas esferas de los grupos que dominaban el Estado panameño. La burguesía se mantenía tranquila con la seguridad brindada por las fuerzas armadas estadounidenses desde la Zona del Canal; no consideraban necesario la creación de un ejército regular que le podía disputar el poder político y económico en algún momento. Igual que medio siglo atrás,  les parecía imprudente la formación de un Ejército Nacional, aún cuando Remón ya mantenía con ellos alianzas de todo tipo.  La formación de una predominante  casta militar dirigida por Remón constituiría   un peligro para la garantía de su  hegemonía dentro de  la sociedad panameña. Esta previsión de la oligarquía panameña,  no se realizó inmediatamente, pero ya para  1968 pudo generar un cambio trascendental en la estructuración del poder político,  habida cuenta, del traspaso total del control del país a los militares.

El autor nacional Renato Pereira considera que: "el empresariado modernista,….aún cuando por primera vez había llegado a controlar la totalidad del poder político gracias a su alianza con Remón, veía detrás del establecimiento de un ejército nacional la formación de una casta militar con peligrosas implicaciones políticas y económicas para su propia hegemonía como sector moderno de las clases dominantes. Tal es el caso del Salvador, por ejemplo, donde la acumulación de las presiones de los altos mandos militares,…terminaron en un pacto sobrentendido en virtud del cual las catorce familias predominantes quedaron excluidas del control político…"[104]

De toda forma, la Guardia Nacional actuaba, aunque   solapadamente como un auténtico ejército. La construcción de barracas, el nombramiento de instructores militares, creación de  campos de adiestramiento y el importante  aumento del armamento de guerra, eran señales fehacientes de que funcionaba como tal. Algunos sostienen que se conformó a imagen de la Guardia Nacional  somocista en Nicaragua, otros aducen que imitaba a la Guardia Civil costarricense.  Lo cierto es que con uno u otro modelo Remón se convertía en el hombre fuerte de Panamá, con una institución que le rendía rigurosa pleitesía, cuyos oficiales, clases y tropas sentían afinidad con su Comandante.  Dio cabida en la institución tanto a oficiales graduados de escuelas militares  como a los no titulados que procedían de las filas policiales.[105] Esto le ganó el aprecio y la lealtad de sus compañeros.  La política incluyente de Remón le da  tranquilidad y confianza  para actuar con manos libres en asuntos políticos y económicos en el país.                                                                                                                                         

La Guardia Nacional aumentó  su rol,  su beligerancia,  como fuerza de represión interna y guardián de los intereses estratégicos e ideológicos foráneos.  Afianzó su carácter corporativo y apuntaló la confianza en sí misma como fiel de la balanza. En el orden interno se dedica a preservar celosamente los privilegios  adquiridos bajo la dirección de su gestor. En el orden externo, la Guardia Nacional encontró en los Estados Unidos favorables y desinteresados apoyos en el contexto de la guerra fría. Mostrada como la garante de una  aparente  democracia constitucional, la institución armada recibió abundante asistencia  y financiamiento para entrenamiento de su personal y para la adquisición de armamentos.

En suma, Remón y Vallarino, ambos favorecidos directamente por el encumbramiento económico y político de la Guardia Nacional, se convierten en fieros defensores del status político militar. Remón se retira, en teoría, del mando de la institución para ser Presidente en 1952, pero deja a cargo a Vallarino. Ambos están incrustados en los

intereses de los grupos oligárquicos y por lo tanto, no se pueden desligar de la alianza política- económica  que habían  concertado y    en la cual estaría involucrada la institución.                                    

El poder le brindó a Remón bienestar y un status social.  Vallarino, por el contrario,  surge de las propias filas de los sectores dominantes de nuestra sociedad. A pesar de que los estudios de milicia no eran apetecidos por los sectores pudientes, por considerarlos como profesiones de baja condición,  Bolívar Vallarino, la eligió graduándose en la Academia Militar de Chorrillos en el Perú y desarrolló su carrera en el instituto armado panameño..

La Guardia Nacional  alcanza su plena militarización mediante el impulso personal que le da  el Comandante. Impuso un control férreo sobre el aparato del estado y manejó a su antojo los resortes del poder en Panamá. Fiel a los dictados estadounidenses de postguerra diseñó un aparato militar muy útil a los intereses de dominación  que se fomentan  desde Washington.

En países que habían adquirido una independencia tardía y en los que la construcción del Estado había empezado a principios del siglo XX (Nicaragua, República Dominicana, Cuba, Panamá), los Estados Unidos había mantenido prolongados periodos de ocupación. Antes de "desprotegerlos" totalmente, Washington se preocupó por dejar organizados "guardias nacionales" independientes que garantizaran la paz, el orden y la defensa de los intereses de los ciudadanos estadounidenses. En varios de estos países (Nicaragua y República Dominicana) dichas guardias nacionales  -legadas por la ocupación- se convierten en ejércitos privados y guardianes de las dinastías impuestas por sus jefes (Somoza y Trujillo). En Panamá en 1952,  algunos titulares  de la prensa acusaban  a Remón de  mantener a la Guardia Nacional como un ejército personal. [106]

 "La Segunda Guerra Mundial dejó como herencia en el Pentágono de Washington la idea de hacer de la América Latina un continente armado. Para esto le dieron y le han seguido dando los créditos más amplios, y las donaciones más generosas. Entre 1951 y 1957 los Estados Unidos le entregaron 284 millones de dólares en armas, como parte de un programa de seguridad mutua. Se repartieron en profusión armas de aire, mar y tierra, armas viejas y nuevas. Los estados mayores de los ejércitos beneficiados quedaron dueños de organismos prepotentes, para el consumo interno. Las maniobras han sido los golpes de

cuartel…Desde sargento hasta generalísimo, militares de todas las graduaciones llenan entonces en un solo fresco el muro de América Latina".[107]

Thomas Pearcy sostiene que los gobiernos militares en Panamá, "no son aberraciones históricas". Si no que "encarnan y recogen una dinámica convergencia de fuerzas sociales, económicas y políticas que han existido en Panamá, desde su independencia.". Este autor relaciona  los problemas civiles y militares  de los estados de América Latina con las relaciones que existían en la antigua Roma, en los que se manifiesta un perpetuo movimiento de golpes y contragolpes militares  que se pueden catalogar  a todos bajo la denominación de "estado pretorianos." [108].  Agrega, "las fuerzas sociales que se disputaban el poder dividieron a  la sociedad panameña y a los políticos durante las primeras décadas de la formación de la República. Como en la Antigua Roma, esta fragmentación social y política marcó las relaciones civiles y militares en Panamá, dándole a la Policía un papel prominente en la política istmeña, en la medida en que los gobiernos civiles utilizaban a la policía como brazo armado para controlar en el  país. Para finales de la década de los cuarenta, todo lo que faltaba para transformar a la Policía Nacional en un régimen pretoriano, y en árbitro fue la crisis económica social y política que se vivió en el país..." [109].

Desde esa orientación ideológica, Remón y la Guardia Nacional reprimieron el  auge del nacionalismo panameño, por considerarlo, ahora,  peligroso para la "democracia y la libertad". Se prohibieron las organizaciones de tendencia izquierdista. Fueron perseguidos y expulsados del país dirigentes  e intelectuales cuyo pensamiento tendía hacia las luchas sociales y movimientos populares [110].  El rediseñado  "ejército panameño", ya no constituiría un símbolo de la soberanía nacional ni formaría  parte de un proceso de modernización del Estado Nacional, como quizás Remón algún día lo había soñado. Vendría a ser en cierta medida, un apéndice del poder estratégico definido por los Estados Unidos, para salvaguardar sus intereses y bloquear cualquier tentativa de cambio social en Panamá.

En el frente interno, en la misma forma que el remonismo trata de apaciguar todo conato  de protesta social y de debate ideológico, el antimilitarismo,  que ya había aflorado durante la década anterior,  se fortalece y radicaliza significativamente  a partir de la creación formal de la Guardia Nacional. Remón encarnaba  la represión y la negación de las libertades  "democráticas" en Panamá. Con él se pone en evidencia el autoritarismo oligárquico militar que se venía gestando desde la  década anterior.  Quizás,  el temor y la suspicacia de un sector de esa aparente unidad - el  oligárquico- termina con el proyecto  remonista  y con la vida de su progenitor.

3.- Grandeza y Desventura del Coronel Remón.

Al final de la Segunda Guerra Mundial pareció abrirse una nueva perspectiva desde el punto de vista político en Panamá. La atención a los problemas sociales de la población en crecimiento parecía tomar una nueva dimensión. La creación de las Naciones Unidas y su compromiso de crear diversas misiones internacionales para estudiar los males endémicos de los países en desarrollo, ofrecen una nueva opción a los pueblos de América Latina. En Panamá, los sectores medios, se muestran conformes con estas inquietudes internacionales.  Existen muchas coincidencias entre las luchas de los grupos de profesionales recién egresados de la Universidad, pequeños comerciantes, estudiantes e intelectuales. En lo político, se clama por el respeto a las leyes, la lucha contra la corrupción gubernamental, contra el militarismo,  por la vigencia de la democracia y la realización de  elecciones limpias.

El resultado de las perspectivas que se abrirían dependerán de tres factores. Primero,  de la reacción de los grupos oligárquicos dominantes en lo interno, muy celosas de dar concesiones a las capas medias consideradas por ellos proclives a la ideologías socialistas. 

 

Segundo, a la capacidad de los sectores medios para lograr el apoyo popular y entender las aspiraciones de los grupos mayoritarios de la población. Tercero, de la política estadounidense de dominación estratégica en Panamá que exigía un gobierno dócil y plegado a sus intereses.

José Antonio Remón Cantera, como Comandante del Cuerpo Policial, posteriormente convertido en Guardia Nacional, viene a ser el elemento sobre el cual girarán las decisiones de todo un  periodo importante de nuestra historia republicana.  Con una espada de Damocles sobre su cabeza ( las fuerzas armadas estadounidenses), bajo la presión de los sectores antimilitaristas más radicales de la pequeña burguesía, y con la aquiescencia condicionada de los grupos oligárquicos dominantes, Remón maniobra y mantiene el control político en el país, hasta el momento de su asesinato. Pero es un control temporal, ficticio e ilegítimo.

Su ascenso en el escalafón de la Policía es rápido y temprano. Desde muy recién entrado al cuerpo armado en 1931, demuestra sus deseos de participar en las decisiones de poder político en Panamá. No fue un líder carismático; su prestancia en la toma de decisiones en Panamá fue obtenido en base al control de la armas. Fue un hombre que manejo a la perfección el   discurso demagógico, en un país donde la cultura política era escasa.

Procedente de una familia decimonónica, Remón,  tuvo dificultades para continuar sus estudios,  debido a la muerte de su padre. Su madre, finalmente, lo incorporó a la carrera  de milicia en México, mediante una beca. Regresó al país en 1931 e inmediatamente se incorpora a la Policía Nacional, luego del periodo  convulso a raíz del movimiento insurreccional ocurrido  en  contra de  Florencio Harmodio Arosemena. Ingresó  a la Policía como Capitán,   demostrando interés por labrarse un futuro promisorio en la institución. Ya antes hemos señalado, que sus  inclinaciones partidistas  le crearon problemas con los superiores. Por ese  motivo   fue cesado de la Policía en 1935.

No se consideraba un simple policía. Aspiraba a que se le aceptara  como un militar profesional. Paulatinamente le dio rango de ejército y se preocupó por el prestigio de la institución policial panameña que poseía una moral y estima decadente, por haberse mantenido como un apéndice de las fuerzas armadas estadounidenses. Con Remón, la Policía Nacional y sus oficiales empezaron a figurar en el escenario social, político y económico del país.

