Las históricas relaciones cubano - norteamericanas

19.09.2015 12:58

Las históricas relaciones cubano - norteamericanas 

 

Iván A. Ricord B. opinion@laestrella.com.pa

Al igual que sus vecinos inmediatos, México y Canadá, Cuba siempre ocupó, desde muy temprano, un lugar especial en la política exterior estadounidense.

Durante la dominación hispana sobre la isla, Cuba era de vital interés para los Estados Unidos. Aspiraba a que ella se mantuviera como colonia española para evitar su independencia y que, finalmente, pudiera ser anexada. John Quincy Adams mencionó, en 1822, la Ley de la Gravitación Política o, algo así como la anexión final de Cuba a Estados Unidos ‘como una fruta separada de su árbol por la fuerza del viento no puede, aunque quiera, dejar de caer en el suelo, así Cuba, una vez separada de España y rota la conexión artificial, es incapaz de sostenerse por sí sola, tiene que gravitar necesariamente hacia la Unión Norteamericana'.

Cuando los mambises estaban a punto de triunfar en la guerra por la independencia en 1898, fue el momento en

que el Gobierno de Estados Unidos llegó a la conclusión de que la fruta estaba madura y se apresuró a intervenir en el conflicto.

El enero de 1899, Estados Unidos entraba formalmente en posesión de Cuba. Se materializaba así una antigua ambición. La ocupación militar directa dura hasta el 1902, cuando se cumplen los objetivos de abrir el país a la sumisión económica y política. Al final de ese período trágico, igual que en Panamá, con el Tratado Hay-Bunau-Varilla, se impuso la ignominiosa Enmienda Platt, apéndice constitucional con la que cargó Cuba por más de 30 años. Además, se impuso la ocupación de la Base Naval de Guantánamo.

Cuba se convierte en un país monoproductor de azúcar e importador de bienes de consumo. (Cuba fue el primer país latinoamericano en usar un televisor estadounidense). La desbordante presencia norteamericana, valorada por algunos como una garantía de la estabilidad y de una forma de vida satisfactoria, era rechazada por otros como una transgresión intolerable de la independencia y la dignidad del pueblo cubano. Quizá, la mayoría de los cubanos la consideraba como una realidad contra la cual era inútil luchar.

Solo hubo dos períodos de Gobiernos electos en sosiego; los de los presidentes Ramón Grau y Carlos Prío. La segunda etapa de vida ‘independiente' estuvo dominada por la figura de Fulgencio Batista. Se eliminó la Enmienda en 1934, pero Batista supo mantener la dominación imperial, manejando los destinos del país a la sombra de los cuarteles y de la acuciosa asesoría de los embajadores Summer Well y Jefferson Caffery. Batista será el poder detrás del poder en Cuba. Es electo como presidente en

1952, gobernando consecutivamente hasta que es depuesto por la revolución de Castro en 1959. En ese lapso, se convirtió en el más confiable y seguro servidor de los intereses estadounidenses.

Como consecuencia del triunfo de la revolución castrista, se impusieron reformas económicas y políticas drásticas en Cuba. Por ese motivo, los Estados Unidos suspenden la ayuda a la isla. El 3 de enero de 1961 rompen unilateralmente sus relaciones con Cuba.

Cuba fue expulsada de la OEA 1962 por recomendación de los Estados Unidos. En aquella reunión de Uruguay, hubo catorce votos a favor, dos votos en contra de (México y de la propia Cuba). Se abstuvieron Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Ecuador. A pesar de haber sido aprobado su reingreso en 2009, Cuba no lo ha hecho por decisión soberana.

Durante el siglo XX, luego del rompimiento de 1961, solo durante las administraciones de Gerald Ford y de James Carter, se abrieron procesos de normalización de las relaciones. Ellos estuvieron condenados al fracaso desde su formulación, pues fijaron como condición para alcanzar acuerdos que Cuba limitara su activismo internacional, fundamentalmente en Angola. Durante el periodo de Carter se logró la apertura de una Oficina de Intereses mutuos.

A pesar de que las características políticas del Gobierno cubano no han variado, hoy los Estados Unidos han decidido restablecer las relaciones diplomáticas, luego de más de medio siglo de distanciamiento, en una demostración de una política exterior realista.

*PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ.

 

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