Las elites dominantes oligárquicas llegaron agotadas a la  década de l940. Los conflictos que ellos mismos habían generado durante toda la década anterior, provocaron la debilidad de las clases gobernantes. Los grupos liberales no fueron capaces de mantener un proyecto coherente de desarrollo nacional y terminaron la década de 1930,  profundamente fraccionados. Harmodio Arias, figura que dominante de la década,  establece una dinastía de liberales "desteñidos" (panchistas, jimenistas, dominguistas, alfaristas, etc.) que perduran hasta la primera Presidencia de Arnulfo Arias. Una década plagada de fraudes escandalosos, crisis económica profunda, y el  repunte de los  sectores medios en el

escenario nacional, como elementos que interfieren en  la estructuración política de la época.

El Coronel Remón, de agudo olfato político aprovecha la coyuntura para imponer su arbitraje desde el cuartel. A partir de 1941, luego del derrocamiento de Arnulfo arias,  sin ser Comandante  de la Policía, ya Remón había asumido, literalmente, las riendas del país. Somete a las élites oligárquicas y dispone plenamente del poder durante casi toda la década de 1940 hasta que se hace Presidente de Panamá en 1952.

Bien entrado su periodo gubernamental del Presidente Remón, se hace sentir el intento de las clases dominantes de recuperar sus espacios perdidos. Una nueva generación menos atrasada, más educada y moderna, exige la reconquista del poder y la eliminación de intermediarios militares en su ejecución.  Por ello, se puede suponer que tratarían de   desembarazarse  de Remón cuando sienten que el Coronel puede intentar perpetuarse en el poder luego de finalizado su periodo constitucional en 1956. [111]

El Coronel, se separa de la Comandancia el 30 de octubre de 1951  para correr como candidato presidencial. Deja atrás un cuerpo policial bien estructurado  con un acentuado espíritu de lealtad hacia su jefe supremo. Tras su candidatura se alinean la mayoría de las fuerzas políticas y económicas del país. Otras, con alguna esencia antimilitarista hacen una tibia y ficticia oposición. La Guardia Nacional, se implica claramente en el proceso electoral y funge como aparato coercitivo para asegurar la elección de su Comandante.

La mayoría de las fuerzas oligárquicas son incorporadas por Remón a su plan hegemónico.  (la terna presidencial estará conformada por Remón, José Ramón Guizado y Ricardo Arias Espinosa como Primer y Segundo Vicepresidentes, respectivamente).  Ellas se sienten a gusto porque el Comandante les brindaría "seguridad y orden" para el éxito  de sus intereses económicos. Remón ungido a la Presidencia a partir de octubre de 1952, convierte a la institución armada, junto con sus oficiales en verdaderos guardianes de los intereses de las clases dominantes.  " Tal es el grado de conciencia que sobre el centurionismo de la Guardia Nacional adquiere la clase superior que el Partido Liberal, puntal de la alianza electoral antimilitarista de 1952, cambia su etiqueta de aposición pura y simple por la de leal oposición para señalar su divorcio de las corrientes oposicionistas más populares.."[112]

El papel de hombre fuerte que se le había atribuido al Coronel durante su Comandancia en la Policía Nacional, ahora se pone en práctica como Presidente de la República. Se convierte en el primer gobierno jefaturado por un militar durante la época vilmente. La frase de tinte nacionalista : Ni Millones Ni limosnas, que sirvió de motor a las grandes manifestaciones  (Marchas por la Patria) quedaron reducidas a migajas. " En esencia las negociaciones se circunscribieron a algunas concesiones económicas hechas por los Estados Unidos, y a la entrega de Rio Hato por parte de Panamá…De este modo, el sentido nacional

No.4- Declaración del Presidente Remón en apoyo de los sectores primarios de la economía. Fuente: El Panamá América 2 de octubre del 1952.

del Tratado Remón-Eisenhower no podía ser otro que el de la culminación de las reclamaciones de la oligarquía panameña, ante Norteamérica, con un resultado magro, pequeño,  si se tiene en cuenta lo que implica la economía global canalera. Y esa posición oligárquica siempre estuvo de espaldas a los intereses profundos, de espalda a los intereses nacionales, que siempre han reclamado otro tipo de planteamientos" [113]

Bien entrado el periodo presidencial de Remón, se hace sentir entre las clases dominantes cierta incomodidad con la creciente dominación del presidente en toda la esfera económica y política del país. Una nueva generación de empresarios menos atrasados; más educados y modernos, había surgido y exigían la recuperación de los espacios perdidos y la sustitución de los intermediarios militares que desde 1947, habían hecho presencia ostensible en la cúpula del poder en Panamá. Por ello, se puede suponer que tratarían de desembarazarse del Presidente, quien cubría demasiados escenarios y se corría el riesgo de que pretendiera perpetuarse en el poder del Estado.

José Antonio Remón Cantera fue asesinado el dos de enero de 1955, entre las 7.30 y las 8 de la noche. Tras una placentera tarde dominical, rodeado de amigos, halagado por los éxitos en las carreras, las felicitaciones y buenos augurios de Año Nuevo, sorpresivamente. él, hasta el momento, hombre fuerte de Panamá, "cayó abatido por una bala calibre 38". Así terminó la vida del político más poderoso de Panamá hasta el momento. Hubo inculpados, confesos, juicios, errores, caos, improvisaciones y, todo un gran revuelo momentáneo en un país en el que los acontecimientos trascendentales era escasos. Pero el crimen del Presidente fue cubierto con un manto de complicidad, que no permitió que nada se aclarara.

"Trasladado en su propio automóvil, por su propia gente, bañado en sangre, desgarrado y sucio, con los bolsillos vacíos, desvalijado en el camino, ingresa en el quirófano común, el hombre que hasta ese momento podía considerarse el más aclamado, quizás el más temido o el más amado, en el pequeño mundo panameño". [114]

"Tres detectives de Nueva York quedaron estupefactos al descubrir que la Policía panameña no había hecho cosas tan elementales como buscar y preservar huella digitales en las armas y los vehículos vinculados al delito. Queda claro que los asesinos de Remón solo

serán detenidos por casualidad o por la tentación de la recompensa, señaló el cable, no sin comentar la probabilidad de que el asesinato fuera obra de adentro…" [115]

El Presidente, frecuentemente declaraba que no tenían intenciones de mantenerse en el poder más allá de su periodo presidencial. Sin embargo, no pocos creían lo contrario. "Quiero declarar a ustedes que es falso que yo pretenda continuar en el poder después del primero de octubre de 1956. No lo aceptaría ni aún en el caso de que me lo pidiesen todos los partidos y todos los panameños." Fue una declaración hecha antes del año nuevo de 1955, aparecida en un periódico de la localidad. [116]

Los gobernantes en las décadas de 1940 y 1950, aún tenían una vida sencilla, apacible y un tanto alejada de los complejos sistemas de seguridad y de los protocolos propios de la modernidad. Remón frecuentaba lugares públicos (hipódromos, jardines, cantinas, estadios etc.) Allí departía con amigos y parroquianos. Esto lo convertía en fácil blanco para los que quisieran atentar contra su vida. [117]

Las contradicciones interoligárquicas afloran con gran fuerza, luego de la desaparición del hombre que, durante muchos años había fungido con el "fiel de la balanza" en Panamá. "No obstante, esta primera experiencia de un régimen fuerte en la época republicana, éste terminó abruptamente el 2 de enero de 1955 con el asesinato de Remón y quedó en evidencia el desgaste y la descomposición reinante en las altas esferas políticas, económicas y sociales del país". [118]

            Pero en realidad, la vida cotidiana del panameño pronto volvió a la normalidad. Es que los políticos criollos no tenían mayor arraigo entre la población. Sus conflictos y contradicciones no perneaban a la totalidad de la sociedad panameña. Constituía meras representaciones teatrales que eran conducidas a través de los medios de comunicaciones para el consumo de sectores muy específicos. En realidad, eran democracias ficticias o de

fachada, tuteladas desde los cuarteles cuyo nexo con la población era ocasional, formal e interesada.[119]

            El Diario La Nación, en el que Remón era importante accionista, el cual era dirigido por sus fieles seguidores, publicaba un editorial, a escasos cinco días del asesinato, del tenor siguiente:  "Que cada cual se dedique a sus tareas habituales en la seguridad de que todos los órganos del estado y las autoridades correspondientes, están firmemente determinadas a que

No.5- Versiones sobre el Asesinato del Presidente Remón,

Tomado del Panamá América 5 de enero del 1955.

los hechos se esclarezcan y los culpables sean descubiertos y castigados…Volvamos pues, al ritmo normal del trabajo y a la vida productiva".[120]

            "Tanto José Antonio Remón Cantera como José Ramón Guizado eran hombres que carecían de simpatías. Al morir Remón no se rompió en la República de Panamá una sola vidriera en señal de protesta." [121]

            "Un informe especial de la inteligencia estadounidense, fechado 11 de enero de 1955, estimó que la muerte de Remón no afectaría de manera significativa la relación fundamental entre Estados Unidos y Panamá, aunque ciertamente tendrá repercusiones turbulentas en Panamá y Centroamérica.

Para Panamá, observó la CIA, el efecto inmediato del asesinato de Remón sería una pugna por el poder. Los norteamericanos consideraban que Guizado carecía de estatura y tenía reputación de corrupto, pero el Segundo Vicepresidente no tenía madurez. Les gustaba que Remón era implacablemente anticomunista y que podía controlar a la Guardia Nacional.

Para  Centroamérica, opinó la CIA, el asesinato asustaría a los gobernantes autoritarios como Anastasio Somoza, de Nicaragua, Leonidas Trujillo de República Dominicana, Fulgencio Batista de Cuba; Carlos Castillo Armas de Guatemala y Marcos Pérez Jiménez de Venezuela, provocando una mayor presión política en esos países." [122]

Algunas informaciones sobre el asesinato del Presidente.

Tomado la Prensa domingo 2 de enero de 2005.

CAPÍTULO CUARTO

LOS PARTIDOS POLITICOS EN PANAMÁ

La Coalición Patriótica Nacional (C.P.N.)

1.- Los Partidos Políticos: Concepto y Evolución: 

La mayoría de los tratadistas están de acuerdo en que no es fácil dar una definición de partido político. Tanto desde el punto de vista de las actividades, como en el tiempo a que pertenecen,  como en  los términos de su estructuración y desarrollo, los partidos políticos constituyen organizaciones diferentes y con características muy propias.  Se debe asumir que el contexto histórico, social y económico en el cual surgen y se desarrollan, es vital para aventurar una definición de ellos.

Los partidos, casi siempre, se caracterizan por estar sujetos a constantes cambios en las tendencias políticas  que ellos representan, las cuales se manifiestan en su descomposición y  recomposición constante. Los conflictos entre las élites tradicionales de cada país,  en algunas ocasiones, por la plena vigencia del estado nacional  o de las emergentes tendencias económicas o de clases sociales,  han sellado constantemente las contradicciones entre los partidos políticos. Este asunto, también, lo abordaremos posteriormente.

El sentido esencial de la palabra partido es la acción de pertenecer a una organización determinada y de disentir, separarse de otras mediante un programa político específicamente determinado.

Esta característica esencial de disentir es lo que hace inherente a un partido político, la existencia de un ambiente democrático. Tal denominación es confusa cuando hablamos de ella en un ambiente dictatorial. Por ello, lo que hace de una organización un auténtico partido es la existencia, al menos, de otro grupo en competencia.

Esta última consideración, es sólo una  aproximación al entendimiento general que relaciona, necesariamente a la democracia con la  existencia de los partidos políticos. Sin embargo, como ya sabemos, existen otros puntos de vista sobre el asunto. Por ejemplo,  claras posiciones  defienden la existencia de los partidos políticos dentro de regímenes totalitarios. Pero esta discusión será planteada posteriormente.

Max Weber, el influyente sociólogo alemán, le da,  obviamente un sentido sociológico,  a una definición de partido político, cuando incorpora una novedosa cantidad de elementos que corresponden a la existencia misma de las agrupaciones humanas. "Llamamos partidos políticos, dice, a las formas de socialización que descansando en un reclutamiento (formalmente) libre, tiene como fin proporcionar poder a sus dirigentes dentro de una asociación y otorgar por esos medios a sus miembros activos, determinadas

probabilidades, ideales o  materiales , (para la realización de fines objetivos o el  logro de ventajas personales o ambas cosas." Pueden ser formas de socialización efímeras o de cierta duración y aparecer como asociaciones de toda clase y forma…El acento de su orientación puede inclinarse más hacia intereses personales o más hacia fines objetivos" Agrega el autor que: Los Partidos pueden emplear toda clase de medios para  el logro del poder. Allí donde el gobierno depende de una elección (formalmente) libre y las leyes se hacen por votación son fundamentalmente organizaciones para el reclutamiento de votos electorales…Esto significa prácticamente que la actividad política es una actividad de interesados; se trata de interesados políticos, o sea,  ideológicamente o en el poder orientado como tales…" [123]

De la conceptualización de Max Weber surgen una serie de elementos que son pertinentes. La conquista del poder y el logro de ventajas personales son  aspectos puntuales citados por Weber que nos conducen a ubicarnos en nuestra realidad latinoamericana y local. ¡Que es el poder?  Dice Giovanni Sartori que es: "la fuerza y la capacidad de controlar a los otros." Pero el poder, de quien y de quienes? Poder político para controlar el Estado?, ¿ Poder social de las élites?, ¿Poder económico de los grupos dominantes?. Esto también es sujeto de otra discusión.

Seymour Lipset  afirma  que el poder es "la capacidad de movilizar los recursos de la sociedad(o de la organización) para alcanzar los objetivos por cuya materialización han asumido un compromiso general y público"..Lipset,  escribe el prefacio  a la obra de Robert Michels; uno de los libros más emblemáticos sobre los partidos políticos. Agrega que  "El concepto de poder, reside fundamentalmente en la suposición de que la conducta de todas las minorías dominantes, ya sea en la totalidad de la sociedad o en las organizaciones. ( partidos políticos), debe ser interpretada,…siguiendo una lógica de autointerés, una explotación de las masas para mantener o extender sus propios privilegios y poder."[124]

El otro elemento importante que incluye la definición de partido político expresada por Weber lo constituye "el logro de ventajas personales". ¿Las elites políticas tienen intereses especiales que son diferentes de aquellas personas que ellos representan? Sobre este asunto de las elites y sus intereses especiales existe mucha literatura, especialmente en el ámbito latinoamericano. Es cierto que ellas tienen intereses especiales de grupo, diferentes de las personas que ellos representan. Una clase política que surge como resultado del esfuerzo de las masas y de los sacrificios de una mayoría. Los partidos políticos y,  particularmente los grupos dirigentes, aprovechan los logros para obtener privilegios o mantener o extender los que poseen.

Esta es la tesis fundamental de Robert Michels, el sociólogo alemán que, a principios del siglo XX, plantea el concepto político más importante contra la  teoría  de Rousseau de la democracia popular directa. Plantea lo que se conoce como la ley de hierro de la oligarquía "La  organización (los partidos políticos)  es lo que da origen a la dominación de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadotes. Quien dice organización dice oligarquía."

Michels trae a la discusión un elemento nuevo, cual es el de la oligarquía. " El hombre moderno, según este autor, "  se enfrenta con un dilema sin solución: no puede tener grandes instituciones, tales como Estados Nacionales, gremios , partidos políticos ni iglesias, sin ceder el poder efectivo a los pocos que ocupan los cargos superiores de esas instituciones".   Irremediablemente, según Michels, todas las organizaciones, especialmente los partidos políticos estarán destinados a depender de una oligarquía de poder, es decir, "los líderes de las masas son en sí mismos parte de la elite de poder y elaborar propósitos y desarrollan intereses derivados de su posición entre los privilegiados". [125]

Sin embargo, Michels no encuentra incompatibilidad o conflictos entre los intereses de los dirigentes (la oligarquía) y los miembros de base de las organizaciones. Las masas tienen que ser dirigidas por grupos elitistas bajo la conducción de un líder carismático. Se elabora la teoría elitista de la democracia. Ya Weber y Schumpeter, y más adelante,  Lenin habían insistido en que lo más importante de la democracia es la formación de un grupo elite político para conquistar los votos de un electorado mentalmente pasivo.

  Schumpeter, define el método democrático como "aquel sistema  institucional para llegar a decisiones políticas, en el que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha de competencia por el voto del pueblo" [126].

Lenin, [127] en su libro de texto fundamental justificaba la necesidad de un partido elitista de revolucionarios profesionales que condujera a las masas hacia el socialismo al  describirlas como adormecidas y apáticas.

a.- Partidos y Democracia:

Si tomamos como válida la definición de partido político proporcionada por Giovanni Sartori, la cual sostiene que "Un partido político es cualquier grupo político que se presenta a elecciones y que puede colocar mediante elecciones a sus candidatos para cargos públicos",[128] Debemos entender que la existencia de la democracia está ligada íntimamente a la formación y desarrollo de los partidos. La mediación partidaria entre la sociedad y el estado pareciera indispensable  que esa sociedad sea tildada de democrática.

Estas aseveraciones son reforzadas cuando se identifica a la democracia con la competencia por el voto de los ciudadanos. Según algunos tratadistas, la competencia es esencial para distinguir a gobiernos democráticos de los no democráticos.  Aseveran que para identificar  a los gobiernos como democráticos es necesario ponderar si su elección es consecuencia de una libre competencia por el voto. Lógicamente, esta competencia debe estar dirigida por los partidos políticos. Por una diversidad de partidos o por la existencia de, al menos, otro grupo competitivo.

Es que  para el entendimiento general, se considera esencial la competencia entre partidos políticos para que exista la democracia. Sin embargo, esta aseveración tiene posiciones recurrentes. El mismo Michel dice que "La abrumadora  mayoría de todas las   organizaciones del hombre a través de la historia ha sido manejada por el gobierno de partido único. La mayor parte del tiempo, en casi todos los lugares del mundo, todas las organizaciones han estado bajo el dominio de un partido único. El algunos momentos de la historia, y en determinados lugares del mundo, han existido unas pocas organizaciones de dos partidos (o partidos múltiples), pero el gobierno de partido único es lo normal y poco menos universal."[129]

Gerardo Bedoya Guerrero , tratadista colombiano, considera, que el partido único no es ningún contrasentido y tampoco lo es que existan partidos en una dictadura y agrega "un partido no es partido porque existan otros, ni porque se le distinga de otros, ni porque sus miembros pertenezcan a él...Su esencia es ser técnica política para alcanzar el poder...La conclusión es evidente: El partido único es verdadero partido. Se trata, simplemente que el Estado le conceda en monopolio,  la vida política.   Agrega este autor, en contraposición a la tesis anterior que " El partido no necesita de la democrática para subsistir. La función electoral, puede cumplirse en un régimen no democrático de partido único, aunque esa función tome, claro está otra forma y tenga otros alcances".[130]                        

El concepto de partido único también es incorporado al análisis sobre la naturaleza de los partidos por Maurice Duverger [131]. En uno de los primeros intentos de clasificación de los sistemas de partidos políticos, Duverger nos habla de Sistema de  Partido Único, Sistema Bipartidista y Sistema Multipartidista.

Pero existe una clasificación más reciente y más utilizada cual es la de Giovanni Sartori. Dentro de las siete clases de partidos que Sartori considera que existen, menciona al Sistema de Partido Unico. Una pregunta pertinente debía ser entonces, el número de partidos es la determinante para una democracia? ¿La existencia del Partido único niega la democracia?.

            De todas maneras, en cualquier sistema partidista, el Partido es una fuerza política, a nuestro criterio, es la más importante en la democracia moderna, ahora que los ejércitos están replegados a guardar el orden público y que la iglesia se dedica a lo estrictamente espiritual. Por su importancia,  los partidos deben,  entonces, ser autónomos, institucionales, complejos y coherentes. Su destino solo debe ser marcado por sus actuaciones buenas o malas. Están supeditados a ascender al poder, a desintegrarse o a caer.

Es claro que no siempre las conquistas ciudadanas han fructificado  por efectos de la actuación de las organizaciones partidarias o de las presiones colectivas de los representantes de las sociedades, elegidos por sus bases. No debe desconocerse que muchos caudillos políticos con la aceptación popular, han logrado éxitos significativos en la satisfacción de las necesidades de la colectividad. Aún así, en las democracias,[132]  los partidos políticos,  constituyen,  un elemento de cohesión y un intermediario válido para el desarrollo de las aspiraciones de los ciudadanos.

El partido es una fuerza política. Suele ser la más  importante en las democracias modernas, porque el ejército ha regresado a su papel natural de guardián del orden público y la iglesia ha resuelto alejarse, para su bien, de lo estrictamente temporal. La importancia del partido como fuerza política radica en que son comunidades con fines generales.

Dice Marcel Prelot, [133] "Los partidos no son, pues, abstracciones; son fenómenos concretos: organizaciones humanas, y no presentan otra dificultad distinta a la de cualquier organización humana. No puede perderse de vista este hecho: los partidos están compuestos de personas, que son las que le dan sentido a su actividad, y por eso ascienden y caen, progresan y decaen".

 El Partido  es, según   Prelot,  una Fuerza Política colectiva y organizada. Es una fuerza: es decir, es capaz de obrar. Es fuerza política: va hacia el poder, influye sobre el poder. Otras fuerzas políticas organizadas, además de los partidos, son los sindicatos, la iglesia y las fuerzas armadas.  Agrega " las  fuerzas armadas son también fuerzas susceptibles a adquirir  carácter político. Establece en ellas dos posiciones opuestas:  las fuerzas armadas que  "gritan"  y hacen pronunciamientos o sea que toman posiciones políticas tipo ejército español y, las fuerzas armadas que callan; son complacientes y sirven más al Estado que a los hombres, tipo de ejército francés.

Quizás, pudiera ayudar en el análisis que pretendemos hacer sobre los partidos políticos y su naturaleza y, para acercarnos a la situación,  que ya empieza a darse en Panamá desde la década de 1950, algunas juiciosas acotaciones  que sobre el tema de la coyuntura partidista y la irrupción de las fuerzas armadas en el escenario político panameño, que hace el sociólogo Marcos A. Gandásegui H. [134] en su obra Militares y Crisis de los Partidos Políticos.                                                                                     

Citando  a Gramsci,  Gandásegui  sostiene que "el régimen militar es un paréntesis entre dos gobiernos constitucionales. Los militares son la reserva permanente del orden, son una fuerza política que entra en acción públicamente cuando la legalidad está en peligro". Esta pérdida de legalidad se produce " cuando las clases sociales se separan de los partidos políticos tradicionales...cuando los hombres que los constituyen, representan y dirigen, dejan se ser reconocidos por su clase...  La división es casi siempre el resultado de algún evento particular o "porque enormes masas pasan imprevistamente de un estado de pasividad a uno de actividad, en el cual hacen demandas que pueden conducir a una revolución".

Gandásegui continúa analizando las crisis políticas de acuerdo a Gramsci así: "Las crisis de hegemonía o crisis general del estado se debe resolver rápidamente. Las crisis se resuelven cuando un partido político se legitima y restaura el orden." "Representa la fusión de una clase social entera bajo una sola dirección. Agrega que "cuando la crisis no encuentra una solución orgánica, sino la del líder carismático, significa que existe un equilibrio estático. El líder carismático representa la incapacidad de sector alguno para imponer su liderazgo. Todos deben someterse a una fuerza que cuide sus intereses.

Todos los planteamientos elaborados por el autor mencionado coinciden en que los regímenes militares son una reacción a la crisis, son expresión de la pérdida de legitimidad y, por tanto representan la necesidad de reconocer el bloque en el poder o sea  el bloque hegemónico. Los regímenes militares, en conclusión son consecuencia de la crisis de hegemonía de los partidos políticos y serán creadas nuevas instituciones para acomodar a las nuevas clases y categorías sociales.

El hecho  que los partidos políticos constituyan una fuerza política colectiva, porque se componen de muchas personas, dice Prelot,  por más grande que sea el número de sus componentes, el partido no puede sustraerse a una inevitable tendencia oligárquica. Es  que en la práctica,  el grupo obra según las decisiones de una elite reducida o de un solo hombre ilustre y poderoso.  El asunto de las oligarquías en las sociedades políticas y, en las democracias,  es un tema trascendente a nuestro criterio.

Previamente hemos señalado a  Robert Michels, en la elaboración de la teoría elitista sobre la democracia. "la democracia reside en gran medida, en el hecho de que ningún grupo logra asegurarse una base de poder y mando sobre la mayoría, de manera tal que pueda suprimir o negar, en hechos, los reclamos de los grupos antagónicos. Muchas organizaciones que son oligárquicas por dentro, ayudan a sostener la democracia política de una sociedad mayor, y a proteger los intereses de sus miembros en los avances de otros grupos. Sobre el tema de las oligarquías en América Latina y en Panamá hemos establecido algunos parámetros en el capítulo segundo de nuestro trabajo.

            En las normas legales panameñas,   se define a los partidos así: "Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumentos fundamentales para la participación política, sin perjuicio de la postulación libre, en la forma prevista por la Ley.

La Ley reglamentará el reconocimiento y subsistencia de los partidos políticos, sin que, en ningún caso, puede establecer que el numero de los votos necesarios apara su subsistencia sea superior a cinco por ciento de los votos válidos emitidos..[135]                                                                                                                                                           

b.- El Caso Panameño:

En realidad, una de las grandes deficiencias de las organizaciones políticas en América Latina y en Panamá, ha sido históricamente el bajo nivel de institucionalidad. Según la mayoría de los autores, [136] las organizaciones tienen que enfrentar un sinnúmero de retos y obstáculos las cuales solo pueden ser superadas con un alto nivel de institucionalidad. El nivel de institucionalidad las proporcionan tres condiciones, a saber,  la capacidad de adaptación a los riesgos, en segundo lugar,  la antigüedad o experiencias y tercero, el número de componentes de las organizaciones. Por ejemplo, señalan, que la Constitución de los Estados Unidos, la iglesia católica, los sistemas de gobiernos europeos  etc,  son muestras de institucionalidad por su antigüedad.

Efectivamente, otro elemento que da institucionalidad a la organización política es la cantidad de miembros que la constituyan. Las organizaciones con escasos participantes son débiles e inestables. La organización política formada en torno a una persona; caudillo o dictador, es inestable y con escasa institucionalidad.

En ese orden de ideas, la práctica política nacional panameña no se caracteriza por la antigüedad de sus organizaciones. Aunque desde principios de la vida republicana giraron entorno a la vida nacional los partidos políticos, heredados de Colombia, sus influencia ideológica se borró rápidamente durante la primera mitad del siglo XX. Los postulados conservadores no pudieron mantenerse organizadamente  durante mucho tiempo. Las generaciones subsiguientes  reciben influencia muy limitada de los antecesores. Por ejemplo, el Partido Liberal, en la década de 1930, se fraccionó en tendencias, cada una de ellas adaptadas a las circunstancias del momento  y   nuevos caudillos. Gandásegui agrega: cada generación tiene que refundar sus fracciones con nuevos principios, valores e incluso símbolos.

Otro elemento negativo,  propio de nuestras organizaciones partidarias lo constituye la escuálida cantidad de personas que los conforman. Los partidos políticos panameños son poco representativos de su composición. Son organismos sencillos, con sistemas jerárquicos muy limitados y que expresan los intereses de grupos en particular. Esto los hace menos  autónomos, más débiles y con menor  institucionalidad.

Estas limitantes y otras tales como la escasa autonomía y la falta de coherencia en sus planteamientos ideológicos, han hecho de nuestros partidos políticos, organizaciones poco institucionales;  carentes de liderazgo y hegemonía en la sociedad panameña. Estamos hablando de "oscilaciones, escisiones y cambios de nombre que nunca permitieron a las organizaciones políticas partidistas superar el nivel de protopartidos…Estas inacabables pugnas internas y faccionalismos endémicos condujeron a que los partidos y coaliciones resultantes, fueran una rara y amorfa mezcla interclasista de liberalismos y conservadurismos, tanto su discurso como su práctica"[137] 

Además, debemos considerar un elemento adicional en la situación  de la cultura política en América Latina y Panamá, cual es, el desarrollo de la institucionalidad democrática. Por las mismas condiciones del desarrollo histórico de la región, no hemos encontrado un ambiente propicio para cultivar la cultura democrática que pueda superar la tradición autoritaria de los sistemas políticos heredados.  Además, la manipulación, el fraude y la violencia política han sembrado una atmósfera de inseguridad y de falta de credibilidad.

Desde su surgimiento, la República se estructura sobre la base de la realidad política colombiana que se basó en el  esquema tradicional liberal conservador. En Panamá, luego de la formación de la República, cada uno adquirió su propia ruta y su diferenciación social y política a lo interno del país. A pesar de todo, estas agrupaciones partidistas  trataban de conservar sus tradiciones y principios. Aunque las diferencias ideológicas no eran abismales y en muchas ocasiones sus programas políticos eran coincidentes, ambos se fijaban algunos objetivos nacionales y, más o menos,  tenían ideas determinadas sobre  un proyecto nacional.

 Sin embargo,  a mediados de la década de 1920 [138] se comienza a notar los fraccionamientos partidistas aflorando como consecuencia o por el contrario como causa, las ambiciones personales, el afán de enriquecimiento y las confabulaciones palaciegas para perpetuar en el poder a un grupo o a una clase "especial" de panameños. [139]

A partir de ahora, la contienda política que debería medir la capacidad e interés de los ciudadanos por dar de sí lo mejor en beneficio de la nación, se transforma en un mercado en donde los actores efectúan transacciones y, el Estado es concebido como un botín para satisfacer las ambiciones de algunos grupos e individuos. La cultura política que se empieza a desarrollar es la del "juega vivo" en la cual   cada torneo electoral se entiende como  la oportunidad de asaltar las arcas del Estado a través del gobierno. Un autor nacional, a propósito de ello, denomina   a estos grupos: "sectas oligárquicas con nombres de partidos políticos"

En realidad, los partidos políticos panameños en su mayoría han sido, tradicionalmente, un instrumento de transacción; más que expresar una ideología o identidad de los diferentes sectores de la sociedad, han sido utilizados como medios de presión a favor de intereses familiares, personales o de grupos económicos. Desde temprano, en nuestra historia republicana y especialmente, a partir del final de la década de 1920, los partidos panameños han utilizado el poder del estado como un botín que se disputa entre los actores a través de las elecciones. "Según Juan Materno Vásquez,  a consecuencia de la liquidación del patriciado liberal-conservador, éstas, más que organizaciones conforme una ideología- fueron creaciones jurídicas de clientelas electorales. La formación de los mismos respondió al plutocratismo representados en los intereses particulares, familiares y comerciales de sus jefes" [140]

Las elecciones eran y son aún verdaderos festines de compra y venta de conciencias. Se ha confundido el poder político con el poder económico. Los grupos oligárquicos poseen plena conciencia de lo que significa el control del estado para sus intereses económicos y sociales. Cada elección pone en disputa la oportunidad de hacerse de mayores bienes, aumentan el prestigio social o soluciona el problema de empleos para sus familiares y amigos políticos. Se utilizan formas lícitas e ilícitas para lograr su objetivo. Se pone en evidencia los peores hábitos y aflorarán las peores pasiones humanas. Las malas prácticas políticas y la corrupción generalizada, es la nota común, en los procesos eleccionarios republicanos.

Se crean partidos con la misma facilidad que se crean sociedades anónimas, casi todos con los mismos nombres y plataformas tan parecidas que expresan la carencia de principios y de fundamentos ideológicos. Generalmente, las contradicciones económicas internas de las clases dominantes, se trasladan al plano de los partidos nacionales provocando constantes crisis políticas, especialmente, cuando se acercan los torneos electorales.

" El fraude electoral, el descrédito público que sembraron los métodos electorales usados por los partidos políticos, condujo desde 1928 a un ambiente en que se hacia imperativo una ruptura con el pasado inmediato...Desde 1931,fuera de la elección de Harmodio Arias en 1932, y excluyendo también la elección de la Asamblea Constituyente de 1945, hasta los días actuales, no se ha dado caso de consulta popular honesta por medio de las urnas electorales"  [141]

"He ahí la miseria política en los primeros treinta años de la República oligárquica. De esta síntesis se infiere que: ...No se trataba, por tanto, de un conflicto ideológico-político...sino de rivalidades y contradicciones, naturaleza completamente personal, sin ninguna base ideológica, cuyo único objetivo, era ocupar la presidencia para disfrutar los beneficios y privilegios que otorga el poder. He aquí como John Glover South (Ministro Americano en Panamá) caracteriza la miseria de los partidos oligárquicos: Durante tres años de residencia en Panamá- le escribía el 23 de marzo de 1925 al Departamento de Estado- he sido incapaz de hallar algún principio que gobierne a los partidos...Los partidos, al igual que sus adherentes se dividían o unían en base a las relaciones de tipo personal...El objetivo es únicamente despojar al contrincante y ocupar la presidencia..." [142]

El fenómeno clientelista es típico de la lucha política en Panamá.  Los electores son transportados, hospedados, alimentados y divertidos, a costos y costa del partido en función de asegurar conciencias. Jolgorios, borracheras, recompensas, son pasajes  comunes de la disputa electoral. Quien representa o posee medios económicos es quien mayores posibilidades tiene de lograr el triunfo. Posterior al triunfo, desde el poder, el partido crea clientela, basadas en obras de interés social y apoyo personal a los adherentes. Las clientelas se duplican a  través de los vínculos consanguíneos.[143]

El Partido Liberal ha sido el eje central de las luchas políticas panameñas. Desde los inicios de la República ha reflejado los intereses comerciales de las clases hegemónicas de las ciudades terminales de Panamá y Colón, y además, de las clases de pequeños  y grandes productores del interior. Con los conservadores, los liberales dirimieron los conflictos políticos de los primeros años republicanos. La generación de Carlos A. Mendoza, Belisario Porras, Eusebio A. Morales, Guillermo Andreve nutrieron al liberalismo de las herramientas doctrinarias e institucionales para enfrentar los desafíos que significaba organizar y poner en marcha el país. Rápidamente minaron las fuerzas de los conservadores y se convirtieron, los liberales en los dirigentes y protagonistas de las luchas políticas de los primeros años. Cada uno desde su perspectiva le imprimió su  impulso personal al proyecto nacional. Además, lograron identificar al liberalismo con los grupos populares  de la ciudad y del campo para fundar un    " populismo liberal" que dominó la política nacional, durante los primeros 20 años de la República.

Los liberales pudieron mantener esta situación de reacomodo político y el control absoluto de la situación hasta la llegada de los años finales de la década de 1930. La gran depresión que estalla en 1929 y, por consiguiente, los conflictos sociales que por generación espontánea surgirán, crean una situación insostenible para los dirigentes. Las contradicciones entre porristas y chiaristas, llegan a su fin y el modelo es agotado por la necesidad de cambios en la orientación política de la nación panameña. Surgirán nuevos grupos de presión que exigirán soluciones definitivas y no coyunturales  para el desarrollo nacional.

c.- Partidos Políticos y Militares:

El golpe de Estado de 1931 cambia la estructura  política de la sociedad panameña. Ante la incapacidad de los grupos oligárquicos gobernantes; las clases medias ocupan lugares preponderantes en la dirección de la cosa pública.  Y le da un nuevo papel a la Policía Nacional, como actor importante en la política panameña.. A partir de ahora, la Policía Nacional y sus dirigentes son árbitros de la política nacional. Los Estados Unidos, además, pasan a desempeñar un nuevo papel en la política exterior panameña; la política del "buen vecino" de Roosevelt, establece que, en  vez de la intervención directa, los norteamericanos prefieren dejar que la Policía Nacional desempeñe el papel, que ellos antes desarrollaban.

A partir de entonces los liberales no logran controlar la hegemonía ideológica y política  en el país. Al militarizarse la Policía completamente en 1943 con el visto bueno de los Estados Unidos, surgirán nuevas contradicciones entre los grupos oligárquicos panameños. La oligarquía local, estrechamente ligada a los intereses estratégicos canaleros de la potencia extranjera, queda sometida a los caprichos de un sistema político, apoyado por la estructura militar colonial.  Este esquema domina la vida política panameña desde el

principio de la república y, con algunas variantes, desemboca en los gobiernos posteriores a la Segunda Guerra Mundial.                                                  

Los resultados de la guerra aportan nuevas realidades y nuevas situaciones conflictivas que los grupos liberales no logran resolver. Aparecerá el Comandante Remón en 1947 e impondrá su hegemonía militar en el país. La teoría de Gramsci entra en función: "Los militares son la reserva de orden, son una fuerza política que entra en acción públicamente cuando la legalidad está en peligro. Los militares son una reacción a la crisis, son expresión de la pérdida de legitimidad y, por lo tanto, representan la necesidad de reconstruir el bloque de poder. Son consecuencia de la crisis de hegemonía".[144].

Alain Rouquié, al referirse a la presencia de los poderes militares en el contexto latinoamericano, hace las siguientes consideraciones: "algunos historiadores pudieron ver en la frecuencia de las intervenciones militares en la vida política contemporánea residuos culturales de las guerras civiles del siglo XIX hispanoamericano. El periodo de anarquía que conocieron las antiguas colonias españolas inmediatamente después de su independencia habría configurado una tipo de relación política basada en la fuerza, un sistema de actitudes frente al poder que llevaría a un estado de violencia descentralizada y difusa. El jinete y los montoneros intrépidos se convirtieron en técnicos de la caballería blindada, los caudillos se metamorfosearon en oficiales de estado mayor…estas repúblicas turbulentas, intrínsecamente inadaptadas para la práctica de la democracia de tipo occidental, requerían un poder autoritario, árbitro indiscutible entre grupos e intereses.."[145]

2.- LA COALICIÓN PATRIÓTICA NACIONAL, EXPRESIÓN POLÍTICA DEL REMONISMO:

  a.- Evolución Política de Remón:

Un columnista del Diario La Nación, en el que  el Comandante Remón era importante accionista, escribe en marzo de 1953 así: "Un país como el nuestro eminentemente despoblado (800.000 habitantes) y una población electoral de 200.000 ciudadanos no puede continuar ofreciendo un espectáculo un tanto jocoso de tener una docena de partidos nacionales...cabe, por ahora, felicitar al Coronel Remón, quien ha sido el cerebro de este movimiento...". Se refiere el periódico, a la decisión anunciada por Remón de coaligar legalmente a los partidos que  habían apoyado su candidatura a la Presidencia, en la recién pasadas elecciones del 11 de mayo de 1952.

Previamente, el Coronel José Antonio Remón Cantera, Comandante de la Policía Nacional, convertido ya en árbitro de la política nacional, había participado decisivamente en la sucesión presidencial posterior a la licencia y muerte del Presidente Domingo Díaz.                                                                                                                                    

Veamos como nos narra Víctor Florencio Goytía estos aciagos acontecimientos ocurridos entre 1949 y 1951. "El presidente Chanis se autoinmoló. No tuvo miedo de ejercer sus prerrogativas constitucionales de nombrar y destituir a jefes y oficiales de la fuerza pública: pero fue poco precavido. Al dar aquel paso, sólo contaba con la fuerza del derecho y la lealtad de la guardia del palacio........derrocado Chanis, ocupó la Primera magistratura,  en el orden sucesorio, don Roberto F. Chiari, quien dada la agitación reinante, se dirigió a la Corte Suprema.....para que dicha Corporación se pronunciara a cerca de la validez de la renuncia de su antecesor inmediato....al acusar recibo de la carta de don Roberto f. Chiari, adelantó concepto muy lógico, de que si la renuncia había sido provocada por la violencia y no por la libre determinación carecía de validez.  Al recibir esta respuesta don Roberto F, Chiari, consideró que no debía continuar en la Presidencia y abandonó el palacio. Refiriéndose a este episodio, el Comandante Remón declaró: "Yo le dije a don Roberto F. Chiari (en vista de su decisión de abandonar la Presidencia) que iba a buscar al Dr. Arnulfo Arias y así lo hice". [146]

El 10 de mayo de 1951, columnas de la Policía al mando de Timoteo Meléndez asaltaron las dos plazas fuertes del Presidente Arnulfo Arias; el Palacio Presidencial y el Cuartel de la Policía Secreta, para liquidar su corto mandato.  Bajo la sombra imponente de Remón se iniciaba un nuevo gobierno presidido por Alcibiades Arosemena, quien debía culminar el periodo del fallecido Presidente Domingo Díaz.                                           

El Comandante se consagra como hombre fuerte y superpone no sólo su  cargo  sino a la Institución armada, sobre todos los demás cargos de la administración pública y la dirección política del país. En opinión de Renato Pereira, la Policía ahora con  un rol de mediadora y represora,  se va a convertir a la vez en "guardián de los intereses políticos y de la expansión económica de la burguesía nacional."

Remón consolidó su poder político mediante el "eclipse" de Arnulfo Arias, a quien mantuvo en la cárcel desde el 10 de mayo de 1951, tras su derrocamiento,  hasta febrero de 1952 (nueve meses). El Coronel,  quien reiteradamente había negado aspiraciones a ser candidato a la Presidencia,  fue postulado formalmente, el 28 de octubre de 1951 en  concentración realizada en la provincia de Los Santos [147] a la que asistieron unas 500 personas, según el Diario El Panamá América.[148] Dos días después, el 30 de octubre, renunció a la Comandancia de la Policía Nacional.

La postulación la efectúan los Partidos Nacional Revolucionario (partido al que pertenecía Remón), Unión Popular y Liberal del Matadero y posteriormente se suman a ellos el Partido Renovador,  y el Partido Revolucionario Auténtico. Junto a Remón integran la nómina presidencial,  José Ramón Guizado y Ricardo Arias Espinosa. Desde ese momento, este grupo de Partidos empiezan a llamarse Coalición Patriótica Nacional, aunque legalmente no se había constituido como Partido Nacional. Cada partido postulante  mantiene su autonomía legal, con potestad para designar  a sus candidatos a diputados y concejales,  en forma independiente.

Durante toda la campaña electoral, la oposición, a través de sus periódicos, acusa al gobierno de Arosemena de apoyar abiertamente a la candidatura del Coronel Remón. Uno de ellos publica la siguiente noticia: "Don Alcibiades Arosemena presidirá junto a José Antonio Remón Cantera, José Ramón Guizado y Ricardo Arias Espinosa, el Comité del Granillo del PRA que apoya la candidatura del excomandante de las Policía Nacional.

Como asesor jurídico del mencionado Comité ha sido designado el Ministro de Gobierno y Justicia Dr. Miguel Angel Ordoñez" [149]

La prensa escrita más importante, como era tradicional, se divide para apoyar a las alianzas partidistas.   El Diario La Nación, dirigido por José Daniel Crespo y Presidido por Temístocles Díaz, ambos amigos de Remón, defiende con vehemencia la  candidatura del Comandante.  La Hora y el Panamá América, cuyos dueños son la familia Arias Madrid, y El Diario El País de la familia Lewis Galindo, apoyan a la Alianza Civilista.                                                                                                                                          

El Diario La Nación, de clara inclinación remonista, publicó el  día  7 de diciembre de 1951, el nombre de los  Ministros del Gabinete de Alcibíades Arosemena, que apoyarían  al Comandante  así:

Gobierno y Justicia...               Miguel A. Ordoñez.....   PRA ..........      apoya a Remón.

Agricultura................               José Varela................. PRA..........       apoya a Remón.

Obras Publicas...........             César Guillén.............               Liberal.......       apoya a Remón.

Rel. Exteriores............  Ignacio Molino.........                Liberal.......       apoya a Remón.

Educación..................  .           Rubén Carles............               U. Popular..      apoya a Remón.

Previsión Social.......... Juan de A. Galindo.....  PNR.........        apoya a Remón.

La definición hacia la candidatura de Remón de la mayoría de los miembros del Gabinete del Presidente, provoca una crisis política en el país. Algunos ministros no remonistas  deben renunciar al gabinete y, otros funcionarios dejan sus puestos en   las instituciones autónomas que regentan.                           

Para enfrentar al Coronel Remón, las fuerzas opositoras se reúnen en la Alianza Civilista, que tendrá el apoyo de los Partidos Liberal (de la campana roja), Frente Patriótico, Revolucionario Independiente y Socialista. Los candidatos presidenciales serán Roberto F. Chiari (primo de Remón), Norberto Navarro y César Quintero.[150]

Los arnulfistas,  inicialmente trataron de participar en la lucha electoral e inscribieron  el Partido Panameñista  en corto tiempo, pero finalmente, se abstuvieron de presentarse a la contienda, aduciendo que no existían  condiciones  para unas elecciones democráticas y justas. Al no poder presentar como candidato a Arnulfo Arias [151], por este

encontrarse  detenido y suspendidos sus derechos políticos,  deciden postular al señor Rodolfo Herbruger,  el 9 de enero de 1952.  Herbruger, posteriormente,   renuncia a la candidatura y declara que "no hay oportunidad propicia para que, en vista de las conocidas circunstancias nacionales, mi candidatura ofrezca solución patriótica."

La campaña electoral se desarrolla durante un periodo en el que el país afronta una profunda crisis económica. El final de la guerra afecta ostensiblemente la situación de Panamá, especialmente en las ciudades terminales de Panamá y Colón. Una gran cantidad de obreros han quedado cesantes al finalizar los trabajos en las instalaciones militares de la

Zona del Canal. El Presidente Alcibíades Arosemena, en su último mensaje a la Asamblea Nacional, el 1 de octubre de 1951, describe la situación patéticamente:            

" De acuerdo a los índices económicos, la situación empeoraba en lugar de mejorar. El desempleo aumentaba, los depósitos bancarios declinaban; menos cantidad de dinero circulaba, las ventas al por menos declinaban....Se atribuyó el desempleo en aumento al afán de los obreros que se radicaron en la ciudad de Panamá y Colón, que durante la guerra, la Zona del canal atrajo, de permanecer en ellas, aunque ya no se necesitaban sus

servicios. Con el agotamiento de los excedentes fiscales de tiempo de guerra, el gobierno no pudo por más tiempo resolver los problemas urbanos de desempleo y subempleo...El gobierno era impotente para calmar la intranquilidad social y la agitación política." [152]

El Presidente Arosemena tuvo que recortar la mayor parte de los proyectos de inversión, disminuyó los salarios de los empleados y al final se registró un déficit en el presupuesto de B/ 4.8 millones.

Las elecciones se realizaron el domingo 11 de mayo de 1952 y el Coronel Remón, con el apoyo del Gobierno, la Policía Nacional y de los principales grupos oligárquicos,  triunfó con relativa facilidad, sobre la Alianza Civilista. La Coalición Patriótica Nacional, aún no constituida formalmente como partido, pero con todos los cinco coaligados apoyando a Remón,  obtiene el 55% de los sufragios, según el resultado oficial.

El mismo día de las elecciones, el Diario La Nación (al servicio de Remón y de la Coalición Patriótica Nacional) titula en su Primera Plana así: Auras de Triunfo Agitan las Gloriosas Insignias de la CPN, y agrega: "El triunfo de la Coalición Patriótica es cosa segura y definitiva. No ha habido un solo lugar de la República del que hayamos tenido noticia en que las fuerzas de la Coalición Patriótica hayan dejado de responder al llamado del patriotismo y la salud de la patria votando por el Coronel Remón,... esperamos los datos exactos...para informar a nuestros lectores la magnitud de la derrota sufrida por el civilato; y el aplastante contingente de las fuerzas victoriosas de la Coalición Patriótica Nacional..." [153]

Como era común en la época, cada fuerza política, a través de los periódicos que controlaban, publicaban cifras diferentes en las que cada uno se atribuía un triunfo arrollador. Los medios escritos nos dan una imagen distorsionada de la realidad. Todo parece indicar que no hay otro país que el político y que Remón lo conducirá a " la salvación nacional". Sus aduladores llaman al remonismo, doctrina de redención nacional.

La Policía, con Remón a la cabeza se estrena como gobierno. Cuando el Comandante se retira para competir por la Presidencia había dejado sus cuadros formados. Todos son fieles al jefe supremo, que ahora desempeña nuevas  funciones, pero  mantiene de hecho, el control de la Institución y  del gobierno.  Del papel puramente represivo que la Policía Nacional había desempeñado hasta ahora, la Institución comienza a intervenir en las disputas internas de la burguesía. Después de la elección de Remón,  se convertirá en la reserva permanente del orden para la clase dominante.

"..Bajo la Presidencia del Coronel José A. Remón, su objetivo era de carácter dual. Por un lado, reforzar el proyecto de la burguesía nacional. Por el otro, contribuir a la estabilidad

política exigida por la doctrina de seguridad hemisférica de EE.UU.  En   medio de esta ambigüedad, la institución militar se subordinó a dos proyectos diferentes". [154]

b.-  Reconocimiento  Legal de la Coalición Patriótica Nacional:

El remonismo y sus aliados plantean la realización de un  gobierno de "redención nacional". Para ello se requeriría,     la modificación de las normas que rigen a instituciones  republicanas. Había prometido atacar "el caos político que reinaba en Panamá". Criticó durante su campaña las pugnas políticas que dividían a la población y que a su criterio, terminarían socavando la base de la República. Condenó la  interposición de  intereses personales en la lucha y entre  los partidos políticos,  causantes de la inestabilidad del país.

Aún como Jefe de la Policía, Remón recomendó con ahínco la disminución del número de partidos para dar al país la paz política necesaria. En muchas ocasiones durante la campaña presidencial de 1952, en la cual Remón, como candidato, experimentó dificultad para mantener unidos los cinco  partidos de su coalición,  reiteró su convicción acerca del exceso de partidos políticos en Panamá.

            El multipartidismo panameño se manifiesta con mayor fuerza, como ya hemos anotado antes,  a finales de la década de 1920. Durante el gobierno de Harmodio Arias se produce una proliferación de tendencias que, en realidad sólo representan intereses y simpatías hacia uno u otro caudillo coyuntural. Es común en Panamá que el fraccionamiento se produzca por diferencias internas entre los dirigentes de los grupos políticos. Esta división,  generalmente, se origina en el momento de hacer las postulaciones a cargos de elección. Al  momento de encontrar afinidad en opiniones e intereses, las distintas facciones tienden a conformar alianzas cuando se avecinan las elecciones.

Desde el poder, el Presidente Remón hizo aprobar la Ley Número 6 de 6 de febrero de 1953, en la que se derogaban unas y reformaban otras leyes, sobre elecciones populares.

Es una ley hecha a la medida del pensamiento de Remón y, a los intereses políticos del grupo que lo apoyó en las elecciones pasadas. El artículo 21 de dicha ley, establece que para poder subsistir los partidos políticos debieron obtener el 20 % de los votos emitidos  (45.000) en las elecciones de 1952. Además, declaraba que los partidos que se habían

aliado previamente a las elecciones (coalición de partidos remonistas) y,  que juntos habían obtenido dicho 20% de los votos, subsistirían.                                                                                                                               

En esta forma, la Coalición Patriótica Nacional  logró imponer una amplia mayoría en la cámara de diputados (más del 60 % de los diputados de la Asamblea Nacional de 1952 pertenecían a la Coalición de Remón). Su hermano Alejandro Remón Cantera, fue designado Presidente del Órgano Legislativo. Las leyes propuestas por el Presidente, obviamente,  recibían una rápida aprobación.

 La Ley en su Artículo 2° decía: El Artículo 21 de la Ley 39 de 1946 quedará así[155]:

Articulo 21. Se reconoce la existencia de los partidos políticos nacionales ya inscritos que hubieren obtenido durante las elecciones presidenciales de 1952 más del veinte por ciento de los votos depositados en ellas y se reconoce asimismo, la existencia de los partidos nacionales que resultaren de una fusión de varios partidos políticos ya inscritos, siempre

que dicha fusión hubiere sido acordada por sus respectivas convenciones dentro de sesenta días siguientes a la vigencia de esta Ley y que el número de votos obtenidos por los partidos fusionados en dichas elecciones de 1952 exceda el veinte por ciento de los votos depositados en ellas.

Parágrafo: Para los efectos de este artículo, los partidos políticos nacionales que se fusionen protocolizarán en una notaría....el acta de fusión respectiva...Dentro de los cinco días siguientes deberá enviar dicho partido al Ministerio de Gobierno y Justicia una copia notarial....dentro de los cinco días siguientes, el ministerio dictará un resuelto en el cual declarará ,......que el partido tiene existencia legal desde la fecha de la fusión y que desde entonces cada uno de los partidos fusionados quedó extinto como tal y no podrá fusionarse con ningún otro partido.

Redactada  a instancias de Remón, la nueva ley recoge sus aspiraciones de limitar la existencia de Partidos Políticos en Panamá. Conocida comúnmente como la Ley de los 45.000,  pretende, según algunos autores, la creación  del régimen de partido único, pero según otros, lo que se buscaba era  ir hacia un bipartidismo forzoso, en base del modelo estadounidense. Gran adulador de la democracia norteamericana,  pondera mucho la figura del Presidente Eisenhower. Además,  en la Ley subyace el interés de Remón de restarle posibilidades de organización e influencia  a los sectores medios e intelectuales  del país  con ideas democráticas y progresistas. El presidente siempre los identificó como comunistas.

Como lo determinaba la Ley 6, los Partidos Políticos  que participaron en las elecciones de 1952, ninguno de los cuales había alcanzado el equivalente del 20 % de los sufragios emitidos (45.000 votos) deberían quedar extinguidos. Así mismo, los Partidos que

habían apoyado la candidatura de Remón celebrarían Convenciones individuales, para declararse extinguidos y luego, en otra Convención unificada declararían la creación de la Coalición Patriótica Nacional.[156]

En efecto, el domingo 15 de marzo de 1953, en el Teatro Ancón a las 3 p.m. se celebró la Convención constitutiva del nuevo Partido.[157]  Los Partidos Nacional Revolucionario (el del

Caballito), Renovador (el del Toro), Liberal del Matadero (de la bandera Roja) Revolucionario Auténtico (el del cántaro) y la Unión Popular (de la mazorca) que entre todos habían obtenido unos 133.260 votos o sea el 55 % de los sufragios en las elecciones de 1952, formalizaron la unión determinada en la Ley.

Según Remón, la Ley Electoral que crea los grandes partidos, también le da personalidad al país como una República, que puede reclamar a los Estados Unidos la revisión de los Tratados del Canal.

Como lo señala la Ley 6, los partidos coaligados deberían presentar  "un ejemplar de sus principios o programas, un ejemplar de sus estatutos o reglamentos...con la indicación del nombre adoptado por el nuevo partido, así como del emblema escogido por el mismo".

La postulación la efectúan los Partidos Nacional Revolucionario (partido al que pertenecía Remón), Unión Popular y Liberal del Matadero y posteriormente se suman a ellos el Partido Renovador,  y el Partido Revolucionario Auténtico. Junto a Remón integran la nómina presidencial,  José Ramón Guizado y Ricardo Arias Espinosa. Desde ese momento este grupo de Partidos empiezan a llamarse Coalición Patriótica Nacional, aunque legalmente no se había constituido como Partido Nacional. Cada partido postulante  mantiene su autonomía legal, con potestad para designar  a sus candidatos a diputados y concejales,  en forma independiente.

CUADRO No. 5

MIEMBROS DEL DIRECTORIO NACIONAL DE LA COALICIÓN PATRIÓTICA NACIONAL.

Octubre de 1953.

José Ramón Guizado, Ricardo Arias Espinosa, José Daniel Crespo, Victor N. Juliao, Eric Delvalle, Juan E. Jiménez, Catalino Arrocha Graell, Temístocles Díaz Q., Victor C. Urrutia,  Inocencio Galindo, Juan de Arco Galindo, Alfredo Alemán Jr., Heraclio Barletta, Alejandro González Revilla, José D. Bazán, Luis Saayavedra, Ignacio Molino, Carlos Mendoza, Emiliano Márquez, Raimundo Ortega Vieto, Aquilino Sánchez, Plinio Varela, Bernardino González Ruiz, Luis E, Guizado, Rodrigo Arias, Félix Oller, Juan M. Méndez, Eulogia de Arias, Ernesto de la Guardia Jr., Milciades Arosemena, Raúl Berbey, José María González, Roberto Clement, Demetrio Martínez, Olmedo Fábrega, César Arrocha, Pablo Othon, Carmen R. Arias, Domingo H. Turner, Generoso Simons, Ferenando Díaz, Herminio Méndez Mérida, Oscar Grimaldo.

Fuente: Manifiesto que el Directorio Nacional de la Coalición Patriótica Nacional lanza al país al cumplirse el primer año de la administración de Remón.

1 de octubre de 1953.Biblioteca Nacional,  Panamá.

"Habiendo logrado unificar a las clases altas, que le sirvieron de base social de apoyo, el Presidente  procedió a la liquidación legal del resto  los partidos políticos. Solo quedaron vigentes aquellos que pudieron reunir cuarenta y cinco mil adherentes, o sea la Coalición Patriótica Nacional y el partido Liberal Nacional. Se dictó una Ley especial contra las organizaciones clasificadas de comunistas, semejante, en su articulado a  la ley chilena de defensa de la democracia prohijada por el gobierno de González Videla. En consecuencia,  la Federación de Estudiantes y la Federación Sindical de Trabajadores, ambas influidas por la izquierda, fueron prohibidas. Los profesores y maestros progresistas fueron expulsados de sus cargos."[158]

            Contrario a la tendencia unipartidista o bipartidista impulsada por el Presidente Remón, mediante la Ley 6 de 1953, unos años mas tarde, en 1958, el Presidente Ernesto De La Guardia  hace aprobar una nueva ley Electoral la cual establece que para la formación de un partido político se requerirán solo 5.000 adherentes. En base a esta nueva legislación surgirán en el escenario nacional 19 partidos políticos que participarán en las elecciones de 1960. El multipartidismo, que parece una tendencia natural en Panamá, resurgirá. [159]

 

CONCLUSIONES

El temprano desmantelamiento del ejército nacional y la interferencia de fuerzas armadas foráneas, en la constitución inicial de la República de Panamá, negaron, a diferencia del resto de los países  latinoamericanos, la participación del cuerpo militar nacional, en la formación de un Estado soberano e independiente.

Pero a partir de la década de 1930, la Policía Nacional adquiere presencia y beligerancia en los acontecimientos nacionales. Luego de un periodo de mediatización en la vida republicana en que  se convierte en un apéndice del ejército de los Estados Unidos, ocurrirá un proceso de maduración en la institución que la conducirá a una mayor figuración en el proceso de desarrollo político, económico y social del país.

A partir del nuevo rol que se le asigna  a la Policía,  como producto de  los cambios  logrados en la relación canalera, con  el Tratado Arias -Roosevelt, ella adquiere  un mayor protagonismo como organismo de mediación en las luchas por el poder político en Panamá. El Coronel José Antonio Remón Cantera viene a formar parte importante de ese nuevo rol. Le imprime un impulso en organización, disciplina y espíritu de cuerpo  para proporcionarle una mayor motivación a una Policía severamente afectada, por la injerencia de las fuerzas extranjeras. La Institución  y el Coronel Remón estarán colocados frente a una disyuntiva: La Policía desempeña el papel de organismo avanzado de la conformación y fortalecimiento del Estado Nacional autónomo, o por el contrario, continuará como un establecimiento político militar, para fortalecer las relaciones de dependencia. No obstante podría ser, a la vez, una fuerza retardataria de las aspiraciones sociales  legítimas  de los panameños.

Pero ese impulso dado por Remón, que la somete a un proceso de profesionalización y militarización a partir de la década de 1940,   convierte a la institución y a su Comandante en auténticos árbitros de la política nacional. Paulatinamente, desplazan del poder real a  los civiles,  inmiscuyéndose  en asuntos históricamente reservados para aquéllos. Desde 1947,  Remón como Comandante, dirime los asuntos políticos del país.

En la historia política de Panamá, se ha desarrollado la tesis  que plantea que el poder militar inicia su desarrollo a  partir de 1968, cuando un golpe de estado entrega a los militares la totalidad del poder político. Sin embargo, desde mucho antes, como lo demostramos en la investigación, la Policía Nacional reclama para sí, una amplia cuota de poder en Panamá. Bajo la fachada de una democracia formal, el poder militar  había entronizado un sistema político que le permitía participar abiertamente en los asuntos reservados para los civiles.

A partir de 1943, la Policía Nacional genera un ascenso vertiginoso en su proceso  militarización y profesionalización. La evolución del presupuesto del estado refleja la erosión que sufre a partir de las actividades dedicadas a fortalecer el escenario militar y represivo, despertando suspicacia entre los grupos civiles.

El ascenso militarista toma impulso, además, bajo la nueva concepción imperialista definida en torno a la Segunda Guerra Mundial. Las débiles naciones latinoamericanas, incluyendo a Panamá, deben alinearse bajo la influencia del poderío estadounidense en la lucha por la     "democracia y la libertad". La herencia es un continente armado mediante créditos y donaciones generosas. Los armamentos, sobrantes de la Guerra se transfieren a los países pobres de América Latina, condicionando su desarrollo económico y militar.

El remonismo se fortalece bajo la premisa de la política de seguridad nacional. El periodo de la  Guerra Fría  impone condiciones para el control interno de las naciones.  Con el apoyo estadounidense,  Remón entra a formar parte del esquema de lucha contra las fuerzas democráticas, que  solicitan cambios en la política de desarrollo interno. Remón reprime el nacionalismo panameño.

El poder de Remón y  la Guardia nacional, creada por él en 1953, no serían  un símbolo de la soberanía nacional ni formará parte del proceso de modernización del Estado Nacional, como quizás algún día lo habían  soñado. Se convertiría en un apéndice del poder estratégico, definido por los Estados Unidos para defender sus intereses.  

Como Presidente en 1952, el Coronel Remón, avanza hacia la imposición de un nuevo modelo de desarrollo orientado hacia las facciones burguesas que se dedican a la industria (proceso de sustitución de importaciones). Esto produce pugnas por  el control  económico del Estado, las cuales generan inestabilidad. Remón pone al servicio de un sector especial de la economía, todo el control del Estado.  Las aspiraciones nacionalistas que él dice abanderar quedan reducidas a migajas otorgadas por  los Estados Unidos,  durante las negociaciones de un nuevo tratado canalero.

Las fuerzas políticas oligárquicas entran en crisis y el poder de los cuarteles servirá de garantes a la estabilidad. Las elites dominantes llegaron agotadas a la década de 1940, por sus propios conflictos de intereses.  No son capaces de mantener un proyecto coherente de desarrollo nacional y terminan fraccionándose.  Mientras Remón sirve a sus intereses,  ellos están cómodos, pero cuando el "hombre fuerte" adquiere un poder ilimitado entran en sospecha

 Cuando estos sectores,  tradicionalmente dominantes en la política nacional,  tratan de recuperar los espacios perdidos, se dan cuenta de que un hombre y una institución se han erigido como árbitros absolutos del poder. Por ello,  se puede suponer que tratarían de desembarazarse  del Coronel- Presidente, quien ocupaba demasiados escenarios y sus tentáculos cubrían todo el ámbito de la vida nacional.


 

 

GRANDEZA Y DESVENTURA DEL CORONEL JOSE ANTONIO REMÓN CANTERA.

 

Abstract

The document submitted to your consideration offers our readers a particular vision on the political and military life of Colonel José Antonio Remón Cantera. The comprehend yourself work participation of colonel Remón in the Panamanian political history since its entry into the national police until his assassination in 1955.

We do a tour of the different facets of the character as inspiration for the military training and spirit of the national police force and as a politician that he concentrated in his hands all the power of the Panamanian State.

Ruled for two and a half years the country, after forcing their choice. In that short time domino scenarios all the social, economic and political. So much so that its competitors saw in the risk of long-term authoritarianism in Panama, which is why our thesis argues that the total domination of all the scenarios of Colonel Remon could not be the cause of their elimination.

 

 

 

Al final de la Segunda Guerra Mundial pareció abrirse una nueva perspectiva desde el punto de vista político en Panamá. La atención a los problemas sociales de la población en crecimiento, pareció tomar una nueva dimensión. La creación de las Naciones Unidas y su compromiso de crear diversas misiones internacionales para estudiar los males endémicos de los países en desarrollo, ofrecen una nueva opción a los pueblos de América Latina. En Panamá, los sectores medios, se muestran conformes con estas inquietudes internacionales.  Existen muchas coincidencias entre las luchas de los grupos de profesionales recién egresados de la Universidad, pequeños comerciantes, estudiantes e intelectuales. En lo político, se clama por el respeto a las leyes, la lucha contra la corrupción gubernamental, contra el militarismo,  por la vigencia de la democracia y la realización de  elecciones limpias.

 

José Antonio Remón Cantera,  como Comandante del Cuerpo Policial, posteriormente convertido en Guardia Nacional, viene a ser el elemento sobre el cual girarán las decisiones de todo un  periodo importante de nuestra historia republicana.  Con una espada de Damocles sobre su cabeza (las fuerzas armadas estadounidenses), bajo la presión de los sectores antimilitaristas más radicales de la pequeña burguesía, y con la aquiescencia condicionada de los grupos oligárquicos dominantes, Remón maniobra y mantiene el control político en el país hasta el momento de su asesinato. Pero es un control temporal, ficticio e ilegítimo.

 

Su ascenso en el escalafón de la Policía es rápido y temprano. Desde muy recién entrado al cuerpo armado, en 1931, demuestra sus deseos de participar en las decisiones de poder político en Panamá. No fue un líder carismático; su prestancia en la toma de decisiones en Panamá fue obtenido en base al control de la armas. Fue un hombre que manejo a la perfección el   discurso demagógico en un país donde la cultura política era escasa.

 

Procedente de una familia decimonónica, Remón, (1) tuvo dificultades para continuar sus estudios debido a la muerte de su padre. Su madre, finalmente lo incorporó a la carrera  de milicia en México mediante una beca. Regresó al país en 1931 e inmediatamente se incorpora a la Policía Nacional, luego del periodo  convulso a raíz del movimiento insurreccional ocurrido  en  contra  Florencio Harmodio Arosemena. Ingresó  a la Policía como Capitán   demostrando interés por labrarse un futuro promisorio en la institución. Ya antes hemos señalado que sus  inclinaciones partidistas  le crearon problemas con los superiores. Por ese  motivo por el que fue cesado de la Policía en 1935.

 

No se consideraba un simple policía. Aspiraba a que se le aceptara  como un militar profesional. Paulatinamente le dio rango de ejército y se preocupó por el prestigio de la institución policial panameña que poseía una moral y estima decadente por haberse mantenido como un apéndice de las fuerzas armadas estadounidenses. Con Remón, la Policía Nacional y sus oficiales empezaron a figurar en el escenario social, político y económico del país.

 

Las elites dominantes oligárquicas llegaron agotadas a la  década de l940. Los conflictos que ellos mismos habían generado durante toda la década anterior, provocaron la debilidad de las clases gobernantes. Los grupos liberales no fueron capaces de mantener un proyecto coherente de desarrollo nacional y terminaron la década de 1930  profundamente fraccionados. Harmodio Arias, figura dominante de la década,  establece una dinastía de liberales “desteñidos” (panchistas, jimenistas, dominguistas y alfaristas) que perduran hasta la primera Presidencia de Arnulfo Arias. Una década plagada de fraudes escandalosos, crisis económica profunda, y el  repunte de los  sectores medios en el escenario nacional, como elementos que interfieren en  la estructuración política de la época.

 

El Coronel Remón, de agudo olfato político aprovecha la coyuntura para imponer su arbitraje desde el cuartel. A partir de 1941, luego del derrocamiento de Arnulfo arias,  sin ser Comandante  de la Policía, ya Remón había asumido, literalmente, las riendas del país. Somete a las elites oligárquicas y dispone plenamente del poder durante casi toda la década de 1940 hasta que se hace Presidente de Panamá en 1952. (2)

 

Bien entrado su periodo gubernamental del Presidente Remón se hace sentir el intento de las clases dominantes de recuperar sus espacios perdidos. Una nueva generación menos atrasada, más educada y moderna exige la reconquista del poder y la eliminación de intermediarios militares en su ejecución.  Por ello, se puede suponer que tratarían de   desembarazarse  de Remón cuando sienten que el Coronel puede intentar perpetuarse en el poder luego de finalizado su periodo constitucional en 1956. (3)

 

El Coronel, se separa de la Comandancia el 30 de octubre de 1951  para correr como candidato presidencial. Deja atrás un cuerpo policial bien estructurado  con un acentuado espíritu de lealtad hacia su Jefe Supremo. Tras su candidatura se alinean la mayoría de las fuerzas políticas y económicas del país. Otras, con alguna esencia antimilitarista hacen una tibia  oposición. La Guardia Nacional, se implica claramente en el proceso electoral y funge como aparato coercitivo para asegurar la elección de su Comandante en Jefe.

 

La mayoría de las fuerzas oligárquicas son incorporadas por Remón a su plan hegemónico.  (La terna presidencial estará conformada por Remón, José Ramón Guizado y Ricardo Arias Espinosa como Primer y Segundo Vicepresidentes, respectivamente).  Ellas se sienten a gusto porque el Comandante les brindaría “seguridad y orden” para el éxito  de sus intereses económicos. Remón ungido a la Presidencia a partir de octubre de 1952, convierte a la institución armada, junto con sus oficiales en verdaderos guardianes de los intereses de las clases dominantes. 

 

El papel de hombre fuerte que se le había atribuido al Coronel durante su Comandancia en la Policía Nacional, ahora se pone en práctica como Presidente de la República. Se convierte en el primer gobierno jefaturado por un militar durante la época republicana.  Heredando una administración gubernamental caracterizada por el   desorden, la corrupción e inacción oficial, el nuevo Presidente inaugura una administración activa, de “orden estabilidad y firmeza”. Desde su asunción a la Presidencia, impone reformas económicas, y cambios fiscales que tratan de modernizar una economía con un atraso crónico. A pesar de la existencia de una agricultura feudal con un atraso abismal en el desarrollo social del país, los sectores oligárquicos siempre habían estado conformes porque sus negocios aunque dependientes y limitados en desarrollo, les representaban beneficios monopólicos. El Presidente imprime dinamismo y acción a la labor de gobierno. A criterio de algunos autores nacionales, esta fractura entre el conformismo de las clases oligárquicas y la acción transformadora del remonismo, produce el conflicto definitivo que distancia a Remón de los sectores que lo habían acogido en su seno. 

 

La política de sustitución de importaciones  constituye un verdadero plan gubernamental de Remón. Siempre acuñada por los intereses estadounidenses en Panamá, esta política marca el desarrollo de los postulados de la CEPAL,  diseñados como mecanismos de dominación durante la postguerra. Ella  define, en gran medida,  los conflictos entre los sectores primarios y de servicios (Sindicato de Industriales y Cámara de Comercio), que aún en nuestros días afloran entre las clases dominantes. (3)

 

Los resultados de los muy publicitados Tratados Remón-Eisenhower fueron cicateros. Sólo favorecieron a los sectores de la burguesía citadina, cuyos negocios con la Zona del Canal tuvieron pingues ganancias.(4) La lucha por la soberanía fue sacrificada vilmente. La frase de tinte nacionalista: Ni Millones Ni limosnas, que sirvió de motor a las grandes manifestaciones  (Marchas por la Patria) quedaron reducidas a migajas.

 

Bien entrado el periodo presidencial de Remón,  hace sentir entre las clases dominantes cierta incomodidad con la creciente dominación del Presidente en toda la esfera económica y política del país. (5) Una nueva generación de empresarios menos atrasados; más educados y modernos, había surgido y exigían la recuperación de los espacios perdidos y la sustitución de los intermediarios militares que,  desde 1947, habían hecho presencia ostensible en la cúpula del poder en Panamá. Por ello, se puede suponer que tratarían de desembarazarse del Presidente, quien cubría demasiados escenarios y se corría el riesgo de que pretendiera perpetuarse en el poder del Estado.

 

José Antonio Remón Cantera fue asesinado el dos de enero de 1955, entre las 7.30 y las 8 de la noche. Tras una placentera tarde dominical, rodeado de amigos, halagado por los éxitos en las carreras, las felicitaciones y bueno augurios de Año Nuevo, sorpresivamente. El, hasta el momento, hombre fuerte de Panamá, “cayó abatido por una bala calibre 38”. Así terminó la vida del político más poderoso de Panamá hasta el momento. Hubo inculpados, confesos, juicios, errores, caos, improvisaciones y, todo un gran revuelo momentáneo en un país en el que los acontecimientos trascendentales era escasos. Pero el crimen del Presidente fue cubierto con un manto de complicidad, que no permitió que nada se aclarara.(6).

 

NOTAS

 

1.- José Antonio Remón Cantera pertenecía a una de las familias históricas istmeñas. Un antecesor suyo, José Damián Remón, figura entre los subscriptores del Acta de la reunión del Cabildo Abierto del 9 de julio de 1831. Durante la República no se conocen mayores actuaciones de los Remón. Ninguno aparece entre los fundadores. Tampoco entre los convencionales de 1904…El apellido Remón principia a oírse, políticamente, a partir del ascenso a la Comandancia de la Policía Nacional del egresado de la Escuela Militar de México, José Antonio Remón Cantera.  Vásquez, Juan Materno. Anatomía de Una Infamia. Ediciones Olga Elena Panamá 1987.

 

2.- Remón consolidó su poder político mediante ele eclipse de Arnulfo Arias a quien mantuvo en la cárcel desde el 10 de mayo de 1951, tras su derrocamiento, hasta febrero de 1952. El Coronel, quien reiteradamente había negado aspiraciones a ser candidato a la presidencia, fue postulado formalmente, el 28 de octubre de 1951 en la provincia de los Santos. Dos días después renunció a la Comandancia de la Policía Nacional. Fue postulado por los Partidos Nacional Revolucionario, Unión Popular y el Liberal del Matadero. Posteriormente se suman el Partido Renovador y el Partido Revolucionario Auténtico. El grupo político comenzará a llamarse Coalición Patriótica Nacional. Los candidatos a Vicepresidentes serán José Ramón Guizado y Ricardo Arias Espinosa.

Las fuerzas opositoras a Remón conforman la Alianza Civilista, con el apoyo del partido Liberal Nacional, el frente Patriótico, el Partido revolucionario Independiente y el Socialista. Los candidatos serían Roberto F. Chiari (primo de Remón) y los vicepresidentes Norberto Navarro y César Quintero.

El 2 de abril de 1952, un mes antes de la elección, el periódico oposicionista La Hora, perteneciente a la familia Arias Madrid, apareció con un titular que reproducía a otro diario estadounidense, The New York Times, que decía así: “La Policía de Panamá es el ejercito privado de Remón,” y agregaba: “Remón no tiene dudas sobre su victoria, lo que es razonable, ya que la policía Nacional, la única fuerza armada de Panamá, es como un ejército privado del señor Remón”

 

3.-de acuerdo con el Doctor José Eulogio Torres Abrego, la crisis política que se genera en los primeros años de las postguerra es el producto de las contradicciones irreconciliables por los intereses de clase en Panamá. Grupos antagónicos se debaten entre mantener una economía abierta, basada en el comercio y los servicios y otros, quienes apuestan por un desarrollo económico hacia adentro basado en la agricultura, la ganadería  y la industria. El señalado autor sostiene que el punto inicial del conflicto surge con la primera presidencia de Arnulfo Arias, en 1940, cuyo mandato produce un cambio radical en la política económica del país. En su opinión, la política económica de Arnulfo Arias en 1940 y especialmente en 1950, tendiente al desarrollo primario y secundario de la economía y,  el consecuente desarrollo industrial diseñado por Remón,  a partir de 1952, crean las condiciones para un rompimiento entre las fuerzas oligárquicas tradicionales. Véase Torres Abrego, José E. Población, Economía y Sociedad en Panamá. II Parte. EUPAN. 2001.

 

(4).”Se destaca, por tanto, que la obra cumbre del gobierno de Remón, se agota en el beneficio directo a la oligarquía panameña, con olvido absoluto de las demás clases sociales y con olvido de los más graves  problemas que para la república de Panamá como la nacionalidad ha traído el Canal de Panamá. Y no solo hubo tal olvido, sino que con la concesión de Rio Hato se trasladaron esos problemas a las provincias centrales, incrustando un área de desnacionalización…” Tomado de La Oligarquía en el Banquillo de los Acusados (Anónimo aparecido en el Libro Cinco Ensayos,) Editora Vanguardia, México D.F. 1962.

 

5.- Remón a menudo declaraba que no tenía intensiones de mantenerse en el poder más allá de su periodo presidencial. Sin embargo, no pocos crían lo contrario. “ Quiero declarar a ustedes que es falso que yo pretenda continuar en el poder después del primero de octubre de 1956. No lo aceptaría ni aún en el caso que me lo pidiesen todos los partidos y todos los panameños” Declara ración aparecida en un periódico de la localidad antes del año nuevo de 1955.         Durante un debate en la Asamblea Nacional sobre el tema constitucional de la reelección, el Diputado Francisco Pardini, del Partido de Remón, dijo en una ocasión que “había Remón para rato” citado por Pippin, Larry  LaRae. The Remón Era: An Analisis of a Decade Events in Panama. 1947-1957. Stanford University, 1964.

 

 

6.- El Ingeniero José Ramón Guizado, Primer Vicepresidente de Remón, quien fue inculpado del crimen, destituido del cargo, sometido a juicio como autor intelectual del asesinato y quien permaneció detenido desde el 29 de marzo de 1955 hasta el 11 de diciembre de 1957, publicó una obra titulada “El Extraño Asesinato del Presidente Remón” en la que llega a las siguientes conclusiones sobre el crimen del Hipódromo de Juan Franco:

“ A.  Que el asesinato del Presidente Remón fue motivado por dos fuerzas distintas: la una Externa Económica, en la que prevalecía el contrabando, de drogas heroicas, y la segunda, las ambiciones de orden políticas.

B.  Que ambas fuerzas, hábilmente coordinadas, coincidieron el fatídico 2 de enero en Juan franco para llevar a cabo el alevoso crimen.

C.  Que los intereses creados de la oligarquía imperante en nuestro país, así como las desorbitadas ambiciones en el orden político de estos elementos que integran la fuerza interna, planeó y consiguió mi separación de la Presidencia de la República, mediante una trama diabólica….

D. Que privaron los intereses de la poderosa fuerza interna sobre los naturales deseos de la ciudadanía para descubrir y castigar a los verdaderos culpables.”

 

El día 6 de diciembre de 1957, el Diario La Nación,  luego de finalizado el juicio contra los implicados en el crimen de Remón, en el cual todos fueron absueltos, publicó un editorial del tenor siguiente: Hoy llega a su climax una de las etapas históricas más trágicas y patéticas de la República. Se inició en la noche del  2 de enero de de 1955, cuando en circunstancias que no han sido aclaradas, por decisión deliberada de las fuerzas políticas que antepusieron el control del Gobierno a cualquier otra consideración, cayeron abatidos a balazos el Presidente Remón y otros ciudadanos en el palco del viejo hipódromo de Juan Franco. Aquel crimen, el otro crimen del derrocamiento del Presidente  Guizado y el tercer crimen de desviar maliciosamente la investigación, para mantener en el misterio los antecedentes y razones de ambos hechos, llevaron a  la República de Panamá a un grado de bochorno y desprestigio internacional sin precedentes.

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA.

 

Anónimo. “La Oligarquía Panameña en el Banquillo de los Acusados”Publicado en el Libro Cinco Ensayos. Editora Vanguardia. México D.F. 1962.

 

Guizado, José Ramón..El Extraño Asesinato del Presidente Remón..Barcelona, España. 1964.

 

Pippin, Larry LaRae.. The Remón Era: An Analisis of a Decade Events inPanamá 1947-1957. Stanford Universsity. 1964.

 

Ricord, Humberto..Los Clanes de la Oligarquía Panameña y el Golpe deEstado de 1968. .en Política y Sociedad. No. 5 Panamá. 1968.

Romeo, José Vicente. Del Caso Remón-Guizado.  INAC. Panamá 2000.

 

Torres Abrego, José E. Población,  Economía y Sociedad en Panamá. Tomo 2. Editorial Universitaria. Panamá 2000.

 

Vásquez, Juan Materno..Anatomía de una Infamia. Ediciones Olga Elena, Panamá 1987.

 

Zúñiga, Carlos Iván..El Proceso Guizado. (Un Alegato para la Historia) Eteesa. Lima. 1957.

 

 

 

 

POR: IVÁN A. RICORD B.

8-123-242.

Profesor Titular del Centro Regional Universitario de San Miguelito.

Universidad de Panamá.



 

 

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